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Amontonados y sin cambio

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Evidente. A esta altura, después de tantas peleas, llamarse Juntos por el Cambio parece una broma. | NA

Quedó claro que son un rejuntado, y que a una buena parte de ellos (con alguna excepción) lo que menos le interesa es el cambio. Aunque quizá deban cambiar el nombre o cambiar la actitud, porque a esta altura llamarse Juntos por el Cambio parece broma, y no de buen gusto, si se toma en cuenta la situación del país. De todos modos, acaso sea más fácil mudar el nombre, ya que la naturaleza de los seres vivos no cambia. No les faltan especialistas en marketing y en fachadas para pensar en otra marca, que disimule mejor el contenido del envase. ¿Cuál es el cambio que propone algún candidato, como el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que, presa de su voracidad y su ansiedad por vestirse de presidente, omite las reglas de juego fijadas por su propio espacio o propone sumar a la procesión a cualquier paseante, con el argumento de que se trata de ganarle al oficialismo? Es más de lo mismo. Una y mil veces, el rejunte oportunista derivó en internas feroces a la hora de gobernar. El actual oficialismo puede dar cátedra en ese aspecto. O basta con nombrar a Chacho Álvarez para remitirse a un ejemplo, apenas más lejano, o al mismo gobierno macrista de 2015-2019. Ganarle al oficialismo no es un programa de gobierno, y menos aún si la propuesta es hacerlo al margen de cualquier principio. Epicteto (55-135), el esclavo que, liberado por su amo, devino pilar de la filosofía estoica, dice en sus Disertaciones: “No es una nimiedad lo que tienes que cuidar, porque se trata del autorrespeto. ¿A cambio de qué vas a venderlo? Mira que lo que vayas a comprar valga la pena”.

¿Y cuál es el cambio que propone el gobernador de Jujuy, otro de los candidatos dispuestos a ampliar el rejunte sumando a quien quiera subirse al convoy, cuando Ruido (una red de comunicadores e investigadores dedicados a hacer público lo que el Estado silencia u oculta) muestra que su provincia encabeza holgadamente el ranking nacional de nepotismo con 25 parientes del gobernador, ocho del vicegobernador y cinco del intendente capitalino en cargos clave? Nuevamente, más de lo mismo. El Estado como botín, como agencia de colocaciones o como motor del capitalismo de amigos. También el actual oficialismo puede dar clases magistrales en la materia, como lo viene haciendo en los últimos veinte años y lo hace el actual ministro de Economía. Algo de eso hubo, asimismo, en la gestión anterior de lo que hoy es Juntos por el Cambio.

Entre caníbales y caprichosos

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A la luz del patético y desesperanzador espectáculo que vienen proporcionando a la ciudadanía, no están juntos (una cosa es juntos y otra amontonados) y a varios de sus mascarones de proa no los motiva el cambio, más allá de discursos de ocasión. El único cambio real que han impulsado con su conducta es permitir el ingreso vigoroso de Javier Milei al banquete electoral, un autoinvitado que se alimentó del hartazgo que estas viejas actitudes generan en la sociedad.

De regreso a Epicteto, y a raíz del súbito interés que su filosofía (que es también la de Zenón y de Séneca) despierta hoy, el filósofo y biólogo italiano Massimo Pigliucci, que profesa ese ideario, se basa en pensamientos de aquel para escribir lo siguiente en su reciente ensayo Cómo ser un estoico: “Desde luego quiero conocer las ideas generales de un candidato presidencial, o de un candidato a alcalde, sobre los temas cruciales a los que tendrá que enfrentarse si gana las elecciones (…) Resulta obvio que una vez en el cargo tendrá que gestionar un paisaje político, económico y social complejo. El destino ha caído sobre él, y para navegar con éxito por ese paisaje se requerirá algo más que algunas ideas generales sobre adónde queremos llegar. De hecho, se necesitarán las virtudes fundamentales: el valor de hacer lo correcto en circunstancias difíciles, la templanza para controlar los excesos, un sentido de la justicia para considerar cómo sus decisiones afectarán a las personas y, por supuesto, la sabiduría práctica para atravesar aguas traicioneras y siempre cambiantes”. Ninguna de estas virtudes se avizoran mientras asistimos a una penosa lucha en el barro.

* Escritor y periodista.