COLUMNISTAS
tensión electoral oficialista y opositora

Fiebre de candidaturas

Frente de Todos 20221015
CORTOCIRCUITOS. El FdT no logra salir de sus disputas, que se acentúan hacia la campaña. | PABLO CUARTEROLO

Doble incógnita. Persiste la duda sobre la convocatoria o no de las PASO y, menos meneada, es la vacilación para llamar o no a un adelantamiento de los comicios debido a  una crisis indominable de la economía. Múltiples argumentos en uno u otro sentido, los dos recursos se analizan en los laboratorios partidarios.

Mientras, los inciertos aspirantes surcan la pasarela exhibiendo dificultades de todo tipo. Por ejemplo, la Vice no quiere ser candidata a pesar de que muchos adeptos reclaman “Cristina Presidente” en algunos actos. Claro, no son ellos los que arriesgan el pellejo. Para ella, en cambio, se complica su libertad en el caso de perder en el 2023: se quedaría sin fueros para enfrentar las numerosas causas que la abruman. Más grave: si, como repite, las sentencias ya están escritas, su destino podría ser ominoso. Y no desea ser una extraditable revolucionaria.

Cambió el semblante, maquillaje apresurado: tres mujeres al gobierno 

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Curiosamente, Cristina hoy semeja aquella versión del Menem que ganó perdiendo, cuando venció a Kirchner en la primera vuelta y no se atrevió a ser derrotado en la segunda: una minoría intensa pero insuficiente. Menos le alcanza soñar con la dinastía a cargo de su hijo, Máximo, quien en apenas un mes paso del feliz tálamo de Massa a despotricar contra las medidas de su guía espiritual, obviamente por él conocidas con anticipación. Es que al malabarista se le escapan las pelotas de La Cámpora, adoctrinadas contra el campo y las exportadoras o la vergüenza de sobar las faldas del FMI. 

Tampoco suma por la obligada deserción de Cristina a la presidencia su ahora rencoroso elegido: Alberto Fernández finge una pretensión de continuidad cuando carece de quórum para su fiesta de cumpleaños. Respetuoso del cargo, el solitario intento de reelección se justifica en mantener una formalidad institucional, en que nadie lo considere un “pato rengo” antes de convertirse en “pato rengo”. Ni así sabe si llega al final del mandato, improvisando relatos como “está bajando la inflación” o “se reactiva la economía”. 

Lamentable final del mandatario: no lo invitan siquiera a los actos del 17 de octubre, a pesar de que es el titular del PJ. Le queda, sin embargo, un resto invalorable para la inteligencia argentina: capacidad para impedir avances de otros, bloquear iniciativas o propuestas, deshonrar a quienes lo ungieron. Hace 48 horas recordó que en la Administración Cristina los empresarios debían pagar (según la sonada causa de los Cuadernos) una mordida porcentual para quedarse con las obras, coima que también se estilaba en el gobierno de Macri según la revelación del periodista Hugo Alconada Mon en un detallado libro. 

Además de flechazos envenenados, Alberto se puede permitir otras medidas: no promulgar la suspensión de las PASO si lo llega a determinar una nueva ley. Para su fantasía de renovación presidencial, el fin de ese instrumento lo mandaría a la casa antes de tiempo y le devolvería el poder del dedazo a Cristina. Para eso está pensada la suspensión. 

Novedosas grietas oficialistas

Otro postulante oficialista, Massa, no cesa en la quimera personal. Aunque ver de cerca al león le cambió la fisonomía y se vuelve un albur presidencial repetir lo de Salinas de Gortari o lo de Fernando Henrique Cardoso desde el Ministerio de Economía. Quizás debió pensarlo antes de lanzarse a la arena del circo romano y enfrentar la fiera, siempre le correspondía un destino siniestro su pacto con Cristina: si le va mal en la función, ella lo responsabiliza y, si le va bien, ella lo desplaza. La rana y el escorpión, con los sexos cambiados en estos tiempos de diversidad. 

