Turquía acapara los titulares, pero sus problemas financieros no son únicos. El factor subyacente de la crisis económica de Turquía no es la detención de un pastor estadounidense o la oposición del presidente Recep Tayyip Erdogan a las tasas de interés más altas; sino la sostenida alza de las tasas de interés de Estados Unidos.
Detrás de la caída de la lira y la presión sobre los mercados emergentes, en general, hay un mundo monetario desequilibrado. El dólar sigue siendo la superpotencia cambiaria; mientras la Reserva Federal continúe elevando las tasas de interés más y más rápido que cualquier otro país, el mundo en desarrollo estará en aprietos. Las diferencias entre Turquía y el resto son de proporción, no de tipo.
El dólar sigue siendo la superpotencia cambiaria
No espere que el presidente de la Fed, Jerome Powell, marque un gran cambio de rumbo en el simposio del banco central en Jackson Hole que se realizará esta semana. Es posible que reconozca dificultades en el exterior, pero su atención se centra en EE.UU., y la fortaleza de la economía local no justifica un alto en las alzas de tasas en este momento.
El avance de China y la antipatía global hacia el presidente Donald Trump no han hecho mella en la supremacía financiera del dólar estadounidense. A pesar de las predicciones eternas del eclipse del dólar, este representa más del 60 por ciento de las reservas mundiales; el euro, que supuestamente competiría con el dólar, representa alrededor del 20 por ciento; el yuan chino, que se agregó a la canasta de reservas del Fondo Monetario Internacional con gran fanfarria hace algunos años, representa el 1,4 por ciento.
El dólar estuvo presente en casi el 90 por ciento de las transacciones de divisas, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales. El yuan está progresando, pero permanece por debajo del 5 por ciento.
El yuan está progresando, pero permanece por debajo del 5 por ciento
¿Qué tiene que ver China con Turquía? A menudo se considera que China es un referente de los mercados emergentes y un desafío para la supremacía financiera estadounidense. China ha dado pasos enormes y está empezando a comportarse como un estabilizador en asuntos mundiales, más que un perturbador. Sus líderes han tenido cuidado de responder de forma proporcional y no provocadora a los exabruptos comerciales de Trump. Pero a pesar de todo eso y de todas las predicciones de la supremacía económica de China, sus mercados de capital son pequeños en relación con los de EE.UU., por lo tanto, el dólar aún marca la pauta.
Cuando las tasas de interés de EE.UU. son bajas o están disminuyendo, el capital generalmente tiende a fluir hacia los mercados emergentes donde los riesgos son mayores y los rendimientos esperados son mejores. Cuando la Fed sube las tasas y los bancos centrales de Occidente retiran estímulos, los mercados emergentes se vuelven vulnerables. Esa es la corriente contra la cual está nadando Turquía.
Todo esto no quiere decir que un mundo financiero unipolar sea bueno; o que durará para siempre. La última década demuestra que los bancos estadounidenses pueden colapsar tal como un mercado emergente y ser rescatados. (Mahathir Mohamad, antiguo líder de Malasia que hace poco regresó al poder, fue premonitorio al respecto). Y a pesar de todas sus fortalezas, la Fed ha cometido algunos errores grandes a lo largo de los años.
La influencia de China en los mercados de capital también crecerá con el tiempo. A medida que su producto interno bruto se aproxima al de EE.UU., China requerirá un sistema financiero y un banco central acordes con esa envergadura.Hasta entonces, el dólar es el rey.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.