“Cuando empecé a hacer informalismo descubrí el azar, que es la cosa más maravillosa que existe. Algo que nos sucede a todos todo el tiempo, lo que pasa es que no nos damos cuenta. Entonces, empecé a mirar las cosas diarias desde otro punto de vista: pasaba por un árbol y veía cosas en su corteza, que eran fabulosas. Es una dimensión que está ahí pero no le prestamos atención. Y eso es lo que maneja mi derrotero todo el tiempo: qué es lo que voy a hacer en el arte tiene que ver con eso. Por lo general me zambullo sobre una posibilidad y eso es lo que me lleva a la etapa siguiente”, decía el gran maestro argentino.
Luis Wells vivió en Londres y Nueva York, pero eligió radicarse en Río Ceballos –zona elegida por muchos artistas donde construyó su casa taller, en el barrio Villa Catalina.
Una retrospectiva. En la ciudad de Córdoba, el pasado 10 de junio quedó inaugurada en la casa y museo del arquitecto y coleccionista Martín H. Lascano, una muestra retrospectiva del artista.
Si bien estaba previsto que Wells estuviera presente en dicha apertura, lamentablemente ya no estaba en condiciones de asistir a eventos. “Wells siempre fue mi artista preferido, me lo presentó el arquitecto Fancy Agustinoy y nos hicimos amigos. Le compré un par de obras y empezamos a hacer algunas cosas juntos. Cuando empecé a construir mi casa en Las Delicias, pensé en un espacio para poder exponer la obra de mi colección y lo empecé a pensar con Luis. Luego se fue haciendo cada vez más grande y terminó siendo un museo. Luis diseñó todo el revestimiento: la imagen exterior de la casa es una escultura prácticamente y dialoga con otra escultura que hizo Claudio Gómez, un artista cordobés, y convierten a la casa en una obra de arte”, rememora Lascano.
Otra de las cosas en la que trabajaron juntos fue el Toy instalado en la puerta del Museo Caraffa para la muestra ‘La fiesta secreta’. “Él quería tener un Toy gigante en la puerta del museo y yo se lo construí; tiene seis metros de altura. Estuvo instalado unos dos años ahí, después pasó a un barrio, luego a la Legislatura y hoy lo tengo en mi casa”, detalla.
Según Lascano, en la construcción de su obra Wells era extremadamente exigente pero un tanto improlijo en su cuidado posterior. “Terminaba una obra y seguía con otras cosas, no catalogaba. Hay muchos amigos de él que tienen obras suyas y hay un galerista de Buenos Aires (Daniel Maman) que tiene una colección muy importante de un periodo de Luis. Pero él no se quedó con mucha obra. Fue muy improlijo en el cuidado de su obra; tiene piezas por todo el mundo que ni él sabía”, advierte.
Y a modo de anécdota, cuenta: “Una vez estaba con él y le llegó una carta de agradecimiento del Moma y él no se acordaba que tenía obra ahí. Era muy desprendido”.
Hoy, una exposición en el museo que idearon juntos, da cuenta de todos los períodos de su obra: “Como ya tenía mucha obra suya le dije que quería poner solamente su colección en la inauguración, entonces empezamos a completar con obras de todos los períodos y pudimos montar esta retrospectiva, con unas 40 obras. La idea era que él estuviera pero lamentablemente su enfermedad no se lo permitió. Yo estuve con él hasta los últimos días. Me decía que iba a venir, estaba muy entusiasmado, pero no pudo levantarse de la cama”.
Luis Wells tenía 84 años y dejó un gran legado urbano en la provincia de Córdoba.
FACHADA. El revestimiento del museo de Martín Lascano es una obra de Luis Wells.
Luis Wells, un adelantado
“Tengo un grupo de amigos artistas con el que nos juntamos todos los miércoles para charlar e idear proyectos. Y lo invité a Luis a formar parte de ese grupo. Por supuesto que se convirtió en el Dios de los artistas porque todos tenían gran admiración por él”, dice Lascano.
Bohemio y un gran amante del arte, Wells era un apasionado por su trabajo: “Era una persona muy creativa, muy precisa, su obra es muy de avanzada. Siempre estuvo adelantado al período en el que hacía sus piezas y eso se ve desde que empezó con el Movimiento Informalista en el país, hasta las obras de la actualidad. Siempre fue un adelantado”.
SERPIENTE. La obra de 5,5 metros se erige en Rafael Núñez al 3800, Cerro de las Rosas.