Para la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense se pronostica hoy un índice UV máximo de 11, lo que se clasifica como nivel extremo. Es indispensable evitar la exposición directa en horas del mediodía para prevenir daños.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, el norte y centro de Argentina enfrentarán índices UV de nivel extremo (11+), mientras que en la Patagonia los valores serán muy altos, oscilando entre 8 y 10 durante las horas pico.
Qué es el índice UV y por qué es importante para la salud
El Índice UV Solar Mundial (IUV) es una medida estándar de la intensidad de la radiación ultravioleta que alcanza la superficie terrestre en un lugar y momento determinados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta escala comienza en cero y no tiene un límite superior. A medida que el valor aumenta, el potencial de daño para la piel y los ojos se incrementa significativamente, requiriendo medidas de protección más estrictas para evitar lesiones inmediatas y crónicas.
¿Qué se debe colocar primero para el cuidado de la piel: protector solar o repelente?
Es fundamental conocer este indicador porque la radiación UV es invisible e imperceptible al tacto; la temperatura ambiente no siempre refleja la intensidad de los rayos. Niveles de 0 a 2 se consideran bajos, de 3 a 5 moderados, de 6 a 7 altos, de 8 a 10 muy altos y de 11 en adelante extremos. La OPS destaca que el uso de este índice permite a la población planificar sus actividades al aire libre minimizando los riesgos asociados a la sobreexposición solar.

El peligro de los rayos ultravioletas del sol para la salud
La exposición excesiva a la radiación UV tiene consecuencias graves para el organismo. A corto plazo, produce eritemas o quemaduras solares que dañan el ADN celular. A largo plazo, la OMS advierte que es la principal causa de cáncer de piel, incluyendo el melanoma y carcinomas basocelulares. Además, los rayos UV aceleran el fotoenvejecimiento, provocando la pérdida de elasticidad cutánea, la aparición de arrugas prematuras y manchas solares conocidas como lentigo.
Más allá de la piel, la visión también corre riesgos críticos. La sobreexposición puede causar cataratas, que son responsables de millones de casos de ceguera en el mundo, así como pterigión (crecimiento de tejido en la superficie ocular) y fotoqueratitis.
La OPS también subraya que la radiación UV puede debilitar el sistema inmunológico, reduciendo la capacidad del cuerpo para defenderse contra ciertas enfermedades y limitando la eficacia de las vacunas.
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Para mitigar estos peligros, las autoridades sanitarias recomiendan limitar la exposición al sol entre las 10:00 y las 16:00 horas, cuando los rayos son más potentes. Se debe buscar activamente la sombra y utilizar ropa de tejido tupido que cubra brazos y piernas, complementada con sombreros de ala ancha que protejan rostro, orejas y cuello. El uso de anteojos de sol con filtro UV certificado es esencial para prevenir daños oculares irreversibles.
Asimismo, es imperativo aplicar protector solar de amplio espectro (UVA/UVB) con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, incluso en días nublados. Este debe colocarse 30 minutos antes de la exposición y reaplicarse cada dos horas o después de nadar o transpirar. La OMS recalca que el protector solar no debe usarse para prolongar el tiempo de permanencia al sol, sino para proteger la piel durante la exposición inevitable.