En entrevista con Canal E, Carolina Manucci, economista, advirtió que el país atraviesa una fuerte presión externa debido a la pérdida del superávit en cuenta corriente y un sistema que "no reconoce el atraso cambiario que sigue aplicando*.
La balanza de pagos se dio vuelta: del superávit al déficit
La situación externa de Argentina se deterioró fuertemente en el segundo trimestre de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior. “Teníamos un superávit de 3.700 millones de dólares y pasamos a un déficit de 3.000 millones”, señaló Manucci. Este cambio radical se debe, según explicó, al crecimiento de los egresos por turismo, servicios digitales y pago de deuda.
“Mucho se explicó por esta apertura de las importaciones por turismo y servicios digitales”, detalló, indicando que los argentinos “ya no averiguan por Brasil, sino directamente por destinos internacionales”. El turismo emisor representa hoy una fuga significativa de divisas.
“Todo ese turismo es un agujero”, sentenció Manucci, al tiempo que subrayó que el ingreso de dólares por minería o energía no alcanza para compensar esa salida: “Es increíble que lo que México genera en minería en un año, nosotros lo perdemos en un mes”.
También se registró un fuerte saldo negativo en ingresos primarios: “Tuvimos pagos al exterior por 4.000 millones, muchos por deuda y otros en dividendos”, afirmó. Aunque hubo ingresos secundarios positivos, como remesas y aportes impositivos por 2.800 millones, la balanza total sigue siendo deficitaria.
Presión del FMI y atraso cambiario no reconocido
Ante la consulta sobre la posibilidad de una devaluación postelectoral, Manucci no descartó el escenario y remarcó la presión externa: “Es una de las exigencias del FMI”, aseguró. Según la economista, una suba del dólar podría desincentivar importaciones y favorecer exportaciones, pero el problema es el contexto de una economía interna frágil.
“El impacto puede ser más grave todavía si no permiten que la economía real se empiece a recuperar”, advirtió. Manucci fue crítica con la política de atraso cambiario que, según dijo, aún se sostiene: “Aunque el Gobierno no lo quiera reconocer, ha ejercido y sigue ejerciendo un atraso cambiario”.
También apuntó contra la mirada centrada exclusivamente en los equilibrios fiscales y externos: “Si vamos a reparar solamente en el valor del dólar, sacando al ciudadano del análisis, no sé hasta qué punto te va a beneficiar”, afirmó.
“Seamos honestos: si no hay consumo, tampoco hay producción”, concluyó, al remarcar que una devaluación sin contención social podría agravar aún más el parate económico.