Esta semana, el fallecimiento de la soprano Florencia Fabris, de tan sólo 38 años, conmovió a los argentinos. La cantante –madre de dos hijos– sufrió un accidente cerebrovascular durante un concierto en el auditorio Juan Victoria, de San Juan, en el que interpretaba el legendario Réquiem de Giuseppe Verdi, por lo cual debió ser internada y operada de urgencia en una clínica mendocina, donde más tarde falleció.
Los médicos informaron que Fabris tuvo un ataque cerebrovascular hemorrágico, que se produce por rotura de una arteria cerebral o aneurisma y que resulta fatal en un tercio de los casos. El ACV es la segunda causa de muerte en el mundo y la primera de discapacidad permanente. En Argentina, causa 14 mil muertes al año, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación. “El principal factor de riesgo de un ACV –tal como tuvo la soprano argentina hace unos días– es la alta presión arterial”, sostuvo Daniel Sumay, jefe de Cardiología del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires. La hipertensión daña las arterias de todo el organismo, pero afecta especialmente el cerebro, el corazón y el riñón. El primer paso para controlar los valores de la presión arterial es eliminar los factores de riesgo: no fumar y tratar de no permanecer en ambientes con humo de tabaco. Además, se recomienda mantenerse en el peso ideal y consumir muy poca sal (no más de 5 gramos por día). Para ello, se debe evitar los alimentos envasados o conservados y consumir sal libre de sodio. Otro consejo es practicar sesiones de 30 a 45 minutos, no menos de cuatro veces por semana, de una actividad física aeróbica.