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Elecciones 2019

Polarización a full: Sergio Massa se ahoga y Roberto Lavagna se bajaría

La grieta Macri-Cristina viró ahora hacia una supuesta apertura moderada y negociadora, más producto de la necesidad que del convencimiento. En el medio, hay dos víctimas.

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Massa y Lavagna, en medio de las definiciones de Macri y Cristina. | CEDOC.

Contra lo que en teoría propician, en los hechos por ahora parece exitosa la táctica de los dos últimos presidentes argentinos, el actual y la ex, de profundizar la polarización y dificultar una posible tercera vía.

Tanto el kirchnerismo como el macrismo lo hicieron intentando ampliar las señales extramuros, para seducir indecisos o hacer que el voto “anti” tenga un atisbo de flexibilidad. Hacia allí apunta la designación por parte de Cristina de Alberto Fernández como cabeza de la fórmula presidencial y la decisión de la Casa Rosada de sumar al binomio encabezado por Macri a alguien no PRO.

El camino K y M de profundizar los extremos viró ahora hacia una supuesta apertura moderada y negociadora, más producto de la necesidad que del convencimiento: ambos recogen aún más rechazos que adhesiones.

 

El camino K y M de profundizar los extremos viró hacia una apertura moderada y negociadora, más producto de la necesidad que del convencimiento: ambos recogen aún más rechazos que adhesiones.

Las principales víctimas políticas de este volantazo son Massa y Lavagna, que además contribuyeron a agravar su escaso peso preelectoral con errores propios.

En su convención de Parque Norte, Massa ensayó despejar dudas en torno a su candidatura presidencial. Sólo aportó a la confusión general: dijo que quiere liderar pero también que puede tirar del carro para oponerse al Gobierno. Sus socios de Alternativa Federal (y no pocos en el Frente Renovador, incluyendo a sindicalistas y empresarios de peso), sospechan que el tigrense no deja de tejer para un posible regreso al redil K. Lo que resulte finalmente, con previsible costo para Massa, de seguro que si es el medio, no será avenida ni ancha.

También se desinfla sin pausa la otra opción anti polarizadora. La sorpresa Lavagna duró lo que una pompa de jabón. Las encuestas no lo acompañan, Alternativa Federal lo apartó ante su negativa a competir con otras fórmulas en una PASO ampliada y la UCR le cerró la puerta para quedarse en Cambiemos (él se podría sumar a un espacio ampliado, o sea, ir al pie de Macri, lo que es una quimera).

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En los últimos días, aumentaron las malas noticias para el exministro de Economía. Al menos dos de los principales empresarios de Argentina le ralearon respaldo, que no solamente pasaba por lo espiritual. Y lo mismo hicieron, aunque se lo comunicaron con más brutalidad, referentes del sindicalismo. Todo ello impactaría en la logística de una campaña que requiere de fondos, dirigentes, fondos, candidatos, fondos, viajes, fondos, fiscales y fondos.

Lavagna, antes presionado para que se suba a la carrera presidencial y ahora para que se baje, analiza volver a la tranquilidad de su casa de Belgrano. En público lo desmiente y muestra que inaugura oficinas proselitistas, mientras en privado también lo niega hasta a sus esperanzados impulsores del socialismo santafesino y del GEN de Stolbizer. Como le pasa a Massa, nacieron las dudas en los alrededores de Lavagna.