En diálogo con Canal E, Matías Guidini, especialista en mercado laboral, evaluó el desempeño del empleo en 2025 y las perspectivas de cara al 2026.
Un mercado heterogéneo y con caída de puestos registrados
Guidini describió el 2025 como un año de altibajos que terminó mostrando un deterioro claro. Según explicó, “ha ido de mejor a peor en términos de empleo”, con un piso en el segundo trimestre y una situación que hoy permanece “amesetada”. Aun así, detalló que la demanda laboral ha sido extremadamente desigual: “una demanda muy segmentada… con muchos perdedores y algunos ganadores”, especialmente en sectores vinculados a la energía y el petróleo en la región del Comahue.
Pese a que la desocupación se mantiene en 7,6%, Guidini advirtió que esa estabilidad “es engañosa”. Señaló que “casi 500 mil puestos de trabajo se perdieron en el mercado registrado”, principalmente monotributistas, seguidos por empleo registrado y público.
También anticipó que los salarios fuera de convenio cerrarán el año con un ajuste del 30%, “en línea con la inflación”.
El especialista marcó que la sensación social valida el deterioro: “todos tenemos algún conocido que ha perdido el empleo o está en riesgo”. Por eso, aunque no prevé un nuevo derrumbe, se mostró cauto: “creo que no vamos a seguir cayendo, pero todavía soy prudente respecto a si se va a recuperar la demanda laboral”.
La reforma laboral y el desafío de las capacidades en un mercado desigual
Sobre los primeros borradores de reforma laboral, Guidini afirmó que existe expectativa, pero también falencias: “a esta aproximación a la reforma laboral le están faltando cuestiones de fondo”. Señaló que el debate se concentra demasiado en salarios y topes, cuando el verdadero problema es cómo incorporar al sector formal a quienes hoy están en la informalidad y cómo reducir el costo de contratación para las pymes. En ese sentido, apuntó: “lo que te pide un empleador es que contratar gente en blanco sea más barato”.
También remarcó que no se habla de incentivos sectoriales, ni del teletrabajo, cuya ley —aprobada en pandemia— “quedó dibujada” y requiere actualización. Por eso, pidió que el Gobierno incluya más dimensiones estructurales: “espero que se incorporen otros ingredientes a esta reforma laboral”, al considerar que es imprescindible para generar empleo de calidad.
Respecto a las capacidades laborales, el especialista diferenció dos realidades. Por un lado, una enorme masa de jóvenes con dificultades educativas: “en la provincia de Buenos Aires el 50% de los chicos no terminan el secundario… arrancan el partido 2 o 3–0 abajo”. Por otro lado, quienes sí cuentan con formación y deben adaptarse a nuevas demandas tecnológicas, incluyendo inteligencia artificial y competencias digitales. Pero subrayó también el rol de las habilidades blandas: “no sólo importa lo que uno sabe, sino la capacidad de aprender, tolerancia a la frustración y cómo comunicarse”.
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