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wall street en campaña

Sueños húmedos y pesadillas

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Agasajo. El martes pasado, un almuerzo de empresarios del Cicyp, para Vidal. | Grassi

Un importante referente de la banca internacional la llamó “la niebla que no permite ver qué viene después”. Otro pope del mundo de los servicios la mencionó como “un estado regulador irracional”. Un constructor, que sobreactúa como los conversos, la menciona como “el terror”. Un industrial que ojeó su libro y no puede creer el enrosque que tiene con la entrega del bastón presidencial, juega con localidades patagónicas tipo El Calafate y la bautiza “Chapelco”. Lo cierto es que con otra aceleración del dólar y un nuevo peor momento de Cambiemos, los empresarios empiezan a buscar la forma de nombrar a Cristina Kirchner, como asumiendo, aunque más no sea con espanto, la idea hasta ahora negada de un regreso.

La pesadilla de imaginar un nuevo mandato del kirchnerismo lleva a los principales hombres de negocios, como contó Leandro Renou en Letra P, a tirar puentes con ese espacio, porque tampoco son tontos y recuerdan que han hecho plata en los años sin lírica de cambio cultural. A lo sumo, volverán a pagar el cubierto que les vendía el lechero Ider Peretti en los Días de la Industria en Tecnópolis para sentarse a su lado, como hacía hasta el hoy unicornio modelo, Martín Migoya de Globant.

Pero también, ante ese escenario y con cualquier proyecto del #peronismoracional más verde de lo que desearían, muchos se apuran a activar una última operación para sostener a Cambiemos en la polarización contra Unidad Ciudadana: la candidatura presidencial de María Eugenia Vidal.

Es el sueño húmedo de más de un dueño de empresa, como se vio el martes pasado en el almuerzo que el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción le tendió en el Hotel Alvear. “Es mucho mejor que Mauricio, si hasta paga los certificados de obra antes del vencimiento”, pontificaba un constructor que por ahora viene zafando de la causa de los cuadernos de las coimas.

¿Se acuerdan de los cuadernos? Con el dólar caliente, todo se licúa. Cerró a $ 47, pero qué Paseo del Bajo, ¿eh? La inflación de alimentos en 64% interanual, pero qué bien quedó el Arroyo El Gato, ¿eh? La pobreza en 32%, pero salimos a bancar a Villar Cataldo, ¿eh? Suena a chiste pero así será el discurso de Cambiemos hacia las elecciones, como dijo la propia Vidal en Recoleta: “Combatir la pobreza es luchar contra el narcotráfico, poner asfalto y hacer cloacas, algo sólo posible porque recuperamos el crédito”.

El FMI y Wall Street se han vuelto  Agullas y Bacettis obligados en la campaña de los capos de la campañas.

El link “vuelta del crédito” con obra pública es lo máximo que le podés sacar de jugo al mundo financiero para hacer campaña en el Conurbano. Por lo demás, quién iba a decir que los que te financiaron a deuda limpia el sueño gradualista del cambio de modelo desde 2015 ahora alimenten a puro pánico y corrida las chances de la oposición. Es increíble hasta dónde paga esta administración el haber atado su suerte a la limadura de los bancos y fondos de inversión, ya sea por complicidad, dogma o incapacidad, o por un poco de cada una.

Porque como bien escribió Claudio Zuchovicky en La Nación el viernes, los reportes de entidades de Wall Street parecen hechos más para influir en precios y así comprar o vender, que para predecirlos. El Gobierno empieza a creer que si los mercados no le están haciendo una cama, al menos los están llevando a Arredo.

Así, dicen de todo para justificar sus movmientos: desde poéticas como la del JP Morgan, que escribe que la Argentina está en un “bucle de retroalimentación negativa”; u obsesiones como la de un capo de un banco de inversión global que cuando le preguntás “cómo sigue la cosa” la rosendofraguea: “El ruido va a seguir por las encuestas, porque el lunes (por mañana) sale la de Rouvier; la primera semana de mayo sale la de Synopsis y la otra, la de Management & Fit, y ahí se va a ver si tenía razón Isonomía con los nueve puntos arriba de Cristina o la de Elypsis, que mostraba todo más parejo".