La mayor alianza mundial de fabricantes de automóviles enfrenta su mayor desafío hasta el momento, en la medida que la detención de su icónico presidente amenaza con poner fin a la unión de compañías automotrices que él forjó hace casi dos decenios.
Tras el anuncio de Nissan Motor Co. de que planeaba despedir a Carlos Ghosn como presidente a horas de que comenzaran a surgir acusaciones en su contra en los medios japoneses, y en tanto Mitsubishi Motors Corp. se aprestaba a hacer lo mismo, el foco se desplaza al tercer socio del triunvirato de fabricantes de autos: Renault SA.
La junta directiva de la compañía francesa, que retuvo a Ghosn como máximo responsable después de que éste dejara esa función en Nissan, se dispone a realizar una reunión de emergencia hoy martes por la tarde. Los directores deberán decidir si respaldan a su líder o si le sueltan la mano para que enfrente solo las acusaciones de presuntas infracciones financieras.
Lo que está en juego es una alianza que confirió a Renault importancia mundial al darle acceso a los conocimientos y la experiencia de Nissan en materia de fabricación y desarrollo. Aliándose a Nissan -cuyo CEO apenas contuvo su indignación de cara a las presuntas acciones de Ghosn en una conferencia de prensa en las últimas horas del lunes- Renault tendría una mejor chance de mantener con éxito el acuerdo. Seguir siendo leal a Ghosn correría el riesgo de enemistar a Nissan, ya disgustada con algunos aspectos de la asociación de las empresas.
"Cuesta no inferir que podría abrirse un abismo entre Renault y Nissan"
“Cuesta no inferir que podría abrirse un abismo entre Renault y Nissan”, dijo Max Warburton, analista de Sanford C. Bernstein en Londres.
La noticia de la detención de Ghosn se había conocido sólo horas antes cuando comenzó a sumar tensión a la relación de las automotrices. En su conferencia de prensa en Tokio, el CEO de Nissan, Hiroto Saikawa -antiguo hombre de confianza de Ghosn-, pintó un panorama sombrío de un ejecutivo con demasiado poder y muy poca supervisión, lo que podría haber contribuido, dijo, a la presunta mala conducta financiera. No obstante, el CEO también lanzó un ataque a la asociación Renault-Nissan, diciendo que el mercado japonés había quedado subvaluado y que algunas decisiones en materia de productos eran sesgadas.
En Francia, donde el estado es dueño del 15 por ciento de Renault, los funcionarios se apresuraron a demandar continuidad en un pacto que, según los observadores, ha favorecido durante mucho tiempo a la parte francesa. El presidente Emmanuel Macron dijo que estaría “sumamente atento” a la estabilidad de la alianza Renault-Nissan.
Los interrogantes respecto de la vida sin Ghosn gravitaron sobre las acciones de las tres automotrices. Nissan cayó 6,5 por ciento en Tokio este martes en tanto Renault SA terminó las operaciones del lunes en París un 8,4 por ciento abajo, alcanzando el nivel más bajo desde enero de 2015. La noticia de la detención se conoció después del cierre de las operaciones en Japón este lunes. Las acciones de Mitsubishi Motors se desplomaron 7,8 por ciento.
La agitación generada por la caída de Ghosn habla del rol desmesurado del ejecutivo que mantenía unida una empresa que prácticamente construyó solo. Como máximo responsable de Renault, presidente de Nissan y nuevo socio de Mitsubishi Motors, este hombre de 64 años fue el denominador común y el motor de la asociación formada originalmente en 1999, cuando Nissan estaba al borde del colapso. Más de una vez desde entonces, Ghosn intervino para apaciguar a accionistas peleadores, y su alejamiento no deja ninguna persona obvia para cubrir esa función.
