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Cumbre de Prosur

Estados Unidos de América del Sur

La Unasur se convirtió con el tiempo en un bloque de retórica política sin sustento ni contenido. Será sepultado hoy en Chile por Macri, Piñera y Bolsonaro.

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Donald Trump, Jair Bolsonaro, Mauricio Macri y Sebastián Piñera apoyan a Guaidó como presidente de Venezuela. | Cedoc/Bloomberg

"Nos hemos reunido para cumplir el sueño de Simón Bolívar: vamos a crear los Estados Unidos de América del Sur". Hay que reconocerle a Hugo Chávez la fuerza de sus palabras. Con aquella deliciosa ironía, el presidente de Venezuela se convertía en el partero de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), el 8 de diciembre de 2004 en Cuzco, Perú.

Ese organismo se constituyó formalmente en 2008 con la firma del Tratado constitutivo de Unasur, el cual entró en vigor en 2011. El bloque sudamericano nacía con la declarada intención de convertirse en un espacio geopolítico influyente, gestado con la expresa intención de desarrollar una moneda común y un ejército sudamericano.

Nada de eso sucedió. Y hoy, a 15 años de su nacimiento, en Santiago de Chile se sepultará a la Unasur para darle espacio a un nuevo bloque regional: el Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina (Prosur).

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Unasur había sido impulsada por Chávez, con el fuerte respaldo de Lula da Silva para devolverle a Brasil su hegemonía regional –razón por la que Néstor Kirchner desconfiaba de ese bloque, a tal punto que el presidente argentino no participó de la reunión de Cuzco–. Mientras que Prosur es una iniciativa propuesta por el presidente chileno, Sebastián Piñera, y respaldada por su colega colombiano, Iván Duque. Las raíces ideológicas que inspiraron a cada bloque permiten explicar el desarrollo que tuvo la Unasur y, claro está, también el que tendrá Prosur.

Además de Lula, Chávez y Kirchner, la Unasur creció bajo el calor de otros presidentes progresistas que se multiplicaron la región: Bolivia (Evo Morales), Uruguay (Tabaré Vázquez), Ecuador (Rafael Correa), Chile (Michelle Bachelet), Perú (Alejandro Toledo) y Paraguay (Fernando Lugo).

 

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Y hay que reconocer que durante estos años, el bloque logró un alto grado de autonomía en el manejo de crisis regionales como fueron los casos del intento de golpe a Correa, la destitución de Lugo o el freno al ALCA en Mar del Plata.

Pero es indudable que la Unasur se convirtió con el tiempo en un bloque sin sustento ni contenido. No pudo avanzar en los objetivos más ambiciosos que se había propuesto, como fueron la integración energética, productiva, de infraestructura y financiera. Por lo que terminó siendo una cáscara de retórica política que se fue quedando vacía a medida que la izquierda iba siendo desplazada en cada uno de los países de América del Sur.

La salida de la Unasur de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay se produjo cuando la presidencia pro témpore del bloque pasaba a Bolivia, en abril de 2018. Y, finalmente, en marzo de este año se despidió Ecuador. El caso ecuatoriano es más significativo, porque Quito sigue siendo, hasta estas horas, la sede permanente del organismo.

No es casual que Prosur haya sido gestado por Sebastián Piñera, el líder de la derecha "moderna" que se convirtió en un modelo a imitar para otros presidentes de Sudamérica.

El 14 de enero pasado, en Santiago de Chile, Piñera sostuvo que el nuevo bloque se proponía la "defensa de la democracia", la "independencia de poderes" y la "economía de mercados". Y luego aclaró Piñera aclaró que este foro estará abierto a todos los países de América del Sur que cumplan con dos requisitos: "vigencia plena del Estado de Derecho y respeto pleno a las libertades y a los derechos humanos”. La Venezuela de Nicolás Maduro no fue invitada a ser socia del nuevo club.  

En la foto de familia que mostrará hoy el nacimiento de Prosur, se lo verá sonriendo a Mauricio Macri, junto a los anfitriones Piñera y Duque, además del brasileño Jair Bolsonora, el paraguayo Mario Abdo Benítez, el peruano Marzín Vizcarra y el ecuatoriano Lenín Moreno. Hombres de derechas que le han declarado su guerra al "populismo" y a la "corrupción" en sus países. Son presidentes que también, hay que decirlo, han mostrado su admiración por Estados Unidos.

Dos ejemplos lo demuestran con claridad: en su última visita a la Casa Blanca, Piñera le obsequió a Donald Trump una foto que mostraba que "Chile está en el corazón de Estados Unidos", utilizando una imagen de las estrellas y las franjas rojas y blancas que unía la bandera de ambos países; mientras que en su reciente viaje a Washington Bolsonaro visitó la sede de la CIA, convirtiéndose en el primer jefe de Estado que recorre los servicios de inteligencia en una visita oficial.

Quizá, sin proponérselo, los presidentes que hoy formarán el nuevo bloque regional estarán más cerca que sus antecesores de darle vida la ironía de Chávez para crear los Estados Unidos de América del Sur.

 

En twitter: @rodrigo_lloret