A esta altura de diciembre, para algunas personas las escenas son conocida: regalos que faltan, una cena que se arma a las apuradas y la tentación de resolver todo con “alguna promo”. Para Mauro Mossuz, CEO de Clash, el problema es que muchas veces ese descuento que se ve “grande” en el anuncio termina siendo chico en la billetera, o directamente no aplica como uno cree. Por eso, plantea que la compra inteligente -la de último momento y la que sigue durante el verano- arranca por leer bien la promoción.
“Clash lo que hace es consolidar en un solo lugar todas las promociones que tenés con todos tus bancos y medios de pago”, explicó Mossuz en diálogo con After Office (FM 90.7), al presentar la app como un atajo para ordenar reintegros, cuotas y beneficios por rubro.
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El dato que cambia la cuenta no es el porcentaje
Mossuz advirtió que el consumidor suele guiarse por el número más visible del cartel y pasar por alto el detalle que define el ahorro efectivo. En su lectura, el ecosistema se llenó de reintegros con letra chica y ahí aparece la trampa más frecuente: el techo. “Estamos como programados para mirar el descuento, pero lo que tenemos que mirar es lo otro, es el tope”, remarcó.
La idea no es desconfiar de todo, sino entender cómo se financia ese descuento. Mossuz lo describió como una pulseada inevitable: del lado del comprador, la búsqueda de “ganar lo máximo posible”; del lado de bancos y comercios, un presupuesto que apunta a mover consumo estacional y que obliga a poner límites. Esa tensión, dijo, explica por qué las promociones “sin tope” aparecen, pero no se vuelven regla.
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Cuotas que vuelven y decisiones de temporada
Con la inflación más baja que en otros momentos, Mossuz señaló que la financiación vuelve a pesar en la comparación. Según contó, en estas semanas reaparecieron planes más largos en algunas entidades: “hay varios bancos que tienen nueve cuotas, alguno que aparece con 12, las seis ya es una fija”. En criollo, la recomendación es no decidir por reflejo: si el ticket es alto, conviene mirar si el reintegro tiene un tope que se alcanza rápido y, en ese caso, si un plan de cuotas termina rindiendo más.
La lógica se vuelve especialmente útil para dos rubros bien de temporada. En gastronomía, donde diciembre y enero mezclan salidas, reservas y delivery, el beneficio real suele depender de si el reintegro tiene un techo bajo que se agota con un consumo medio. En combustible, donde la diferencia se siente cuando se viaja o se carga más de una vez por semana, el “porcentaje” puede sonar tentador, pero el tope y la frecuencia de uso son lo que determina si vale la pena.
Más que perseguir descuentos sueltos, Mossuz sugiere usar la información para tomar decisiones simples: elegir el medio de pago que mejor rinde en cada rubro, evitar sorpresas en caja y, sobre todo, no confundir un buen titular con un buen ahorro.