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Defensora de Género

Otro 3 de junio reiteramos: “Ni una menos”

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Lejos. ¿Dónde quedó aquello de que los niños son los únicos privilegiados? | pablo cuarterolo

El sábado pasado, 3 de junio, se cumplieron ocho años del primer Ni Una Menos. En 2015 ese 3J en Argentina se llenaron todas las plazas de las ciudades del país bajo la consigna “Ni una menos”. Así toda la ciudadanía sin distinciones de sexo, genero, sector social, edad ni ninguna otra característica se volcó a las plazas a expresar su rechazo a la violencia contra mujeres y niños incluso en su máxima expresión el femicidio. También salió a reclamar ante la inacción del gobierno, que en ese momento no mostraba una decisión de implementar la Ley 26.485 sancionada en 2009 ni de movilizar fuerzas para acabar esto. Ese 3 de junio fue un hito muy importante en el país, que cundió en los países de la región e incluso llego a Europa y África. Ese día la tradicional Plaza del Congreso de la Ciudad de Buenos Aires fue el epicentro de las actividades. Para quienes veníamos luchando casi en soledad ver esa plaza llena y la multitud que se extendía por la avenida de mayo hasta la 9de Julio y más allá, fue un placer y una emoción difícil de explicar, algunas lloramos. La persistente llamada de atención y reclamo característico de nuestra militancia se vio acompañado por esa multitud y sentimos que no había sido inútil nuestra acción. A esa primera marcha le sucedieron otras y así se fue consolidando una forma de reclamo que en estos ocho años nunca se interrumpió, aunque perdió la masividad de ese primer año.    

¿Qué paso en estos ocho años?Vale la pena hacer el balance porque hubo muchos avances, especialmente en el ámbito legislativo pero las cifras descienden muy lentamente, nos preguntamos por qué. En principio nuestro cuerpo legal y normativo se enriqueció con leyes como la ley Micaela, que obligo a los tres poderes públicos a capacitar a su personal en todas las categorías sin límites de jerarquías ni antigüedad. También en el sector privado y las universidades donde se realizaron acciones de capacitación. ¡Ahora parece que la ley Micaela entró en un cono de sombra, ya la mayoría de los funcionarios hicieron el curso, entonces ya está! Y no es así. Es un ejemplo de capacitación permanente que debe hacerse y no meramente un curso y nada más. Salvo excepciones se entiende así y no como un aprendizaje que se alimenta de la revisión de las propias conductas y de las respuestas frente a las distintas situaciones. 

Sumado a las leyes y nomas se adoptaron programas como los de apoyo económico a las mujeres que padecen violencia que si bien es solo por seis meses y no alcanza a cubrir el tiempo que necesitan para lograr la estabilidad económica, es un gran apoyo y se debe tratar de ampliar, pero nunca acabar.  Estos avances no lograron aun una base de articulación entre el sector local, provincial y nacional, se duplican accionesy no searticulan. Esto no solo implica un mal uso de recursos si no que ademas no son efectivas y es por eso que muchas mujeres y niñas que denuncian o piden ayuda no la reciben y a muchas las matan.

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En el campo de la prevención estamos aún más en falta. Si bien se han hecho campanas no se ha hecho una masiva o no se ha replicado una hecha hace ya varios años. La inclusión en el programa escolar en el nivel primario y secundarioes fundamental para desnaturalizar la violencia de género, pero no se ha avanzado mucho excepto en la organización de la semana alrededor del 25N. Hay además muchas otras acciones de prevención que se deben hacer y promover.

En síntesis, necesitamos revitalizar el compromiso de Ni Una Menos y exigir a toda la sociedad y los gobiernos en todos sus niveles que renueven su compromiso con acciones concretas que permitían realmente acompañar a las mujeres y niñas, así como a las mujeres trans y personas del colectivo Lgbtqi+ la adecuada atención y protección que hoy no tienen, mientras intensificamos los mecanismos de prevención para realmente desnaturalizar la violencia de género.