CIENCIA
anafilaxia

Por la automedicación, crecen los casos severos de alergia en el país

Especialistas explican que se debe también a la mayor prevalencia de la enfermedad. Un shock anafiláctico puede ser fatal sin la droga adecuada.

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Es la forma más grave que puede adquirir una alergia, al punto de que si no se la trata adecuadamente durante la primera hora de aparecidos los síntomas llega a ser mortal. Sin embargo, y a pesar de que se registran cada vez más casos, es una gran desconocida para la mayoría de la gente e, incluso, entre los propios médicos. Por eso, la Organización Mundial de la Alergia eligió este año a la anafilaxia como tema de la Semana Mundial de la Alergia, que se celebra desde el lunes. “La anafilaxia es una enfermedad que no se suele reportar, pero en los últimos años aumentó notablemente su prevalencia y los eventos en los pacientes son cada vez más graves”, advirtieron desde la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (Aaaeic).

La real incidencia de la anafilaxia es un dato que se desconoce, pero estudios internacionales estiman que se reportan en el mundo 154 episodios fatales al año por cada millón de pacientes hospitalizados. “Igual que en el resto del planeta, en el país existe un aumento de personas que sufren alergias y, por lo tanto, de quienes presentan anafilaxias. En adultos, el uso indiscriminado de medicamentos y la automedicación han sido factores clave del incremento de los casos severos”, explicó Claudio Parisi, experto en alergia del Hospital Italiano.
Ciertos alimentos, medicamentos y picaduras de insectos son los desencadenantes más comunes de la anafilaxia, cuyos síntomas son erupciones en la piel, falta de aire y pérdida de conciencia. Se trata de una verdadera emergencia médica, pero ni los propios profesionales de la salud saben muchas veces cómo lidiar con ella, según la Encuesta Iberoamericana On Line para Médicos sobre el Manejo y Tratamiento de la Anafilaxia, realizada a médicos de 22 países, entre ellos de la Argentina. “Aunque el tratamiento de primera línea para la anafilaxia es la inyección intramuscular de epinefrina (adrenalina), en nuestro estudio sólo el 71% de los especialistas en alergia e inmunología la había usado; en el caso de los médicos generalistas, el porcentaje cayó a menos de la mitad”, señalaron los autores del trabajo en el Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology.

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“En la Argentina, la anafilaxia está subestimada, subdiagnosticada y, generalmente, mal tratada. Hay que instruir mejor a los médicos que asisten en emergencias y hacer una mayor difusión entre el público general”, le dijo a PERFIL Juan Carlos Ivancevich, jefe del Servicio de Alergia e Inmunología de la Clínica Santa Isabel y uno de los responsables de la encuesta. Y agregó: “Aún si hubiera datos locales sobre incidencia de anafilaxia, sería difícil confiar en ellos porque en los servicios de emergencia raramente se nombra a las cosas por su nombre. Muchas veces, estos casos son referidos como ‘reacción alérgica’, ‘urticaria’ o ‘broncoespasmo’”. Por su parte, Gabriel Gattolin, presidente de la Aaaeic, reconoció que entre los médicos “existe aún cierta resistencia y temor a aplicar adrenalina y una tendencia a usar como primera medicación corticoides, lo que constituye un riesgo”.

En noviembre de 2013, Barack Obama firmó una ley para fomentar la disponibilidad de autoinyectores de adrenalina en las escuelas estadounidenses (su hija Malia sufre alergia al maní). En la Argentina, si bien los pacientes cuentan con la posibilidad de tener su autoinyección de adrenalina (se llama Epi Pen), el acceso a ella es complejo: cuesta $ 1.400 y muchas veces queda guardada sin usarse hasta que se vence. Ni hablar de que la proporcione la escuela. “Aquí, los docentes y no docentes no pueden medicar a un niño. Así, los botiquines escolares son simples contenedores de gasas, curitas y alcohol. Es un tema de responsabilidades que tal vez sean difíciles de asumir. No imposibles. En las guías se sugiere que una o dos personas de la institución estén entrenadas, pero estamos lejos de ese objetivo”, sostuvo Sandra del Hoyo, presidenta de Red Inmunos, ONG especializada en alergias alimentarias. “En niños con posibilidad de desarrollar anafilaxia, cada minuto puede determinar la diferencia entre la vida o la muerte”.