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La construcción de un Milei presidenciable

Milei Temes Nuevo
Por primera vez, las encuestas muestran una importante caída en la imagen positiva de Javier Milei. | Pablo Temes

La política argentina se asemeja por estos días a una curiosa ley de proporcionalidad inversa: a medida que el Frente de Todos y Juntos por el Cambio ralentizan su crecimiento, y en algunos casos, hasta pierden impulso, la figura de Javier Milei se potencia y se acrecienta en forma exponencial. Mientras las dos alianzas mayoritarias discuten cómo llegar a las PASO sin fagocitarse en el camino, Milei acelera su candidatura presidencial.

En los últimos días se observó el mejor ejemplo de esta curiosa ley de geometría política. Esta semana, Cristina Kirchner menospreció en el CCK el poder de Alberto Fernández y erosionó, una vez más, al oficialismo. En tanto que, la semana pasada, Mauricio Macri se selfió junto a Donald Trump para detonar una bomba que todavía sigue soltando esquirlas en la oposición.

De esa forma, a medida que la discusión complica la convivencia interna de kirchneristas y cambiemistas, el líder de La Libertad Avanza consolida su meteórica proyección gracias a la instalación de una cuidada autobiografía y la confirmación del crecimiento sostenido de su popularidad en todas las encuestas. Ha comenzado la construcción de un Milei presidenciable.

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El mes pasado, el economista presentó su decimoséptimo libro: El camino del libertario. A diferencia de los trabajos anteriores, se trata de un texto que representa el inicio formal de la carrera del diputado para las elecciones del próximo año. Es, según sus propias palabras, el punto de partida de la campaña electoral. “Es el libro de un candidato a presidente”, confirmó Milei en estos días.

Las 348 páginas del flamante trabajo editado por Planeta constituyen el mayor esfuerzo de Milei para mostrarse como un político serio y respetable. Así se presenta una obra que recorre la trayectoria personal y política de un outsider que ahora busca ser menos outisder para concretar su sueño presidencial.

Milei consolida su crecimiento con la instalación de una cuidada autobiografía.

Y no le ha ido nada mal hasta el momento: la autobiografía está en camino de convertirse en un gran acierto editorial. De los libros políticos, El camino del libertario se ubica en segundo lugar entre los más vendidos, solo superado por Diario de una temporada en el quinto piso. Pero el trabajo de Juan Carlos Torre se presentó el año pasado y recibió en los últimos días una promoción impensada, cuando Cristina reveló públicamente que se lo regaló a Alberto por su cumpleaños, en lo que se entendió como una solapada crítica al acuerdo del Gobierno con el FMI, ya que el trabajo de Torre relata la crisis alfonsinista luego de pactar con el Fondo.

En cambio, la biografía de Milei lleva tan solo un mes desde su salida, lo que permite anunciar que será el bestseller político del año. De hecho, ya se está reimprimiendo una nueva edición, algo inédito para un libro que tiene tan pocas semanas en las librerías.

El texto está estructurada en tres partes: se inicia con referencias personales, continúa con las bases ideológicas del pensamiento libertario y finaliza con la inmersión de Milei en el mundo de la política, publicando los principales discursos y declaraciones que hizo en la campaña de las elecciones legislativas del año pasado.

Algunos puntos centrales de la lectura refieren al aspecto personal del líder libertario. Se da cuenta de la relación conflictiva que mantiene con sus padres, a los que no menciona, y se destaca la figura de su perro Conan y su hermana Karina. “Los únicos que siempre estuvieron conmigo”, confiesa el economista para develar la fragiliad de los vínculos sociales que pudo construir.

También se revela el secreto de su éxito mediático, gracias a un consejo que le dio el periodista Mauro Viale hace algunos años, cuando Milei empezaba a incursionar en la televisión. “Vos sos un pibe que sabe un montón, pero tus explicaciones son muy largas. Tenés que pensar que esto es como un round de boxeo. Tenés tres minutos para contar la idea. ¡Ah! Eso sí, en el primer minuto tenés que meter una piña de KO”. La raíz pugilista del candidato mediático, sintetizada en pocas palabras.

Milei cuenta que los únicos que siempre lo apoyaron fueron su perro y su hermana.

Pero más allá de esos condimentos, se trata de un relato depurado y edulcorado para impregnarle entidad, solidez y densidad a la candidatura de Milei, que se idealiza a través de la imagen de un hijo de clase media que progresa gracias al esfuerzo y la educación y así logra abrirse camino. Meritocracia a pleno, parece ser el legado de la primera lectura que se pretende instalar en el libro.

