Los ingresos y gastos de los estadounidenses registraron lentos avances en julio, pese a recibir cierto alivio en los precios, lo que indica que la economía está sintiendo los efectos de la inflación más alta en una generación.
Las compras de bienes y servicios, ajustadas por las variaciones de precios, aumentaron un 0,2% después de permanecer estables el mes anterior, según datos publicados el jueves por el Departamento de Comercio. La estimación mediana en una encuesta de Bloomberg a economistas era de un avance del 0,4%.
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El índice de precios de gastos de consumo personal, que la Reserva Federal utiliza para su objetivo de inflación, cayó un 0,1% con respecto al mes anterior y subió un 6,3% frente a julio de 2021. Eso todavía está muy lejos del objetivo del banco central, de 2%.
Excluyendo los alimentos y la energía, el índice de precios subió un 0,1% en el mes. La lectura básica se elevó un 4,6% con respecto a un año antes, una ligera desaceleración frente al mes anterior.
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El informe, más débil de lo esperado, sugiere que la columna vertebral de la economía comenzó el tercer trimestre sobre una base más difícil de lo que se pensaba anteriormente. Si bien un mercado laboral sólido junto con aumentos salariales considerables y sostenidos han respaldado el gasto de los consumidores en los últimos meses, la inflación generalizada está mermando esas ganancias.
Y el panorama se vuelve cada vez más turbio. La Fed está elevando agresivamente las tasas de interés para hacer frente a las presiones de los precios, y el consiguiente aumento de las tasas hipotecarias ha provocado una brusca contracción en el mercado de la vivienda. La trayectoria del gasto de los consumidores determinará en gran medida el camino de la economía general.