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Bullrich-Melconian, la nueva fórmula de JxC

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Dupla. La candidata de JxC y el economista se muestran como una fórmula. | NA

Si no fuera porque arriba del escenario y en la foto de familia aparece el radical mendocino Luis Petri, su candidato a la vicepresidencia, el acto de lanzamiento que hizo Patricia Bullrich para anunciar que Carlos Melconian será su ministro de Economía, si gana las elecciones, se pareció mucho a un recambio en la fórmula de Juntos por el Cambio.

Semejante sobreactuación expuso varias de las fragilidades en las que está inmersa la campaña de la principal coalición opositora, tras el pobre resultado obtenido en las PASO.

Si vamos a la frialdad numérica del escrutinio definitivo, JxC quedó como segunda fuerza, a 400 mil votos de la triunfante La Libertad Avanza y apenas por encima –170 mil votos– por arriba de un oficialismo hiperdesgastado por cuatro años de muy mala gestión. Individualmente, Bullrich quedó tercera, detrás de Javier Milei y Sergio Massa.

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El silencio de Cristina Kirchner

Si lo cuantitativo fue negativo, lo cualitativo fue peor. Milei logró arrebatarle a JxC la bandera del cambio y de la oposición al kirchnerismo. Con un agravante: consiguió mover el eje clásico de la grieta K-antiK para llevarlo al de casta-anticasta, en el que quedó absorbido el frente opositor.

A ello se le suman las heridas que aún no cicatrizaron de la áspera pelea interna previa a las primarias, que obligan a Bullrich a un discurso más moderado, si tiene la intención de captar el apoyo que recibió Horacio Rodríguez Larreta.

Pero, al mismo tiempo, debe levantar más la voz para tratar de captar algo del voto libertario, que si no estuviera Milei en la cancha iría naturalmente a la candidatura bullrichista. Con un agravante: Milei y Massa buscan polarizar la elección de octubre como los dos extremos de la soga electoral (sólo separados por 2,5 puntos, algo más de 600 mil votos), lo que deja a la presidenciable de JxC en un incómodo centro, al que no está acostumbrada.

Este marco explica el arribo de Melconian, quien había preparado “llave en mano” desde la Fundación Mediterránea (la misma ong empresaria que cobijó a Domingo Cavallo en los 90) un plan económico para quien lo deseara adoptar. Con él y su equipo al frente, claro.

Bullrich había adoptado como referente en la materia al economista y diputado PRO Luciano Laspina, quien era su representante en los grupos de trabajo armados por los cuatro partidos que integran JxC. De esa labor ardua de discusión y replanteos, con la mochila de la experiencia económica muy fallida de la administración Macri, nunca participó Melconian ni nadie en su nombre.

Durante la campaña, Bullrich había patinado en varias definiciones económicas, que desorientaban a parte de su potencial votante y, sobre todo, preocupaban al círculo rojo por la endeblez conceptual. Ello se hizo más patente frente a los resultados de las PASO: debe competir ahora contra un victorioso economista y un intrépido ministro de Economía.

Así fue que Laspina y el equipo de JxC que venían trabajando, hasta la semana pasada, en las propuestas económicas del espacio y de la proclamada candidata debieron dejar su lugar a Melconian. Hubo ruidos e intrigas por ese volantazo, que aún no se acallaron. De hecho salvo Eduardo Levy-Yeyati y Martín Tetaz, ninguno de los economistas que acompañaban a Bullrich participaron del acto del jueves 31 en Córdoba.

La apuesta Melconian, sugerida según varias fuentes por el propio Mauricio Macri, pretende dar un mensaje de certezas en medio de la incertidumbre. Hay que remontarse nada menos que a 2003 y a Néstor Kirchner para hallar un candidato presidencial que haga campaña con el nombre de su posible ministro de Economía. En aquella oportunidad, Roberto Lavagna, que estaba en ejercicio con Eduardo Duhalde y sería eyectado por Kirchner tiempo después de iniciar el mandato.

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Hábil comunicador, con un lenguaje llano y de alcance masivo, Melconian agrega muñeca política. Por eso, en su debut discursivo como ministeriable, le apuntó a Milei sin mencionarlo (“fantasear con teorías”), prefirió hablar de “futuro” y “horizonte” como contrapartida a ajustar y cambiar con caos, y le puso una dosis de demagogia (“no tenemos que dejar caer a nadie”).

Amén de sus palabras y promesas, el plan económico de Melconian cuenta además, con el auspicio de varias de las principales empresas del país, que forman parte y patrocinan a la Fundación Mediterránea (cuyo instituto económico, el Ieral, es presidido por el flamante economista de cabecera de Bullrich). Los dueños de estas firmas también coinciden en otras entidades, como AEA.

Los nombres de estas compañías se exhibieron sin pudor como un loop en la pantalla del escenario montado en el hotel Quinto Centenario, de la capital cordobesa, mientras hablaba Melconian. Entre ellas aparecía el grupo multimediático más importante de la Argentina.