Con el dólar escalando y el riesgo país por las nubes, el último reporte de Naciones Unidas sobre el desarrollo industrial a nivel global no deja al país bien parado: de hecho, la Argentina figura como el país que registra la peor caída en su desempeño manufacturero entre los 80 países analizados, con un descenso interanual en su índice productivo del 11% entre el cuarto trimestre de 2017 y el de 2018. Es, además, el único en el ranking que alcanzó el doble dígito en su colapso.
Los datos surgen de un informe del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (Ocipex), en base a las cifras anualizadas de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), que trazan la evolución de la actividad industrial en un universo de países industrializados y en vías de desarrollo. El desplome, en la misma tendencia que el reporte previo de la agencia internacional, casi duplica el 7% de la comparación interanual entre el tercer trimestre de 2017 y el de 2018.
Con este registro, la Argentina encabeza el top five de los países que retrocedieron en su índice industrial el año pasado. Le siguen Kazajistán (-9%), Turquía (-8%), Vietnam (-6%) y Jordania (-4%). Salvo el Kazajistán y Jordania —el primero empeoró su registro casi a la par de nuestro país mientras que el segundo apenas moderó su descenso—, los otros dos países irrumpieron en el selecto derrotero golpeados por la misma crisis cambiaria que la Argentina. De hecho, entre el reporte del tercer trimestre y el del cuarto trimestre de 2018, la agencia sumó seis países más, de 13 a 19,con su índice de desarrollo industrial a la baja.
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En perspectiva latinoamericana, otro dato curioso es que si bien el promedio regional también sufrió un retroceso —de 1,4% en el anualizado del tercer trimestre a -1,2—, la Argentina y Brasil son los únicos con números negativos, con una diferencia abismal entre ambos: el gigante sudamericano acusa un -2,8%, casi ocho puntos menos, lo que sin lugar a dudas tiene su cuota de impacto de este lado de la frontera dadas las estrechas vinculaciones productivas. Aún así, desde ONUDI hacen foco en la profunda devaluación y las elevadas tasas como un factor clave a la hora de quebrar el círculo virtuoso de la producción de bienes, masificación, baja en el precio y aumento en las ventas, con sus consecuencias naturales. Básicamente, atentando contra la capacidad de inversión de los productores de manufacturas.
Salvo por el caso de Perú, que triplicó su crecimiento industrial anualizado del tercer al cuarto trimestre, los otros latinoamericanos analizados por Naciones Unidas también acusaron algún vaivén en sus matrices productivas sin que ello lograra hacerlos volcar. Uruguay bajó de 16 a solo un 5%; Ecuador pasó del 8,7 al 7,3%; Colombia lo hizo de 3,4 a 2,4%; México, de 2,7 al 1% y, por último, Chile descendió del 1,5 al 0,8%.
“Lejos de obedecer a dinámicas globales o regionales, puede decirse que el triste primer puesto que le toca ocupar a la industria argentina en este ránking mundial no tiene otras causales que la brutal caída del consumo local, el ascenso astronómico de las tasas de interés y la devaluación de casi 80% entre mayo y agosto de 2018”, asevera el informe de Ocipex. Semejante combo hizo mella en el poder adquisitivo y, con ello, en los fondos disponibles para importar bienes intermedios y de capital indispensables para la actividad productiva. Con el dólar rozando los 45 y tasas que se mantienen altas, el rebote que tanto espera el Gobierno en el año electoral suena más a deseo que a realidad.