El izquierdista Gabriel Boric fue elegido presidente de Chile el domingo con una plataforma que busca elevar los impuestos, desarrollar industrias más ecológicas y reducir la desigualdad en una de las economías más ricas de Sudamérica.
Con un 69% de los votos escrutados, el exlíder estudiantil contaba con el apoyo del 55%, seguido por el rival conservador José Antonio Kast, con un 45%, Informó el Servicio Electoral de Chile, Servel. Boric, de 35 años, asumirá el cargo en marzo como uno de los presidentes más jóvenes del mundo.
Su victoria allana el camino no solo para un cambio generacional, sino también para los mayores cambios económicos en décadas en uno de los países favoritos del mercado financiero mundial. Su triunfo se produce después de una campaña altamente polarizada que solo se moderó en la recta final, a medida que ambos contendientes cortejaban a los electores de centro.
Boric se enfrentará a enormes desafíos, incluido un Congreso dividido, una caída del crecimiento económico, la redacción de una nueva Constitución y la persistente amenaza de desasosiego social.
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El presidente electo se describe a sí mismo como un socialista moderado que rechaza los modelos de extrema izquierda de Cuba y Venezuela. Sin embargo, Kast y sus seguidores no confían en sus dichos y, señalando la alianza de Boric con el Partido Comunista, indican que temen que el país, famoso por años de crecimiento económico después de inclinarse hacia la política neoliberal, se enfrente a un desastre si Boric gana.
De manera similar, los partidarios de Boric consideran que Kast representa un retroceso peligroso hacia la dictadura de derecha del general Augusto Pinochet, debido al énfasis de Kast en el orden público, las costumbres sociales conservadoras y la lucha contra la inmigración.
Boric, soltero, barbudo y tatuado, se hizo conocido hace una década cuando encabezó manifestaciones a nivel nacional que exigían educación gratuita y de calidad. Se postuló con éxito al cargo de diputado en 2013 y fue reelecto para un segundo mandato en la Cámara Baja en una votación aplastante.
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Su énfasis en la justicia social coincidió con un período de disturbios que explotó por un aumento de las tarifas del transporte público en 2019 y rápidamente se extendió hasta convertirse en un movimiento más amplio que exigía mejoras a los servicios de salud, el transporte público y las pensiones. Durante la campaña presidencial, Boric a menudo prometió que “si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”.
Al votar el domingo en Punta Arenas, su ciudad natal en la Patagonia, dijo que representaba a “nuevas generaciones que entran a la política con las manos limpias, el corazón caliente, pero con la cabeza fría”.
Boric quiere desmantelar algunos pilares de la economía de Chile, como sus fondos de pensiones privados, que forman la base de los mercados de capitales locales. Él respalda un aumento de los impuestos, tanto para los ricos como para la trascendente industria minera de la nación —Chile es el mayor productor de cobre del mundo— al mismo tiempo que promete mantener bajo control la deuda del Gobierno.
Kast criticó a Boric por ser blando contra la delincuencia, cambiar de opinión sobre temas clave y respaldar una cuarta ronda de retiros anticipados de fondos de pensiones que asustaron a los inversionistas. También se han planteado dudas sobre la inexperiencia y la juventud de Boric.
Su victoria probablemente hará que el peso se deprecie en el corto plazo a 880-890 por dólar, desde los niveles actuales más cercanos a 850 pesos por dólar, mientras que la bolsa de valores de referencia, IPSA, caerá a 4.000 puntos, desde alrededor de 4.300, escribió Jorge Selaive, economista jefe de Scotiabank Chile, en Twitter el 16 de diciembre.
En marzo, Boric tomará el timón de una nación que se enfrenta a una agitación política sin precedentes. El malestar social dio inicio al proceso de redacción de una nueva Constitución, que ahora está siendo desarrollada por una Convención Constitucional de mayoría izquierdista, que se someterá a un referéndum nacional en 2022.
El nuevo presidente también tendrá que lidiar con una desaceleración del crecimiento económico, el que disminuiría desde un máximo histórico de aproximadamente un 12% este año a una tasa cercana al 2%, según el banco central. Los encargados de la política monetaria están elevando las tasas de interés para controlar una vertiginosa inflación y, aunque Chile todavía tiene cuentas fiscales relativamente sólidas, la relación deuda/PIB ha aumentado rápidamente en medio del gasto pandémico.
A nivel regional, la elección de Chile sigue al triunfo de Pedro Castillo en Perú a principios de este año, y puede impulsar a los candidatos de izquierda en Colombia y Brasil, que celebrarán elecciones presidenciales el próximo año. De manera similar a Chile, ambos países enfrentan un entorno político cada vez más polarizado.