COLUMNISTAS
El nuevo gabinete

Alberto, Cristina y Sergio

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Resultado menos pensado. La inédita derrota del oficialismo generó una crisis política. | cedoc

Normalmente, analizo las decisiones y acciones de personas, de grupos o de organizaciones para sacar a la luz aciertos y errores que nos permitan aprender más de comunicación pública. En esta ocasión, la comunicación está escondiendo (¿o reflejando?) cuestiones relacionadas con la dinámica del poder que son centrales para producir mensajes efectivos de cara a las elecciones de noviembre.

En una nota del viernes en este mismo diario (¿Puede ser esto una oportunidad para el Presidente?) planteaba que el resultado de la situación estaba abierto. Sin embargo, varios medios titularon: “Cristina ganó”. Estoy en desacuerdo con esta afirmación y, sobre todo, con la contundencia con la que se expresa. A continuación, daré mis razones.

* El Frente es una tríada de poder bastante equilibrada. Lo que mostró la crisis es que el poder del Frente está bastante bien repartido. Hay tres patas que sostienen al Gobierno y cada una tiene una función. Está bien repartido en la medida en que todos los que lo conforman lo necesitan. Todos necesitan estar juntos. Y esta necesidad de cada uno, es lo que le da poder al otro. Cada parte tiene una función porque aporta algo al Frente.

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* Cristina no es la “jefa”, Alberto no es “empleado” y Sergio no es “director general”. La rencilla mostró que Alberto, más allá de las bromas y de las descalificaciones, no actuó como un “subordinado”. Se tomó su tiempo para pensar, intentó otras vías alternativas, generó expectativas diversas e incertidumbre en muchos y, sobre todo, activó una sobreactuación de sus socios: la carta de Cristina, los audios de Fernanda y el autoencierro de Sergio. Alguien del calibre político de Cristina sabe perfectamente que lo que tuvo que hacer, le impactará negativamente en las elecciones generales. No se sabe cuánto, pero impactará. Pero evaluó que era peor quedarse inmóvil. Los efectos no buscados se subordinaron a los buscados. Con total realismo.

* Hubo cambio de Gabinete, pero no hay más kirchneristas que antes. Aunque los miembros del Gabinete no son los mismos y esto era lo que pedía Cristina, los nuevos no responden al kirchnerismo. Cristina ganó algo: se cambió el Gabinete; pero ni la forma de hacerlo ni el diseño final le da más control de la situación ni la deja mejor parada que antes. Cristina ganó en que terminó imponiendo su idea de dar un mensaje a la sociedad de que se estaba cambiando. Pero dejó en el camino un mensaje bastante en contra de lo que se votó en las PASO.   

* Sergio no consiguió pescar en el río revuelto. Sin estridencias, pero con cierta picardía a la que nos tiene acostumbrados, el tercer socio del Frente se movió dando señales de independencia para ser una opción final ante una crisis profunda. No se ha hablado demasiado de lo que pasó con Massa mientras estaba acuartelado en sus oficinas del Frente Renovador. ¿Para quién estaba trabajando? Posiblemente para el Frente de Todos. Pero, fundamentalmente, para él mismo: para ser una alternativa ante una escalada grave de la situación.

* Finalmente, la comunicación de la crisis. La decisión de pelearse en público muestra la desesperación de Cristina ante ciertas formas que cree que llevan a la derrota. La pelea pública del Frente debería ser restadora de votos del 14 de noviembre. Por eso es necesario darle importancia estratégica a la comunicación. Hasta ahora no fue así. La comunicación fue una pieza táctica, un mecanismo usado bajo decisiones coyunturales. Y en alguna medida está bien que lo sea porque la comunicación debe subordinarse a la política. Pero cuando cobra importancia (fotos de fiestas, declaraciones erráticas, audios filtrados, etc.,) entonces, la comunicación se transforma en política.

La crisis fue manejada como si viviésemos en un sistema parlamentarista. El sistema parlamentarista previene este tipo de situaciones complejas. El sistema presidencialista tiene demasiada dependencia de la figura presidencial y de su equipo de trabajo. Lo que sucedió en la Argentina la semana pasada, fue una especie de parlamentarismo funcional. 

Para terminar, la pregunta clave: ¿quién necesita más al Frente? ¿Quién depende más, quién gana más con la existencia del Frente? En este momento, Cristina. En definitiva, expresado de otro modo: la que más tiene que perder por el fracaso del Gobierno es Cristina; el segundo que más costos hundidos calcula es Sergio y al final, el que ya ganó casi todo y puede seguir ganando, es Alberto. El problema de fondo es qué ganamos los argentinos con todo esto.

*Director de la Maestría de Gestión de la Comunicación, Facultad de Comunicación, Universidad Austral.

Producción periodística: Silvina L. Márquez.