Ver televisión tal como hoy conocemos será pronto un término tan viejo como resulta en la actualidad pensar en escuchar un disco de vinilo o mirar una película en VHS. Es que el entretenimiento hogareño busca cada vez más abandonar la idea de un telespectador pasivo para transformar a las personas en verdaderas protagonistas de los contenidos multimedia.
Esta es la intención de un grupo de empresas y universidades españolas que acaban de publicar los resultados de dos pruebas piloto, una dedicada a la domótica (automatización) del hogar y otra en un entorno llamado Cueva, donde el movimiento del cuerpo y los sentidos del tacto y del olfato se suman a la vista y el oído para dar una propuesta cada vez más inmersiva. PERFIL habló con Pablo Sánchez del Valle, director del proyecto de televisión inmersiva de Indra, sobre los resultados y el futuro de la TV.
“La relevancia de la televisión inmersiva radica en que hace posible que el espectador experimente en primera persona la acción que se emite, una acción que lo envuelve y lo hace sentir parte y protagonista de ella”, explicó Sánchez del Valle. Para eso, desarrolló un sistema que es capaz de canalizar hacia la experiencia televisiva no sólo las señales habituales (audio y video), sino también otras adicionales, como son los objetos en 3D, información estadística, documentación y señalización de los aparatos domóticos. La combinación de estas técnicas aporta profundidad a la visión, con sistemas de sonido envolvente. De esta forma, la TV inmersiva forma parte de un nuevo tipo de aplicaciones que reserva un papel primordial al usuario, quien, a través de la interactividad, puede ejercer un mayor control sobre los contenidos.
Pilotos. Escenario CAVE es el nombre del primer prototipo de experiencia inmersiva. Está basado en una “cueva” virtual instalada en la Universidad Politécnica de Madrid, España. En este caso, a través de un espacio integrado por tres pantallas, más proyecciones en el techo y el piso, el espectador está físicamente presente en la escena y puede interactuar con los contenidos que lo rodean.
“Contempla la proyección de imágenes 3D y la inserción en tiempo real de objetos dentro de la escena”, describió Sánchez del Valle. Para eso, se utilizó un contenido previamente producido por Indra adaptado a un sistema de proyección. Para este demo, se eligió una grabación estereoscópica en HD de la Avenida Diagonal de la ciudad de Barcelona, que incluye modelos y fotografías 3D y pistas de audio descriptivas.
El segundo piloto, el Escenario Salón, permite trasladar la experiencia al propio hogar del consumidor, desarrollando un salón doméstico “del futuro” que recibe contenidos por banda ancha y vía streaming. “La sensación de inmersividad por parte del usuario se consigue mediante contenidos 3D y elementos domóticos, como sensores, sistemas de audio, iluminación de ambiente, difusores de aromas y lanza humo. También, la actuación con elementos del mobiliario, como el sofá que se mueve de acuerdo a las escenas que se vean en los contenidos”, sostuvo el ejecutivo.
El equipo consta de un software que puede instalarse en un receptor de televisión o decodificador de TV. Su principal ventaja es su capacidad de integración de elementos y sistemas en una única plataforma, que lo convierte en una solución para cualquier proyecto futuro que necesite desarrollar un entorno inmersivo, ya que el sistema es fácilmente extensible.
Futuro. El proyecto está realizado en conjunto por las empresas Ericsson, Indra, Mediapro y la Universidad Politécnica de Madrid y Valencia, entre otras instituciones, con una inversión de 2,7 millones de euros. Sobre su posible fecha de comercialización, Sánchez aseguró que dependerá de la rapidez con que se desarrollen contenidos para ser experimentados a través de estas plataformas y también de los costos, por lo que lo más probable es que sean los cines los que primero se animen a probar nuevos modos de seducir a los espectadores, antes de que esta tecnología llegue a los hogares.
El proyecto sienta precedentes en el mundo del entretenimiento y abre la puerta a un nuevo mercado de producción y consumo de contenidos. Su desarrollo podría permitir avances en otros sectores, como la inmersión cognitiva para ayudar a personas con necesidades especiales; sistemas de guiado para telecirugías o comercio electrónico, que incluyan tours o pruebas virtuales de productos, entre otros.
“El espectador del futuro querrá ver lo que quiera, cuando él quiera y cómo él quiera. Para ese nivel de personalización nos estamos preparando”, conluyó Sánchez del Valle.