El presidente Donald Trump heredó la mejor economía del mundo en 2017 y ayudó a que fuera una de las peores. Con cualquier presidente la pandemia de coronavirus habría hecho que los estadounidenses se sintieran miserables, pero fue el desafío de Trump a la ciencia, los mensajes confusos y el vitriolo incesante lo que sumió al país en un pantano de desempleo, con una disminución de la participación laboral y desplome de la confianza empresarial no vistos en ningún otro país desarrollado. Los cuatro años de Trump en el cargo ya se consideran el mayor desastre económico para cualquier presidente de Estados Unidos en los tiempos modernos, según datos compilados por Bloomberg.
No tenía que ser tan sombrío. Docenas de países que enfrentan los mismos desafíos muestran repuntes superiores en las tasas de contagio, mortalidad y desempleo, y una recuperación más rápida de los negocios después de los cierres a principios de este año. Pero el desdén de Trump por las pruebas de anticuerpos, el seguimiento de contactos, el distanciamiento social y los tapabocas, entre otros requisitos para contener el coronavirus, permitió a EE.UU. liderar el ranking mudial de casos confirmados y muertes (aunque no en muertes per cápita). En lugar de alcanzar su punto máximo a fines de abril con más de 30.000 nuevos contagios diarios por covid-19 en EE.UU., el virus resurgió en julio, un marcado contraste con regiones tan densamente pobladas como Hong Kong, donde el covid-19 se redujo a números insignificantes un mes después de alcanzar su máximo en marzo.
La terrible consecuencia es que Estados Unidos ya no funciona. La tasa de desempleo de 14,7% en abril fue la más alta desde 1948, cuando Harry Truman era presidente, según datos compilados por Bloomberg.
Trump aplaudió cuando el Departamento del Trabajo informó una disminución a 11,1% en junio. No mencionó que el desempleo en Estados Unidos seguía superando la tasa de 3,9% del Reino Unido, que redujo sus contagios diarios en dos meses después de experimentar la mayor cantidad de muertes por covid-19 en Europa. Francia, Italia y España se vieron afectadas de forma similar por el covid-19, sin embargo, su desempleo es aproximadamente la mitad del porcentaje de estadounidenses sin trabajo, según datos compilados por Bloomberg.
A diferencia de Francia y Alemania, que trataron el coronavirus de forma sistemática para preparar el camino hacia un repunte sólido, es menos probable que EE.UU. logre una recuperación espectacular después de perder más de 20 millones de empleos en abril, mientras que la tasa de participación laboral se desplomó 2,5%. Según datos compilados por Bloomberg, esto representa una caída sin precedentes desde que se comenzó a llevar registros durante el primer mandato de Truman. El daño de tales dislocaciones no ha aparecido en las encuestas de opinión que muestran que los votantes mantienen una confianza moderada en la administración económica de Trump. Pero se refleja claramente en el índice de confort del consumidor de Bloomberg, que cayó 16,8 puntos porcentuales en abril, la mayor cantidad desde que se comenzaron a recopilar los datos en 1985, cuando el presidente Ronald Reagan estaba en su segundo mandato.
Economía de EE.UU. muestra desajuste en oferta y demanda
En el mercado de valores, donde el S&P 500 recuperó su caída de marzo, la confianza de los inversionistas sigue siendo precaria según el índice VIX. Según datos compilados por Bloomberg, el ampliamente seguido indicador de incertidumbre de los inversionistas aumentó a un récord de 82,7 en marzo, superando el nivel de 80,9 registrado en noviembre de 2008, durante la crisis financiera.
Trump tuvo la oportunidad de frenar el covid-19 siguiendo el ejemplo de Hong Kong e insistiendo en que todos los estadounidenses usaran tapabocas. “Lo único que se puede hacer es el enmascaramiento universal, eso es lo que lo detuvo”, dijo el profesor Yuen Kwok-Yung, un destacado experto en coronavirus que asesora al Gobierno de Hong Kong, en un ensayo en el Wall Street Journal. Antes de que Texas reportara un récord de 194.932 casos de covid-19 este mes, los alcaldes de Austin y San Antonio dijeron lo mismo: si Trump usara un tapabocas, se salvarían vidas y las perspectivas económicas serían más positivas.