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El fraude del fraude

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Mensajes. Los tuits que aportó Santiago Viola, el apoderado de La Libertad Avanza. | cedoc

Ante una elección clave como el balotaje de hoy, una de las fuerzas que pueden ser elegidas para gobernar viene agitando el fantasma del fraude. Mantiene, al menos en ese caso, cierta coherencia: con el supuesto robo electoral cierra su círculo de descalificación a la política y al sistema democrático –imperfecto, desde ya– que supimos conseguir.

Este viernes 17 se exhibió al respecto un capítulo esplendoroso. La Justicia había citado a los apoderados de La Libertad Avanza a que aclararan su denuncia judicial en la que planteaban una “estafa colosal”, de la que incluso participaría Gendarmería.

Karina Milei, una de las firmantes del escrito imputador, faltó a la audiencia pero sí estuvo otro de los apoderados, Santiago Viola. Sin vergüenza (separado), el representante de LLA manifestó que no tenían ninguna prueba y que se basaban en comentarios en redes sociales, algunas notas periodísticas y testimonios personales. Y que el propósito era que se extremaran los recaudos para la segunda vuelta.

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La mención de Gendarmería apunta a su rol en el traslado de las urnas, sobre lo que jamás en cuarenta años de democracia hubo cuestionamiento alguno. Peor aún, LLA llegó a plantear que efectivos de esa fuerza podían alterar las actas del escrutinio definitivo. Que son inviolables, por cierto.

Macri tiene Plan A y Plan B

El desquicio alcanzó tal magnitud que fue la propia candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, defensora a ultranza de las Fuerzas Armadas y de seguridad, quien internamente despotricó contra esa sombra de dudas lanzada sobre Gendarmería.

La ficción ideada por LLA tiene su historia. Se inició hace tres meses, cuando en la mañana de las PASO propagó quejas por presunto robo de boletas. El triunfo hizo magia y nadie en esa noche libertaria victoriosa volvió sobre el tema.

El mal sabor de la primera vuelta exhumó el agite, a caballo encima de pseudoinvestigaciones periodísticas sesgadas que alertaban sobre microfraudes porque en un puñado de telegramas enviados al centro de cómputos LLA aparecía con cero votos.

Inconsistencia 1: todos los partidos tienen cero votos en algún telegrama (que no tiene validez legal, es solo para el conteo provisorio). Suele suceder en casos donde hay dificultades para transmitir remotamente el escaneo de esos telegramas.

Inconsistencia 2: no chequearon las actas (que se envían a la Justicia para el escrutinio definitivo, el único que vale) de esas mesas apuntadas con cero votos libertarios. Si lo hubieran hecho, habrían visto que sí estaban registrados los sufragios obtenidos.

Pese a que la Justicia Electoral terminó el conteo final de la elección presidencial sin recibir ni una sola objeción de agrupación política alguna, LLA siguió azuzando el fuego de la defraudación.

Lo hizo el mismo Javier Milei, en una curiosa entrevista que le hizo Jaime Bayly, uno de sus periodistas-admiradores. Allí habló de irregularidades que alteran resultados electorales y asintió, ante la aseveración de su interlocutor, que en la Argentina los votos los cuentan La Cámpora y Máximo Kirchner.

También Milei buscó sembrar inquietud respecto a que la empresa española Indra sea la encargada del procesamiento para el recuento provisorio. La suposición es que la compañía es amiga de Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español, que deseó en público el triunfo de Sergio Massa.

Indra ha hecho ese trabajo en nuestro país (y en muchos otros) a lo largo de décadas, en las que han ganado y perdido oficialismos y oposiciones. Solamente quedó fuera de la elección nacional de 2019, cuando el gobierno de Mauricio Macri, que intentaba ir por la reelección, decidió darle el contrato a la firma Smartmatic.

Como anabólico a las sospechas puso su granito de arena Patricia Bullrich. Claro, según el día. En uno dice que no hubo fraude y que la Cámara Electoral es confiable. En otro avisa que la única forma que tiene de vencer Massa es de manera ilegal. Y al día siguiente advierte que es peligroso hablar de fraude. Así le fue.

Plantear la expoliación del sufragio puede adquirir una triple dimensión.

1. Multiplica los esfuerzos (y los fondos) para fiscalizar. Así surgió el pacto con Macri y Bullrich, que hoy en ese terreno ingresó en un lodazal. Armadores libertarios protestan porque dicen que el PRO que responde al expresidente y a la excandidata no activa la fiscalización prometida o fueron corridos del territorio quienes participaron del 22O. Los macristas acusan a LLA de ser amateurs y de obturar la reorganización. Uno de sus referentes, el exministro Guillermo Dietrich, decidió dar un paso al costado del operativo.

2. Estimula a que más gente vaya a votar por Milei. Ante el nivel de indecisos, de voto huérfano (que no apoyó a ninguno de los dos candidatos en los turnos electorales anteriores), de ausentismo y de voto en blanco, apuestan al miedo a la trampa como motivación.

Las concesiones de Milei y Massa

3. En caso de derrota, poder impugnar los comicios. Es el escenario más complicado por las derivaciones que podría tener, si se tienen en cuenta experiencias traumáticas recientes con las tomas violentas del Capitolio norteamericano y del Planalto brasileño. Sin llegar a esos extremos, y más allá de que LLA no consiga tener pruebas para que la Justicia verifique alteraciones en las urnas, fuentes libertarias admiten que sería un éxito cultural imponer en una parte importante de la población la idea de que se trata de una elección fraudulenta.

El sistema electoral argentino es perfectible, muy perfectible, y claro que deja algunos lugares para pequeñas trampas. La mayoría de ellas se podrían subsanar, por ejemplo, con la boleta única de papel, que ya se utiliza con éxito en Santa Fe, Córdoba y tantas otras provincias.

Pero de ahí a disparar la sospecha de comicios amañados no resulta únicamente falso, si encima se toma en cuenta lo que ha pasado en cuatro décadas democráticas. El fraude del fraude es además peligroso: busca socavar una bandera esencial de nuestro sistema de convivencia, tan manchado ya por grietas, desigualdades, corrupciones e impunidades.

Votemos y participemos, siempre. Que de nosotros depende.