En los últimos años, River Plate es un caso a destacar no solo por los resultados futbolísticos sino también desde lo administrativo y por este motivo, Canal E dialogó con Stefano Di Carlo, actual secretario y ex vicepresidente de River, quién dio detalles de la gestión del club de Núñez.
Un caso de éxito administrativo
Respecto de si se puede traspolar una administración de un club a un modelo de país, el entrevistado aseveró que "quizás suena exagerado pero cuando miras un caso y el otro, es real que uno encuentra varias similitudes y no estas ajeno". "La lógica es parecida, necesitas consensos, necesitas acuerdos con un montón de personas y necesitas previsibilidad y sostener durante mucho tiempo un proyecto".
La facturación de River Plate
"Cuando asumimos hace 10 años era un club que facturaba 40 millones de dólares por año y este año estamos facturando 220 millones de dólares", detalló Di Carlo. Luego añadió: "Con la devaluación que hubo solo seguir facturando esos 40 millones sería todo un mérito, pero se cuadruplicó la facturación".
El entrevistado explicó que estos resultados se deben a la "consecuencia de sostener mucho tiempo muchas decisiones y que los primeros años son hostiles y tarda en llegar el resultado, pero uno tiene que permanecer en el mismo camino".
Luego detalló que "la relación entre lo deportivo y lo que uno lleva adelante es lineal" porque para ser campeón se necesita mejor plantel, mejores jugadores y mejor cuerpo técnico y para eso "tenés que tener más plata que los demás". Por ello, "creo que es lineal que cuadruplicar la recaudación con salir campeón a lo largo del tiempo".
La presión social que genera el fútbol
Para el entrevistado: "De los 5 clubes grandes de los últimos 20 años solo 2 gestiones se han ido airosos que son (Mauricio) Macri y (Rodolfo) D'Onofrio", mientras que "dos que llevan una muy buena gestión hoy podría decir (Jorge) Brito y (Víctor) Blanco".
No obstante, para Di Carlo: "Es muy complejo salir bien de un club de fútbol por la presión que genera, la sociedad es muy intolerante a una gestión modesta, ni siquiera digo mala". "La gente en la calle es mucho más hostil con el dirigente de futbol que con clase política tradicional", concluyó.