Última expectativa: como la viuda carece de candidato (Wado de Pedro no alcanzó siquiera el idilio primaveral) tal vez lo mande a la parrilla a Massa con la ilusión de fulminarlo. Debe estar molesta: su hijo Máximo, además de registrar peso mínimo en la balanza, a duras penas sigue la carrera de sus padres. Hasta se abrazará el domingo con los Moyano, que alguna responsabilidad tuvieron en la muerte de Néstor.

Tampoco la oposición canta victoria, aunque los sondeos le sonríen por los defectos del rival. Salió de su silencioso closet Rodríguez Larreta para confesar un amor prohibido de hace varios años, declaración romántica que se agregó a la voluntad de enfrentar a su inventor, Macri, si es que éste también decide competir por Olivos, más que por la Casa Rosada. 

Se endureció el Pelado rompiendo el huevo protector y, en cualquier momento, puede anunciar un compromiso político con el radical Lousteau para apoyarlo en su propósito de ganar la Capital. Un canje: yo te apoyo para la municipal, vos y los tuyos me apoyan para la nacional. Un shock divisorio, crucial, para el PRO: la estancia porteña que gobiernan se la regalan a la UCR. Sería inédito. Para alquilar balcones esa interna, ya que Macri se pronuncio a favor de su primo Jorge para mantener la hegemonía partidaria en la ciudad. En realidad, lo de la hegemonía es discutible: para muchos, en la administración del distrito hace tiempo que se le concedió un tercio a Lousteau & Cìa, sobre todo si se habla de licitaciones, habilitaciones o prórrogas. 

La agitación salió del lugar menos pensado

Al ex mandatario no le cayó bien esa jugada de Horacio. Replicó al día siguiente con la ambigüedad habitual sobre su propia candidatura, el juego del “no pero sí” que alimenta concursos de apuestas hasta entre sus amigos. Se presenta, no se presenta. En rigor, con el estreno de su próximo libro y sus recorridos políticos (siempre alabando a Patricia Bullrich en lugar de Horacio, una obediente hasta que le toque  morder la manzana) parece perseguir otra dimensión: evitar la interna, que sus admiradores lo consagren aclamándolo, como el hombre de la unidad en el PRO, custodio de bienes y cargos, proveedor de ocupaciones en el futuro. Finalmente es el jefe. 

Esta alternativa superior lo fuerza a compararse con Cristina. En sus respectivos ámbitos son lo mismo y, si él no se alista como candidato al Ejecutivo, será una penuria la vida de quien deba ejercer el cargo por la oposición, dependiendo de cada mohín, guiño, declaración o indirecta del ingeniero durante el mandato. Como le ocurrió a Fernández con su femenina Fernández. Destino argentino.

Si sobran candidatos presidenciales en el PRO y faltan en el oficialismo, otros soñadores aparecen titilando en la superficie, como Manes y Milei. Al corrector de cerebros, cuyo futuro pasa por herir y defenestrar a Macri más que la izquierda misma, le reconocen osadía para propiciar un frente con el gobernador cordobés Schiaretti, cuya esposa Alejandra Vigo podría ir como segunda en la fórmula. Escarceos voluntariosos y botellas con mensajes al mar, salvo el compromiso ya asumido con su correligionario Gustavo Posse (intendente de San Isidro) para que vaya como candidato a gobernador en la Provincia. 

Demasiada volatilidad ofrece Manes en las encuestas, al revés de Milei, quien por su cuenta logró un núcleo duro, alborotador y popular en casi todo el territorio. Singular fenómeno con mucha gente joven que habla de la libertad como si fuera un descubrimiento actual, quizás por haber atravesado el cautiverio del covid y las limitaciones de todo tipo que los gobiernos le impusieron a la sociedad. Casi una canción de protesta en busca de ser himno.