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Ajuste

Un presidente audaz

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Cacerolazo. Son una advertencia de que los próximos cien días no serán fáciles para nadie. | Pablo Cuarterolo

El mensaje del Presidente anunciando con un DNU el comienzo del proceso de desregulación de la economía genera un debate creciente. Lo extraño no es el contenido sino el instrumento a través del que lo hizo.

A ello se suma  el marco interpretativo de los últimos cien años. Para él se habría tratado de una casta política que puso la razón de Estado por encima de los individuos, obligando a los mismos a delegar en ellos las decisiones. Y a través del Estado generar déficit fiscal en propio beneficio a costa de la pobreza ajena. Sin darnos cuenta, habríamos estado bajo un régimen colectivista. Casi una dictadura frente a la cual tendríamos el síndrome de Estocolmo. No hay allí discriminación entre coyunturas internacionales, gobiernos que emergieron por el voto cívico o dictaduras militares.

Si pensadores como Durkheim, Hobbes o Weber escucharan sobre la casi innecesariedad del Estado, tendrían bastante cosas para decir. Como pensar la interacción social sin un marco de leyes y valores que den un contexto a aquello que evita al hombre lobo del hombre comerse a otros, por referirnos al más básico de los pensamientos clásicos.

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Hay sectores de clase media  y trabajadores que miran asustados el ajuste  y las propuestas

También tendrían bastantes cosas para decir presidentes como Trump. Cuando amenazó a las multinacionales con subir los aranceles y volver a producir en el territorio nacional, no dando justamente una clase de liberalismo económico.

Resulta extraño el pensar que la dirigencia política quiso apropiarse de la voluntad de los ciudadanos.

Nuestra Constitución dice con claridad que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes. Allí entra con claridad el Poder Legislativo, que es parte de la dirigencia política. No se trata de exculpar a los políticos por los errores cometidos, que son muchos, por algo el electorado los castigó, sino de entender por qué hay dirigentes que se oponen al DNU aunque algunos estén de acuerdo con la orientación general de las medidas. No es solo el peronismo duro el que se opone. También sectores del radicalismo, gobernadores de partidos provinciales constitucionalistas, que poco tienen que ver con un pensamiento izquierdista, como Daniel Sabsay.

La jugada del Presidente es políticamente audaz. Pone en un brete a la dirigencia política, que debe decidir si, ante la falta de convocatoria al Congreso para discutir la derogación de mas de 300 leyes, hace sentir su cuestionamiento de manera efectiva o se queja pero deja pasar. Si deja pasar y la desregulación fracasa, serán cómplices del fracaso, y si es exitosa los laureles son para el Presidente.

Nuevamente una nueva era

En relación con el contenido, la sorpresa es relativa: una parte de sus promesas de campaña eran el libre comercio, la liberación de los precios, el convertir las empresas púbicas en sociedades anónimas para luego privatizarlas. Quizá muchos de los que lo votaron también esperaban el cumplimiento de otra parte de ellas.

Milei candidato les representaba un cambio total, les interesaban propuestas como terminar con la inflación, dolarizar la economía, cobrar en dólares, reducir los planes sociales, terminar con los piquetes. Ello en un marco general de que sería la casta quien pagaría los costos del ajuste.

Es lógico que este segmento del electorado crea que haya que darle tiempo al nuevo gobierno, mientras en paralelo recela que el ajuste caiga sobre ella. En el segmento de votantes que se sumó en la segunda vuelta primó el  rechazo a Massa. Y si bien no comparten del todo las ideas de Milei ,creen en muchas medidas que también propuso Macri.

Hay sectores de clase media y trabajadores que miran asustados el ajuste y las propuestas.

Los cacerolazos del jueves, aunque no representen en este momento a la mayoría social, son una advertencia de que los próximos cien días no serán fáciles para nadie.

*Consultor y analista político.