En diálogo con Canal E, Sebastián Waisgold, asesor de inversiones, afirmó que el oro se consolidó como refugio, seguro político y activo estratégico en un mundo que atraviesa una reconfiguración monetaria profunda.
El oro volvió a convertirse en protagonista de los mercados globales. El metal precioso acumula una suba cercana al 60% en lo que va del año, lo que dispara preguntas sobre si el rally ya agotó su recorrido o si apenas está comenzando. Para Waisgold, esta escalada no puede explicarse sólo por la crisis económica internacional, sino por un fenómeno más profundo.
“Cuando el mundo entra en crisis el oro no pide permiso, simplemente sube”, sostuvo al inicio de la conversación.
Waisgold planteó que, además de refugio, el oro se transformó en un seguro financiero y un activo político. Según explicó, los bancos centrales del mundo llevan años comprando oro de manera sostenida. “Hoy tenemos bancos centrales que están comprando oro como si el dólar dejara de ser eterno”, remarcó, apuntando a un proceso creciente de desdolarización liderado por China, Rusia, Turquía e India.
Geopolítica, deuda récord y desconfianza global
La tensión internacional ocupa un rol central en el análisis. Waisgold describió un escenario marcado por conflictos abiertos —Ucrania, Medio Oriente, el vínculo China-Taiwán— y un Estados Unidos que atraviesa un clima político volátil. “Cuando el mundo no confía, compran oro”, expresó, señalando que las guerras, las elecciones estadounidenses y los shocks financieros aumentan la demanda por activos no dependientes de decisiones gubernamentales.
El tercer motor que identifica es la deuda global en niveles históricos. En sus palabras: “Tenemos tanta deuda, tanta emisión y tan poca voluntad de ajustar”, lo que convierte al oro en la única “moneda” que no puede imprimirse. Mientras Europa, Japón y Estados Unidos continúan expandiendo su base monetaria, el oro gana atractivo como reserva de valor no manipulable.
Frente a este panorama, la gran pregunta es si el metal está caro. El analista advirtió que, en términos nominales, el oro alcanzó máximos cercanos a los 4.400 dólares y podría experimentar un ajuste técnico. “Podríamos tener un ajuste entre 12% y 16% sin que eso cambie la mirada de mediano o largo plazo”, explicó. Sin embargo, aclaró que en valores reales aún no explotó y que el rally de los últimos dos años forma parte de un ciclo mayor.
¿Comienza un nuevo ciclo de commodities?
Waisgold recordó que en los años 70 el oro se multiplicó por 20 en términos reales y en el 2000 lo hizo por 7. Hoy, sostiene, el comportamiento del mercado podría anticipar un nuevo ciclo expansivo. “Todavía no estamos ni siquiera cerca de esos ciclos”, afirmó. También señaló que el oro suele moverse en sintonía con los commodities y que, aunque los granos comenzaron a subir tímidamente y el petróleo aún no lo hizo, el patrón sugiere un cambio estructural hacia adelante.
Para el asesor, el potencial alcista de largo plazo podría consolidarse si la Reserva Federal decide bajar tasas, si se profundiza una recesión global o si estalla una crisis bancaria. Cualquier evento de ese tipo fortalecería la búsqueda de activos anticíclicos.
En un mundo donde la incertidumbre crece más rápido que la confianza, Waisgold ve al oro no sólo como defensa, sino como oportunidad estratégica para los próximos años.