COLUMNISTAS
Por una mejor gobernanza

La agenda de los que no pueden

28_11_2021_logo_ideas_Perfil_Cordoba
. | Cedoc Perfil

Desde muy pequeños se nos va diagramando nuestra agenda. Al nacer, probablemente una madre, a la par de su propia rutina, organiza un cronograma de comidas y sueños, agenda para el recién nacido.

En la escuela, los horarios de las materias, los cuadernos de comunicaciones y otras obligaciones, impuestas desde afuera, llenan los casilleros de una agenda que, de a poco, se va escribiendo con nuestra letra.

A medida que crecemos aparecen responsabilidades, propias o compartidas, que apuran los renglones del día, semana y año. Estudio, trabajo, reuniones, salidas, ir al médico, visitas familiares, recordar aniversarios y lo que venga.

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No son iguales las agendas de la niñez, de la juventud, de la vejez. Como tampoco la de la pobreza o riqueza, la de los enfermos, la de los enamorados, la de los bomberos o los pescadores, ni la de las mujeres de la ciudad o el campo.

¿Cómo imaginamos la agenda de un gobernante? Es posible que poblada de audiencias de diagramación y puesta en marcha de políticas que resuelvan y propongan caminos para el bien común. Escuchar y decidir en función de un programa para un país y sus ciudadanos. No la figuramos orientada a la redacción de declaraciones, sobre otras declaraciones y más declaraciones.

La agenda de un gobierno no es escribir un recordatorio de obligaciones, simplemente son las huellas que deja el gobernante de sus ideas, planes y objetivos con el fin de una ciudadanía viviendo cada día mejor.

Si la agenda de un gobierno se distrae en anotaciones para resolver, a cada hora, una disputa interna, el país pierde el rumbo y la ciudadanía se empobrece, se embrutece, se hace cada día más injusta y desigual.

Hoy, la agenda de los poderosos es la grieta, y saben que allí está su negocio

El mundo se ha llenado de grietas. Se puede afirmar que es la hora de los inventores y vendedores de grietas. Los que fabrican armamentos saben que las permanentes brechas son negocio, siempre se está más cerca de la disputa, de la violencia y de la guerra. Los que miran solo sus propios intereses y acumulan riqueza, los que quieren vender más noticias, más entradas, obtener más votos, acortar caminos. Los que quieren concentrar dividendos para reinar saben que los agrietamientos son negocios.

La agenda mundial y la nacional parecen estar escritas desde y para las fracturas. Son pocas las voces internacionales y/o locales que se alzan sobre estas fisuras.

Tal vez sea la del Papa una de las pocas agendas alejadas del negocio de las divisiones. Algunos quieren colocarlo de un lado u otro de los bordes del precipicio pero es justo reconocer que sus palabras, sin la chicana de la política local barata, se emiten desde una mirada que contempla a los marginados del sistema, los inmigrantes, los pobres, los desocupados y los empleados precarios.

Hacia esa visión debemos ir los trabajadores, hacia allí fuimos a ver al Papa con la Red ICJ, constituida por los gremios APOC, Aefip y UEJN (trabajadores/as de los organismos públicos de impuestos, control y justicia) para pararnos desde nuestros puestos de trabajo contra la corrupción, la evasión, el narcotráfico y el contrabando, que crean cada día nuevos esclavos.

Hacia allí, con nuestra agenda para una mejor gobernanza y potenciar la dignidad de nuestro trabajo. “Hay que conceder un lugar preponderante a una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas”, en Laudato Si’ - 181.

Las y los trabajadores debemos construir una agenda consensuada, para la casa común y el planeta integrado. Hoy, la agenda de los poderosos es la grieta, y saben que allí está su negocio. Es hora de que en el mundo, y por supuesto en la Argentina, se empiece a programar una agenda en la que el trabajo y la educación ocupen los casilleros diarios que nos permitan salir adelante. La agenda de los que no pueden.

*Secretario general de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC).