El Martín Fierro fue escrito hace casi un siglo y medio.
En los últimos años, la imparable tendencia hacia el “revisionismo” lo ha cuestionado, por su dura crítica hacia el “indio” y por la subestimación del “negro”.
Se tata de un cuestionamiento “a-histórico”, porque mira el pasado en función de las percepciones presentes.
Pero los “valores” que transmite tienen plena vigencia.
La tragedia de los rugbiers de Villa Gesell que bien puede calificarse como “homicidio en banda”, es cuestionada por nuestro poema nacional.
Frente a la fuerza de los más sobre los menos, el Martín Fierro opone el “coraje”, individual.
Dice ante una “partida” de media docena de hombres que viene a apresarlo:
“Y me venían a buscar
Mas no quise disparar.”
Enzarzado en una lucha de uno contra un grupo que lo supera ampliamente, aparece otro gaucho, que sin conocerlo, decide concurrir en su defensa, afirmando:
“Cruz no consiente
Que se cometa el delito
De matar ansí un valiente!.”
Entre Martín Fierro y Cruz, –de ahí en más amigos inseparables–, enfrentan juntos a la “partida” y pese a la inferioridad de fuerza logran vencerlos.
Más adelante, frente a un hombre mayor que lo amenaza armado, no quiere imponerse por tener mayor fuerza y para enfrentarlo ejerce un mínimo de fuerza:
“Para no matar un viejo,
Con cuidao, medio de lejo,
Un planazo le asenté.”
Le da un golpe con la hoja, sin usar la punta y el filo para no herirlo.
El coraje implica enfrentar a quienes son más, defender a quien lucha en desventaja, no imponerse por la fuerza cuando el otro es más débil.
En el segundo libro La vuelta del Martín Fierro, aparece la exaltación de otro valor: la defensa de la mujer débil sometida por el varón.
Sobre la situación de la mujer en la sociedad india, que observa al vivir en la toldería plantea:
“Echan la alma trabajando
Bajo el más duro rigor
El marido es su señor
Como tirano la manda.”
En los años 70 del siglo XIX, este gaucho realiza una precursora defensa de la mujer frente a lo que hoy podríamos denominar los excesos del “machismo” o de la sociedad “patriarcal”.
Frente a la fortaleza de la cautiva castigada brutalmente por su captor, Martín Fierro, con admiración dice:
“Cuando una débil mujer
Le diste en esa ocasión
La fuerza que en un varón
Tal vez no pudiera haber.”
Frente a fenómenos de violencia social que si bien no son nuevos, están alcanzado una relevancia singular, con fenómenos que indinan a la sociedad como “violación en manada” u “homicidio en banda” hace un siglo y medio, nuestro poema nacional, exalta los valores contrarios: el coraje frente al exceso de la fuerza y la defensa de la mujer frente al abuso y la violencia de género.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.