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El coronavirus da nuevas alas a los médicos de Cuba

Al igual que muchos de sus vecinos en el hemisferio que se preparan para la pandemia de coronavirus, Cuba está en peligro. Aunque el régimen socialista cuenta con médicos de clase mundial y un compromiso con la atención médica para todos, la realidad es más complicada. COVID-19 es cualquier cosa menos una enfermedad de oportunidades equitativas: los compañeros con conexiones o acceso a dólares tienen una mejor posibilidad de obtener medicamentos y llevar alimentos durante una cuarentena, informa

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Al igual que muchos de sus vecinos en el hemisferio que se preparan para la pandemia de coronavirus, Cuba está en peligro. Aunque el régimen socialista cuenta con médicos de clase mundial y un compromiso con la atención médica para todos, la realidad es más complicada. COVID-19 es cualquier cosa menos una enfermedad de oportunidades equitativas: los compañeros con conexiones o acceso a dólares tienen una mejor posibilidad de obtener medicamentos y llevar alimentos durante una cuarentena, informa la periodista independiente Yoani Sánchez.

La autocracia isleña no cuenta con una vacuna contra las penurias económicas provocadas por una emergencia sanitaria mundial. Si bien el brote aún es incipiente (11 casos confirmados y una muerte al 19 de marzo), el temor al contagio ya está perjudicando al turismo, la segunda fuente de divisas más grande de Cuba. El economista cubano Pavel Vidal, catedrático de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, estima que las llegadas de turistas caerán entre un 8% y un 12% este año. Las interrupciones mundiales previas —el 11 de septiembre, el SARS y los brotes de gripe porcina— sugieren que el impacto al turismo en Cuba podría durar mucho más que la epidemia, prolongándose de 16 a 18 meses, dijo Vidal.

Sin embargo, Cuba también puede ser uno de los pocos países para los que la pandemia represente una oportunidad. Los médicos cubanos fueron unos de los primeros que brindaron ayuda internacional en Wuhan para atender a los enfermos y asistir a las autoridades chinas en terreno. Trajeron medicamentos caseros, una variedad de interferón utilizado para tratar el cáncer, que según La Habana ayuda a los pacientes afectados por el virus, y algunos entusiastas del régimen lo anunciaron erróneamente como una cura maravillosa. “Cuba va a la cabeza, a la vanguardia, ¡como siempre!”, elogiaba el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ante la prensa en Caracas a principios de este mes.

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Según informes, los médicos de la isla también se dirigen a España e Italia, y ayudarán a prepararse para un brote en Nicaragua.

Los médicos cubanos ya eran una marca global. Desde la década de 1960, oleadas de sus médicos y especialistas médicos han entregado su ayuda a decenas de países en desarrollo. Recientemente, en 2015, los cubanos desplegaron 37.000 médicos en 77 países, según un estudio de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania.

Esto no fue altruismo. En el apogeo de las misiones médicas internacionales, en 2013, los médicos cubanos enviaron US$10.200 millones de regreso a La Habana, según cifras oficiales del gobierno. Si bien el alcance es mucho menor hoy en día, los servicios médicos siguen siendo la mayor exportación de Cuba, tras aportar US$6.400 millones o el 43% de las ganancias extranjeras, el doble que el turismo, en 2018.

Luego vino el contragolpe. A medida que su impronta se extendía, las misiones médicas cubanas también fueron objeto de críticas. Los médicos en el extranjero obtuvieron salarios escandalosamente bajos —hasta el 70% permaneció en arcas del gobierno— y fueron objeto de intimidación. Los partidarios del régimen se preocuparon de que algo malo pasara, impusieron toques de queda y restringieron los contactos con las sociedades de acogida. El programa también se vio afectado cuando la Marea Rosa de los gobiernos izquierdistas amigos de Cuba en América Latina fue expulsada del poder. Bolivia, Brasil y Ecuador cancelaron sus contratos con La Habana. Unos 8.000 médicos abandonaron Brasil solo en la elección en 2018 del populista de derecha Jair Bolsonaro, quien prometió destripar el programa. La implosión económica en Venezuela, hasta hace poco uno de los mejores clientes de Cuba, redujo aún más el intercambio médico de La Habana.

Desde entonces, Cuba ha estado luchando por crear nuevos mercados y reponer el flujo de divisas. Los funcionarios cubanos están negociando la prestación de servicios médicos a comunidades indígenas desatendidas en Canadá. Los médicos de la isla ya están en Guayana Francesa y han realizado misiones en Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Catar. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, un socialista, abrió las puertas a los médicos cubanos cuando Brasil cerró las suyas.

La pandemia de coronavirus podría profundizar la tendencia e incluso reabrir las fronteras: el Ministerio de Salud de Brasil anunció un plan de contingencia para contratar decenas de médicos, incluidos cubanos. "El personal médico cubano podría ayudar a los países con una infraestructura de atención médica deficiente a realizar pruebas sistemáticas y establecer instalaciones de emergencia para tratar a los pacientes", dijo William LeoGrande, experto en Cuba de la American University. "Cuando esté disponible una vacuna podrían ayudar a planificar y llevar a cabo vacunaciones masivas, algo que habitualmente se hace en Cuba".

Por muy alentador que parezca, enviar aviones cargados de médicos contratados para luchar en la primera línea de una pandemia no es un buen remedio. "El gobierno tiende a ver que lo mejor para la economía son los ingresos que van directamente al presupuesto estatal", me dijo Vidal. El resultado son servicios ineficientes, pocos beneficios para la economía de consumo y médicos esclavos asalariados, lo que otorga mala fama al mayor atractivo del poder blando cubano. "El gobierno cubano debe cambiar el modelo de negocio", dijo Vidal.

En lugar de llenar los cofres de La Habana, Cuba debería hacer lo correcto por sus médicos y su propia impronta. "La mayor parte de los ingresos se deben dejar a los médicos, quienes podrían traer sus sueldos a Cuba, ayudar a sus familias y fomentar la economía al expandir el consumo y realizar inversiones en el sector privado emergente", dijo Vidal.

Con 159 naciones (incluyendo a casi todas las del continente americano) enfrentando una enfermedad mortal, cuanto más personal médico capacitado acuda a este llamamiento mundial, mejor. Los médicos voladores de Cuba se adaptan bien a la tarea. El pronóstico para La Habana es menos claro.