El comercio minorista de Brasil registró su primera contracción mensual desde julio ante caídas generalizadas en bienes que van desde los combustibles hasta el vestuario, debido a que los altos costos de endeudamiento y una inflación superior a la meta están afectando los bolsillos de los consumidores.
Las ventas disminuyeron un 0,6% en noviembre con respecto al mes previo, por encima de la mediana de las estimaciones de los analistas encuestados por Bloomberg, de una reducción de 0,3%, informó el miércoles el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Frente a noviembre de 2021, el sector se expandió un 1,5%.
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Las ventas minoristas de Brasil han mostrado variados resultados en los últimos meses. La demanda en la economía más grande de América Latina se está viendo afectada por partida doble: una tasa clave del 13,75% y una inflación superior al objetivo. Por otro lado, un activo mercado laboral y los recortes de impuestos tras las medidas de confinamiento de la pandemia han beneficiado el consumo.
Las ventas de combustible cayeron un 5,4% frente al mes anterior, mientras que las de vestuario y calzado se contrajeron un 0,8%, según el IBGE. Por otra parte, las ventas de muebles y electrodomésticos aumentaron un 2,2%.
En el futuro, los analistas dicen que los efectos del multimillonario estímulo introducido por el último Gobierno se desvanecerán o partes de ese programa expirarán.
No obstante, antes de asumir el cargo este mes, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva consiguió la aprobación del Congreso para elevar el tope del gasto público, lo que permite un gasto adicional de 168.000 millones de reales (US$32.000 millones) en 2023. Los fondos se utilizarán para financiar las entregas de dinero a brasileños pobres y otros programas de asistencia social.