COLUMNISTAS
Defensora de Género

Producción especial del #8M Empoderadas

Perfil del sábado y domingo pasados reflejó de muchas formas el acontecimiento del 8 de marzo, la marcha y el paro de mujeres, sus consignas y demandas.

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Mega cobertura. Análisis de las amplias y diversas miradas que tuvo PERFIL a propósito del 8M. | Pablo Temes

PERFIL del sábado y domingo pasados reflejó de muchas formas el acontecimiento del 8 de marzo, la marcha y el paro de mujeres, sus consignas y demandas. El fin de la violencia de género es siempre la primera y urgente. Su forma extrema, el femicidio, es tratado por Nadia Galán en la sección Policiales del sábado aportando precisiones en los datos y contundencia en las valoraciones. El contexto son aquellas situaciones estructurales que producen la sistemática vulnerabilidad de las mujeres, que Diane Russell llamó “el sistema de violencia femicida”, cuando conducen a esas muertes de maneras sistémicas en las que el Estado tiene responsabilidad por acción y omisión.

En la sección Sociedad, Josefina Hagelstrom reseña la multitudinaria marcha y añade demandas que hacen a la erradicación de la violencia contra las mujeres, como el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y la igualdad de derechos sociales y laborales (como utopía de un orden no patriarcal, y no mera inclusión).

De Plaza Congreso a Plaza de Mayo, en la avenida y en las adyacencias, las mujeres recorrieron de a miles el camino del ágora ciudadana llevando en primera persona colectiva sus reclamos a los lugares de decisión que todavía les son esquivos. Clara Fernández Escudero, en la misma sección, nos advierte que la palabra “feminismo” todavía genera resistencias entre las mujeres a nivel global (oponerse frontalmente al patriarcado tiene costos). Pero a la vez han logrado instalarse demandas concretas, como la paridad en las responsabilidades de cuidado, con bastante consenso entre ellas y ellos, aunque la práctica efectiva es otro cantar.

Ocho mujeres en lucha por la igualdad

PERFIL le agregó al 8M una producción propia ambiciosa y esmerada: un diálogo abierto con representantes de diversas vertientes del feminismo que reflejaron a la vez las décadas de luchas, los logros en altos lugares de gestión, la creatividad, la novedad y especificidad del activismo adolescente y juvenil, la integración de las feminidades trans a la demanda feminista, la producción de un colectivo para respaldar denuncias individuales que no son excepcionales sino representación de las experiencias de muchas otras mujeres menos visibles, la integración femenina a nuestro deporte nacional, el aporte a una información periodística menos sesgada, todo en una serie de temas preparados con inteligencia.

También se invitó a varones a opinar y valorar el cambio colectivo propuesto por el feminismo, que involucra un nuevo pacto en lo político y en lo íntimo. El sábado, desde el colectivo de varones antipatriarcales se nombran las identidades que quedan fuera de la garantía de derechos del sujeto androcéntrico: mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, no binaries, negras, originarias y personas con discapacidad, y se aboga por una reflexión sobre los privilegios. Carlos Gabetta interpretó lo que era un elogio (una buena estrategia de lenguaje inclusivo) como una “acusación” y personaliza en mí sus adjetivos descalificadores de cierto feminismo insustancial, secundario, vocinglero, meramente espumoso y sin hondura política.

El domingo Sergio Sinay repasa los orígenes históricos –laborales y políticos– del 8M y advierte sobre los modos en que también se persigue a las masculinidades innovadoras y en que el capitalismo banaliza las luchas transformándolas en meras catarsis sin profundidad de cambio. Martín Kohan hace un ejercicio poderoso de feminismo masculino, al realizar una genealogía de todas aquellas mujeres extraordinarias con las que se cruzó en su vida y en su formación, y que produjeron impacto sobre su conciencia y sus convicciones.

Como siempre, me quedan muchas columnas por comentar. El duelo de cada semana.