La inflación de Brasil registró en la primera quincena de marzo su mayor aceleración desde octubre debido a un aumento en los costos de alimentos.
El índice IPCA-15 subió 0,54 por ciento frente a mediados de febrero, por sobre el 0,51 por ciento pronosticado por analistas encuestados por Bloomberg. Desde agosto que el índice no superaba las estimaciones. La inflación a 12 meses fue de 4,18 por ciento, lo que supone el ritmo más rápido desde noviembre y roza el objetivo de 4,25 por ciento, informó el martes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
La inflación es algo con lo que también lidiaron anteriores presidencias como las de Michel Temer y Dilma Rousseff, principalmente tras las denuncias con las que terminaron tras las rejas. Por ejemplo, los precios al consumidor durante 2015 se aceleraron un 7,9% en 12 meses, cuando el Gobierno tenía metas de inflación de 4,5% y pretendía terminar con una recesión galopante. Jair Bolsonaro se basa en estas situaciones pasadas para responder a las críticas.
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De todos modos, el escenario no es tan hostil, a pesar de estos números algo negativos. Es que el mercado laboral brasilero, para satisfacción del actual presidente, empezó a dar muestras de franca mejoría, luego de malos escenarios.
El Gobierno, a lo largo del lunes 25 de marzo, publicó una serie de datos importantes, revelando que la economía generó la mayor cantidad de empleos en los últimos cinco años. Son 173 mil nuevos puestos de trabajo que, durante febrero, casi duplicaron la estimación, y superaron con creces las cifras del primer mes del año, enero, que mostró sólo 34.313 empleos nuevos.
"Hoy es un día importante, porque hay señales de que la recuperación de empleos será consistente en 2019", manifestó en este sentido Rogério Marinho, secretario especial de Trabajo y Pensiones del Ministerio de Economía de aquel país. Hasta enero, la tasa de desempleo se ubicaba en 12 por ciento, de acuerdo a lo publicado a fines de febrero por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.De esta manera, esta tasa acumula ya seis bajas consecutivas, más allá de que se mantiene en dos dígitos, algo con lo que Bolsonaro pretende terminar pronto.
