Las elecciones son siempre en domingo y, cuando se conocen las cifras irreversibles, comienza a escribirse el diario del lunes.
Se sacan las conclusiones con los números puestos, se arman las listas de los ganadores y los perdedores y, como ya ocurrió en las PASO, se inician las previas sobre el ballottage.
Aquellos que no alcanzaron las expectativas, cruzan reproches que estaban guardados, viejos rencores de desaires personales y/o partidarios. La ropa sucia, que se lavaba en casa, aflora con remiendos mal disimulados.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
El diario del lunes se escribe solo, es caerle a los directores técnicos y jugadores de los equipos derrotados.
Entonces, será en parte verdad, que Mauricio Macri es uno de los causantes de la debacle de Juntos por el Cambio, ya que, con un extraño complejo de Electra o por impotencia, coqueteará con Milei, perjudicando, primero a Larreta y luego a Bullrich. Ésta última, con el afán de acabar con el kirchnerismo; paradójicamente, acaso haya llevado al abismo a JxC.
Y, será en parte verdad que Larreta, se percibió campeón antes de jugar los partidos, como será en parte verdad, que la conducción del radicalismo creyó lo mismo y prefirió apostar a la candidatura a la vicepresidencia, antes que gestar una fórmula encabezada por algún radical.
Y será en parte verdad que el kirchnerismo, al no encontrar entre los suyos un candidato, recurriera al incombustible Massa, un reciclaje de Alberto Fernández, para encontrar un alojamiento en la Provincia de Buenos Aires que dé pensión completa a los suyos, hasta que en el futuro aparezca un sucesor del propio linaje.
Y será en parte verdad que Massa puede ser el verdugo del propio kirchnerismo, por lo que será en parte verdad que el kirchnerismo no ponga todos sus esfuerzos en el ballottage ya que la Provincia está asegurada.
Y es, en gran parte, verdad que La Libertad Avanza (LLA) está liderada por un monstruo de dos cabezas, una con pelo desprolijo, de pensamientos confusos y conductas enajenadas, mientras que la otra, con buena cabellera sobre una mente fría, tiene propósitos poco democráticos.
Pero también es en parte verdad, que muchos se preguntan, sinceramente, cómo puede ser que el ministro con más del 150% de inflación en su gestión y pobreza con más del 40%, y en aumento, sea el candidato con más votos de cara al ballottage.
Nos permitiremos ensayar algunas respuestas a esta situación que, tal vez, y solo tal vez, sean en parte verdad.
Aquellos que vivimos en centros urbanos podemos ver cómo hay personas en situación de calle, que se niegan a ser ingresadas en refugios (en CABA, Centros de Inclusión Social). Dicen no ir por temor a que les roben sus colchones y/o frazadas. Parece irracional, pero el miedo a perder lo poco que se tiene inmoviliza. Ocurre también con las familias en hogares inundados, que no dejan el lugar por cuidar sus pertenencias.
Cada vez que votamos, uno de los motivos de nuestra elección es no perder algo de lo que poseemos. Un plan, un trabajo precario, un colegio, un alquiler, un viaje, un cargo, un comercio, un subsidio.
Lo que no comprendió JxC, en definitiva, es que al miedo se lo combate con un propósito superior, que a la esperanza se la convoca con una utopía, que si nos disponemos a arriesgar algo de lo que tenemos será por un ideal.
El gobierno del 138% de inflación anual logró crear al monstruo del desquicio. Buscó el miedo, ante una realidad que incluye a los propios sindicatos, que terminan apoyando a los peores números de la historia democrática.
La Libertad Avanza nos quiere hacer creer, por su parte, que la locura es audacia y, aunque se parecen, los gestos de la desmesura podrán ser una novedad, pero no tienen rumbo.
Los votos pusieron a JxC y a cada uno de los partidos que lo componen en la oposición. Sería un nuevo error intentar convencernos de lo que conviene en el ballottage. Cada persona, cada votante, optará, una vez más, por lo que crea pertinente.
Mientras tanto, deberán generar nuevas ideas y nuevos líderes que construyan una utopía, como utópica fue la democracia hace cuarenta años.
Por ahí estará la clave de la subsistencia, no de un espacio, sino de una idea clara de Nación.