Y, en ese contexto, aparece la responsabilidad que asumió en la consultora económica de Miguel Broda o en las oficinas comerciales de Eduardo Eurnekian. La pulsión por demostrar que su desarrollo profesional fue exitoso no deja espacio para mencionar que en el estudio de Broda duró poco tiempo, en tanto que la idealización de que su carrera se materializó en el sector privado –el empleo público parece ser una mala palabra para Milei–, no permite señalar que el holding de Eurnekian es uno de los principales grupos contratistas del Estado.

Los recuerdos se inician cuando un joven Milei rememora en 1982 a Lorenzo Sigaut advertir que “el que apuesta al dólar, pierde”. La frase le permite al dirigente de La Libertad Avanza remarcar el problema endémico que Argentina tiene con el dólar. Sin embargo, no aparece en ese apartado ninguna mención al fallido plan económico de Martínez de Hoz o, lo que es más grave, no hay ningún cuestionamiento al terrorismo de Estado propiciado por la dictadura.

Luego llega el relato de lo que Milei recuerda sobre la hiperinflación alfonsinista. Entonces aparece el estudiante adolescente que decidió ingresar a la Universidad de Belgrano para cursar la carrera de Economía y así poder dar cuenta de una voracidad lectora, que incluye decenas de obras en la biblioteca universitaria con el objetivo de entender por qué Argentina sufría crisis tan reiteradas.

El gobierno de Raúl Alfonsín se relata en el libro como un paso fallido que pudo ser corregido a tiempo por Carlos Menem. La idolatría a los noventa tampoco deja ver algún comentario condenatorio con la trama de corrupción desbocada en esos años, ni tampoco se hace mención a la desarticulación del proceso productivo que generó los mayores índices de desempleo en la historia argentina.

Allí se terminan las menciones políticas. No se observan críticas directas ni a los gobiernos kirchneristas (2003-2015), ni a la etapa macrista (2015-2019). Y no se trata de un error de edición: Milei sabe que si quiere pegar el salto en las urnas, debe seducir a los votantes de Juntos por el Cambio, especialmente, y también a los del Frente de Todos. Por lo tanto, ni Cristina Kircnher ni Mauricio Macri son aludidos en el libro.

Aparecen más adelante las maestrias en Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), donde Milei exploró y detestó al keynesianismo, y en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), donde cultivó “mejores relaciones académicas” y “menos eclécticas”. Son años en los que se apasiona con los autores de la Escuela Austríaca: Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y, muy especialmente, Murray Rothbard, quien lo convierte en anarcocapitalista.

Pero aunque el autor se esfuerza en mostrar su anhelada erudición académica, no parece ser ésta la trayectoria de un exitoso intelectual, tal como pretende presentarse Milei en los medios.

El libertario es el único político que mantiene un crecimiento en las encuestas.

Pero sí hay espacio para que Milei revele su paso por el Club Atlético Chacarita Juniors, como arquero del primer equipo de fútbol, o su participación en una banda de tributo a los Rolling Stones. En cambio, no hay registro de ningún tipo de militancia, ya sea universitaria o de base, no hay ninguna mención a su interés por alguna tipo de causa política. Milei no sería, siguiendo a Aristóteles, el ejemplo más evidente de un “animal político”.

Pero ese antecedente, que podría ser entendido como un déficit para alguien que quiere convertirse en presidente, aparece en el libro como una fortaleza. Su lucha contra “la casta” tiene ficha limpia de antecedentes políticos. Y eso podría ser, quizá, el factor que más le permite impulsarse en las encuestas, a partir del hartazgo que tiene gran parte de la sociedad con la dirigencia argentina.

Esta semana, sin ir más lejos, dos encuestas muestran un impresionante crecimiento del libertario, por primera vez, a nivel nacional. El informe de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés (UdeSA) demuestra que en medio de un fuerte rechazo al sistema político (81% se encuentra insatisfecho con las instituciones), el político más favorecido es Milei: tiene 42% de imagen positiva a nivel país, superando a Horacio Rodríguez Larreta (40%) y Patricia Bullrich (36%).

El 58% no considera que Milei sea un “peligro” para la democracia.

Mientras que esta semana también se conoció el estudio elaborado por D'Alessio IROL–Berensztein, que llegó a la siguiente conclusión:
-El 42% cree que el “fenómeno Milei” es positivo.
-Un tercio votaría a Milei si se presentase como candidato a presidente.
-El 34% opina que Milei es “un político que hace falta”.
-El 58% no lo considera un peligro para la democracia.

En medio de un mapa político tan fragmentado, solo hay dos datos que parecen ser inobjetables: la figura de Milei se afianza a paso firme y el dios libertario ya tiene su propia biblia.