Casi como el frustrado “Sí se puede” con el que Macri intentó dar vuelta la elección presidencial tras el cachetazo de las PASO 2019, el Frente de Todos encara ahora su campaña del “Sí” con el mismo objetivo. Acaso tenga también el mismo resultado que su precedente.
El argumento del consultor español Antoni Gutiérrez-Rubí (de quien se reproduce un texto en esta edición de PERFIL) es que el positivismo del nuevo eslogan se contrapone a lo negativo que supuestamente aporta la oposición. Además, claro, de que hay que dar vuelta atrás a los errores graves propios.
Aunque no tienen el mismo rating que los noes gubernamentales emblemáticos (Pfizer, vacunatorio vip, escuelas cerradas y Olivosgate), el oficialismo insiste por estos días en autodesmentirse.
Ahí está, por caso, el discurso incendiario de Emilio Pérsico en el acto del jueves del Movimiento Evita. Ante la presencia de Alberto Fernández, el también secretario de Estado en el Ministerio de Desarrollo Social se despachó con que quiere llenar la política de pobres y que descree de la alternancia en el poder. El asesor Gutiérrez-Rubí, presente en el atiborrado estadio de Nueva Chicago, no podía creer lo que estaba escuchando.
En ese mismo sentido auditivo, se escucharon promesas y anuncios a borbotones desde la derrota de hace un mes y el recambio de Gabinete. Algunas se pusieron en marcha, sin que haya precisión sobre el costo público de esas erogaciones en forma de “platita”. Tal el caso del nuevo piso de Ganancias o el Plan Registradas.
Otras duermen la siesta, tucumana o no, como la promocionada reapertura de la exportación de carnes. Y algunas parecen una provocación, como el proyecto de subsidio lanzado por el gobernador Kicillof para que los alumnos bonaerenses puedan irse de viaje de egresados.
Hablando de plata y pese a que no es público aún, un nuevo crujido aparece entre el ministro Guzmán y La Cámpora. La agrupación que lidera Máximo Kirchner le endilga a Economía que en el Presupuesto 2022 enviado al Congreso se establece un millonario recorte de los fondos a enviar a las universidades nacionales. Allegados a Guzmán niegan tal ajuste y atribuyen la maniobra a la interna oficial.
Tampoco vendrían a ser muy consistentes con la nueva estrategia positivista el reactivado accionar de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). El Presidente descalificó a la AFI por contribuir a los “sótanos de la democracia” y se comprometió a transparentarla.
No estaría funcionando. La justicia investiga el espionaje contra una secretaria de la embajada de Irán en Buenos Aires, a manos de tres agentes de Contrainteligencia. La funcionaria de la sede diplomática hizo la denuncia judicial, que fue revelada por el colega Patricio Del Pozo. También hizo trascender un misterioso viaje de integrantes de la AFI a Moscú, quienes habrían sufrido el hackeo de sus celulares.
No termina acá. Macri está convencido de que varias de las imágenes filtradas durante su actual estancia en Miami son producto de seguimientos de la AFI, conducida por la ex fiscal Cristina Caamaño. No se basa sólo en una sospecha: se la alimentó un viejo conocido suyo, de activa participación en la agencia durante la jefatura de su amigo Gustavo Arribas. Sí, el mismo que hizo espiar a propios y extraños.