Desde hace tiempo insisto en la necesidad de una agenda federal para el país. Y ahora, cuando la descentralización del poder ha demostrado su eficacia en la lucha contra el Covid-19, aquí como en otras latitudes, urge reflexionar sobre el futuro.
Estas son mis 20 propuestas, que aquí solo puedo enunciar:
1-Cumplir los principios del sistema republicano y federal de la Constitución Nacional.
2-Terminar con el hiperpresidencialismo.
3-Fortalecer el rol federal del Congreso de la Nación y del Senado en particular.
4-Reafirmar el rol de la Corte Suprema de Justicia como garante del federalismo.
5-Promover un nuevo ordenamiento territorial del país que modifique la enorme concentración de poder político, económico, demográfico y cultural en el área metropolitana de Buenos Aires.
6-Sancionar la Ley Convenio de Coparticipación impositiva, de conformidad a los principios constitucionales.
7-Respetar los principios federales en la sanción anual de los presupuestos.
8-Federalizar el Banco Central.
9-Afianzar el federalismo de coordinación o concertación mediante un mejor ejercicio de relaciones interjurisdiccionales. Creación de una Asociación o Conferencia Nacional de Gobernadores.
10-Realizar una planificación federal para el desarrollo del país, con participación de los distintos niveles estatales.
11-Promover las regiones para el desarrollo económico y social.
12-Impulsar el nuevo rol de regiones, provincias y municipios en los procesos de integración nacional y supranacional.
13-Fortalecer las autonomías provinciales, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de los municipios.
14-Modificar o derogar la legislación centralista vigente y las políticas respectivas.
15-Federalizar la educación.
16-Ejercer un federalismo de concertación para la exploración, explotación y aprovechamiento de los recursos naturales.
17-Federalizar los servicios públicos de competencia nacional.
18-Afianzar los principios federales en la doctrina y organización de los partidos políticos.
19-Descentralizar e integrar el país en otros aspectos (infraestructura, transporte, comunicaciones y otros).
20-Trasladar la Capital Federal.
Por la máxima urgencia que la cuestión tiene, priorizo una de ellas: no se puede demorar más la sanción de la ley de coparticipación impositiva, que tiene casi 24 años de demora.
Las normas y parches transitorios que no resolvieron ni resuelven los problemas de fondo, han consolidado un unitarismo fiscal, ya que más del 80 % de los ingresos están en manos del Gobierno Federal, con dependencia de los otros órdenes gubernamentales.
Hay que resolver esta cuestión cumpliendo la Constitución Nacional, en su Art. 75 incs. 2, que fija responsabilidades al Presidente, a los Gobernadores, al Congreso y a las Legislaturas.
La integridad de la masa coparticipable debe restablecerse de acuerdo con dicha norma, para lo cual es menester derogar o modificar gran parte de las asignaciones específicas hoy vigentes. Luego, hay que fijar la distribución primaria y secundaria con base en los criterios constitucionales. En este sentido, resulta decisivo analizar las competencias, servicios y funciones del Gobierno Federal, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya que estos últimos niveles gubernamentales, además de los Municipios, son los que tienen mayores responsabilidades al respecto, comenzando por la salud, educación, seguridad y Justicia.
Un mayor reconocimiento de la participación de las Provincias y la Ciudad de Buenos Aires -que necesariamente debe repercutir después en la coparticipación a los Municipios-, hará relativamente más sencilla la discusión posterior sobre la distribución secundaria entre ellas y los gobiernos municipales.
Lo que he denominado “el triunfo del proyecto centralista” ha dado como resultado un país de enormes diferencias y desequilibrios, según los índices de desarrollo humano, de producto bruto o de ingreso per cápita, que es imperioso modificar. Estamos entre los países más asimétricos del mundo.
Los criterios de solidaridad exigidos por la Constitución deben respetarse, para “el logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional”. Hay ejemplos notables al respecto en otras federaciones como la canadiense, la australiana o la alemana.
Por cierto que es muy importante además el mejor ejercicio de sus respectivas potestades tributarias por parte de los diversos órdenes gubernamentales.
Para este debate complejo y decisivo, es imprescindible el ejercicio de una verdadera política arquitectónica que supere antagonismos partidarios, fortalezca relaciones interjurisdiccionales y posibilite un desarrollo equilibrado del país. Contamos para ello con especialistas e importantes estudios interdisciplinarios.
Así como se pudo lograr la sanción por el Congreso de leyes consensuadas de coparticipación como las 14.788 de 1959 y 23.548 de 1988, que significaron un notorio avance en las presidencias de Frondizi y Alfonsín, ahora puede hacerse lo propio, para la existencia de verdaderas finanzas federales.
Director del Instituto de Federalismo de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba
Profesor de las universidades de la UNC y de la UBA.
Convencional Constituyente de la Nación en 1994.