La Argentina atraviesa un fin de año que rompe con una larga tradición de crisis, protestas y sobresaltos económicos. Para José María Rodríguez Saráchaga, analista de discursos, en diálogo con Canal E, la calma actual es innegable y debe analizarse en perspectiva histórica. “Lo del Senado es nada comparado con lo que fueron los otros años”, sostuvo, al recordar que incluso gobiernos anteriores enfrentaron levantamientos sociales, saqueos y conflictos graves en diciembre.
El analista subrayó que en años previos hubo episodios de extrema tensión social. “Hubo fines de año con saqueos, con envíos de gendarmería, con problemas en Bariloche; este año nada”, remarcó. A su vez, destacó un dato económico clave: “Es el único diciembre que recuerdo con el dólar planchado del primero al 31, no me acuerdo de otro”, una estabilidad cambiaria inédita en la historia reciente.
Gobernabilidad, elecciones y control político
Rodríguez Saráchaga explicó que uno de los factores centrales de este clima calmo es el resultado electoral. “Generalmente un gobierno que está en mandato y gana bien tiene un fin de año más tranquilo”, afirmó. En ese sentido, comparó la situación actual con experiencias anteriores: “Macri ganó la elección de medio término y a los 20 días tenía al gordo mortero en el Congreso”, recordó.
Hoy, el escenario es distinto. “Estos ganaron y a los 20 días están con media sanción las leyes que hoy se discuten para la sanción definitiva”, señaló, destacando la capacidad de avance legislativo del oficialismo. Sin embargo, no dejó de criticar el nivel del debate parlamentario: “Hay idas y vueltas que son de alumnos de primer año; en primer año éramos más educados”, ironizó.
La decadencia de las formas y el quiebre del 2001
Para el analista, el deterioro del diálogo político no es un fenómeno aislado. “Hay una degradación en las formas y en las maneras en todo el planeta, no solamente en la Argentina”, explicó, vinculando el fenómeno a una caída general de los estándares culturales.
No obstante, remarcó que en el país el quiebre fue más profundo tras la crisis de 2001. “Del 2001 para adelante vivimos una decadencia mucho peor”, aseguró, al recordar el impacto social de la salida de la convertibilidad. “Eso generó un quiebre en la sociedad tremendo: hubo gente que se volvió rica de la noche a la mañana y gente que perdió todo”, afirmó.
Finalmente, sintetizó el daño institucional que dejó aquel período: “Tuvimos siete presidentes en una semana”, una marca que, según Rodríguez Saráchaga, sigue condicionando la calidad de la política argentina.