COLUMNISTAS
La esperanza del país

El peronismo como reserva moral

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Líderes. “Ni el actual gobierno ni los anteriores son ni fueron peronistas”. | cedoc

En nuestro actual panorama de gran desastre, agravado por la pandemia, solo queda la doctrina peronista como recurso moral, político y económico al cual recurrir. Y antes de cualquier observación, aclaremos que ni el actual gobierno ni los anteriores son ni fueron peronistas. El peronismo como doctrina profundamente arraigada en el alma popular, que apunta a una organización integral de gobierno, Estado y pueblo, no tiene nada que ver con las improvisaciones fracasadas que, invocando su nombre, se intentaron.

Desde1955 que el combate al peronismo recorre dos caminos: la oposición directa –que incluyó persecución y muertes–, o el copamiento de su estructura para ponerla al servicio del neoliberalismo. La fórmula Menem-Cavallo fue la perfecta síntesis de esta combinación.

El general Perón lo advertía desde el tiempo de Onganía, cuando comenzó esta propuesta de avanzar desde adentro del propio Movimiento, y que con pocas palabras Perón definía como “los reptiles de la política, que ni son originales ni son nuevos, los ha habido en todos los tiempos” (en un documento de septiembre de 1968).

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No eran originales ni nuevos, pero fueron eficaces, y se apropiaron de la estructura electoral del peronismo –que está debilitada, pero sigue siendo eficaz–, y de las esperanzas del conjunto peronista, que aspira, como siempre, a la felicidad del pueblo y a la grandeza de la nación.

Quién manda

Felicidad y grandeza a las que no hemos accedido, porque se torcieron los destinos de la búsqueda política y económica.

Pero los neoliberalismos, sean crudos y declarados a la manera de Macri, o disimulados en la formulación social-demócrata, nos han traído al desastre actual. Seguir en este camino no tiene ni sentido ni destino, es continuar hundiéndonos en el pantano de la actual situación.

El país, la nación la hace el pueblo que trabaja esforzadamente todos los días y que apechuga todas las malas ondas que nos van tocando. Ese pueblo que conserva arraigados los valores del peronismo, siendo el de la esperanza el primero de ellos.

Haber sido el país de la Constitución de 1949 nos confirma que podemos volver a serlo, haber sido la Argentina aspirante a ser potencia significa que el ideal puede recuperarse, y no quedar en esta escuela de politiqueros banales en que se constituyó nuestra clase dirigente.

De las dos doctrinas a las que podemos recurrir, los bienpensantes nos llevan al liberalismo y la dependencia imperialista. La otra doctrina, ya histórica, impregnada en el espíritu del pueblo, nos habla de fe, de liberación, de independencia y de justicia social. Logradas con trabajo, ese eje de la doctrina peronista. “Gobernar es crear trabajo” tituló Perón uno de los capítulos de su libro La hora de los pueblos, porque es el trabajo de todos el camino de la liberación y la Justicia.

No vemos asomar la aparición de una nueva etapa peronista, pero es la esperanza que nos queda. Ya hicimos todos los experimentos políticos posibles de los varios neoliberalismos. Y sabemos que no es ese el camino.

Nos queda la esperanza, la convicción, de que estando el justicialismo insertado en el espíritu del pueblo, de él habrá de surgir una viabilización política con posibilidades reales de realización.

Es una esperanza, la única que nos queda. Volvemos a ser un pueblo en conflicto que espera que aparezca el camino, no el que proponen los oportunistas de siempre que el general Perón llamaba los reptiles de la política, que solo aspiran a su riqueza personal y a una falsa escenografía de un Estado nacional que es dependiente y servil.

Los lineamientos a seguir están formulados por Perón en su Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, donde afirma: “Los argentinos intuimos ya que no es posible insistir en nuestras vacilaciones: la historia reclama de nosotros la consolidación de una fisonomía nacional. Para ello, corresponde al Modelo argentino reafirmar la forma socio-política que satisfaga a todo el país”.

*Poeta, crítico literario y ensayista.

Producción: Silvina Márquez.