Los temblores de aquel choque notable se mantienen en la memoria de los funcionarios de la secretaría de Comercio. Aquella mañana, Guillermo Moreno recibió con una hostilidad inusitada al empresario Alberto Samid, dueño de la cadena de carnicerías La Lonja.
—¡Turco, vos sos tan traidor como tu jefe! –lanzó el secretario a modo de saludo al ver llegar a Samid. Era sólo el comienzo. El escarnio continuó luego sin pausa contra el empresario de la carne y el gobernador Daniel Scioli, a quien Moreno sindicaba como su “jefe”.
La furia de Moreno había sido motivada por las críticas que Samid había arrojado el día anterior contra las cadenas de supermercados, a las cuales Moreno considera aliadas en sus negociaciones por los precios. La cara de Samid se puso roja como un tomate, mientras se mordía los labios para evitar responder. Finalmente, se marchó furioso.
–¡No se puede seguir con estos locos! –se descargó antes de atravesar la puerta.
Cuatro meses después, en la residencia de Scioli en Tigre, Samid seguía con atención las negociaciones entre Massa y el gobernador. Faltaban apenas unas horas para que se cerraran las listas y para que la decisión del intendente de enfrentar al Gobierno terminara por salir a la luz. Aunque los negociadores de Scioli y Massa habían llegado a puntear las listas conjuntas de candidatos, como oportunamente revelara PERFIL, el acuerdo fracasó. Palabras más o menos, Scioli dio por cerradas las negociaciones y le respondió a Massa que evitaría confrontar con los candidatos de Cristina Kirchner en las elecciones. Como pocos, Samid quería ver juntos al intendente y al gobernador. Su deseo resultó imposible. “Juntos era jaque mate”, le diría tiempo después a este diario. Ahora, Massa y Scioli son adversarios. Samid aún se ilusiona con verlos juntos. Y tomarse su revancha.