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Andrés Borthagaray: “La prohibición de la pirotecnia sonora es una medida que va de buen sentido”

El arquitecto y urbanista advirtió sobre los graves efectos de la contaminación sonora en la Ciudad de Buenos Aires y destacó la prohibición de la pirotecnia sonora como un primer paso hacia una política más integral.

Pirotecnia
Pirotecnia | Stock

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la prohibición de la pirotecnia sonora, una decisión que, para el arquitecto y urbanista Andrés Borthagaray, responde a una necesidad urgente de salud pública.

En diálogo con Canal E, el especialista sostuvo que “es una medida que va de buen sentido por los efectos que produce en la población en general, en las personas con sensibilidades particulares y en los animales”, y remarcó que el ruido constituye un problema sanitario subestimado.

Borthagaray recordó que la Ciudad cuenta con la Ley 1540, que regula los niveles de ruido, aunque su cumplimiento es deficiente. “Tenemos niveles que tendemos a superar ampliamente a lo largo de todo el año”, señaló, y agregó que esta situación debería impulsar un control más generalizado, más allá de fechas puntuales como las fiestas.

La Ciudad, por encima de lo recomendado por la OMS

El urbanista explicó que incluso los límites establecidos localmente son más permisivos que los sugeridos por la Organización Mundial de la Salud. “La OMS recomienda no superar los 53 decibeles de día y los 45 de noche, y aun así, en la Ciudad esos valores se exceden”, afirmó. Según indicó, la Ley 1540 preveía un mapa de ruido y una encuesta de percepción ciudadana que permitirían dimensionar el problema, pero esas herramientas aún no se aplicaron de forma integral.

Para Borthagaray, la prohibición de la pirotecnia sonora debería funcionar como punto de partida para una política sostenida. “Esto afecta el aprendizaje de los chicos en la escuela, la capacidad de descanso y tiene efectos cardíacos y otros trastornos”, alertó. Además, mencionó otras fuentes críticas como recitales y eventos masivos que generan contaminación acústica localizada y requieren mayor control estatal.

Arquitectura, tecnología y movilidad urbana

Desde su mirada profesional, Borthagaray destacó que existen avances tecnológicos para mitigar el ruido, tanto en edificios como en el espacio urbano. Mencionó investigaciones desarrolladas por universidades nacionales, pero aclaró que la prevención es clave. “Si se redujera la velocidad máxima de circulación, ya habría un efecto inmediato en la disminución del ruido ambiente”, explicó.

También advirtió sobre las consecuencias indirectas del ruido excesivo: “Obliga a cerrar las ventanas y a consumir más aire acondicionado, lo que genera mayor gasto energético y ambientes menos saludables”, concluyó, subrayando la necesidad de pensar el problema de manera integral, vinculando salud, urbanismo y calidad de vida.