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CÁMARA 2ª DEL CRIMEN

Agresor serial: un hombre recibió la cuarta condena por violencia familiar y de género

En el juicio, la fiscal Laura Battistelli describió su actitud “sostenida y sistemática” a lo largo de los años en perjuicio de su expareja y sus cuatro hijos, “víctimas directas”. La primera sentencia adversa a Jorge Pablo Vienna había sido por propinar lesiones a sus padres. En este nuevo juicio recibió 14 años de condena.

Violencia de género
AGRESOR SERIAL. En el juicio se comprobó que Pablo Vienna ejercía violencia física y psicológica en forma sistemática hacia su pareja y sus propios hijos. Nunca admitió responsabilidad por ello y siempre descargó culpas en ellos. | Cedoc Perfil

La Cámara 2ª del Crimen condenó a Jorge Pablo Vienna (42) a 14 años de prisión por graves y reiterados delitos, todos enmarcados en violencia familiar y de género en perjuicio de su expareja y sus hijos. Lo dramático del caso es la actitud “sostenida y sistemática” que mantuvo a lo largo de los años.

Los delitos por los cuales recibió la pena son numerosos: violación de domicilio, coacción agravada por el empleo de arma, desobediencia a la autoridad, amenazas, lesiones leves agravadas por el vínculo y abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de arma.

El tribunal estuvo presidido por la jueza Inés Lucero e integrado por Mónica Adriana Traballini y Gerardo Sebastián Romero. La fiscal, Laura Battistelli, llevó adelante la acusación y fue quien puso énfasis en la secuencia interminable de hechos violentos que protagonizó Vienna en relación a su familia, no tan sólo a quien fue su esposa sino también a los cuatro hijos de ambos, tres de los cuales son menores.

En casi todos los episodios que fueron juzgados fueron testigos o víctimas directas de las amenazas que él les profería anunciándoles que los mataría.

Cronología de terror. En el juicio que finalizó recientemente, se analizó una dramática secuencia de episodios.

El 16 de diciembre del 2020, a pesar de existir una orden de restricción establecida por un juzgado de Violencia Familiar, ingresó a la casa de la mujer, ella llamó a la policía y cuando llegaron los efectivos se escondió debajo de una ventana y la mantuvo amenazada con un cuchillo para que ella se desdijera de la denuncia y señalara que estaba sola con sus hijos. Horas más tarde, la cruzó en una plaza y le advirtió que asesinaría a su hermano.

El 5 de abril del 2021, regresó al inmueble donde vivía la mujer, agredió a uno de sus hijos empujándolo contra una piedra, lo trató de “mogólico” y lo tomó del cuello, causándole lesiones leves. Al día siguiente volvió y entró por el patio. Amenazó a otro de los hijos colocándole un cuchillo en el cuello. Cuando el mayor se dio cuenta de lo que estaba pasando, salvó a su hermano y Vienna reaccionó anunciándoles que los “mataría a todos”.

El 7 de abril, en la vía pública, se cruzó con su expareja y le reiteró agravios y advertencias de muerte. “Yo a vos te voy a matar, ya te acuchillé una vez, esta no fallo”, le dijo. Un episodio similar sucedió el día siguiente, culminando en un hecho de abuso sexual.

El 11 de abril del 2021, cuando ella realizaba compras en comercios, él la siguió para amedrentarla hasta que ella se subió a un remis y volvió a su casa.

El 14 de abril nuevamente ingresó a la casa para despotricar contra sus hijos y anunciarles que mataría a la madre. Dos días más tarde regresó y, una vez que la mujer despidió a los hijos que iban a la escuela, él le asestó un golpe en la rodilla con un palo de amasar, una patada en el estómago y la obligó a ingerir pastillas que ella logró escupir.

Esos hechos fueron los que motivaron el último proceso que culminó semanas atrás. Pero no fue la primera sanción penal que recibió

Vienna. Tenía antecedentes con sentencias que habían quedado firmes. A la primera la recibió el 16 de marzo del 2011 cuando la Cámara 4ª del Crimen lo condenó a tres años y cinco meses de prisión. Ese mismo año, en noviembre, otro tribunal –Cámara 8ª del Crimen– volvió a sancionarlo con siete meses de prisión La misma Cámara que lo juzgó el mes pasado, ya lo había tenido sentado como acusado en 2014. En esa ocasión, le aplicó una condena de tres años de prisión.

Y en 2017, la Cámara 4ª también lo juzgó y lo condenó a cuatro años de prisión. En esa ocasión le impuso, como medida de seguridad curativa, un tratamiento psicológico-psiquiátrico de contención y apoyo, con informes mensuales mientras dure el cumplimiento de la condena. Los jueces también establecieron que, cuando recuperara la libertad, debía continuar bajo tratamiento.

Laura Battistelli
VÍCTIMAS DIRECTAS. La fiscal de Cámara subrayó que los hijos de la pareja se convirtieron en víctimas directas de la violencia permanente, que dejó en ellos marcas y secuelas indelebles.

En el último debate, la fiscal Battistelli advirtió que la base de la violencia doméstica, familiar, está en la de género, de lo cual antes no se hablaba. Subrayó que, a lo largo de todo el proceso, Vienna “nunca reconoció la problemática” y “manipuló a los operadores judiciales, so pretexto de denunciarlos”.

Presentó denuncias a ocho personas en el expediente que se tramita en el Fuero de Familia. “Es la actitud después de ocho años de tratamiento penitenciario, este es el paisaje con el que hay que ver los hechos”, aseguró. “Ejerce violencia de género sostenida, sistemática y no tiene interés de cambiar, cuestionando permanentemente a la víctima”, dijo y recordó que las agresiones a su expareja fueron idénticas a las que le propinó a su propia madre.

En relación a los hijos, la fiscal aseveró que Vienna “se llevó puestas sus infancias”. “No es daño colateral, es daño directo”, refirió.

Respecto a la mujer víctima, tuvo una vida de vulnerabilidad. Su padre murió cuando ella era una niña, su madre estuvo ausente y vivió desde los 10 años en un convento de monjas, a cargo de una religiosa. A sus 19 años conoció a Vienna y al año siguiente tuvo su primer hijo. Desde entonces, su vida fue un infierno.

En los fundamentos, los jueces destacaron el concepto doctrinal sobre la “indefensión aprendida de la mujer” en casos crónicos de violencia de género. La mujer termina creyendo que nunca la podrá modificar y renuncia a cualquier cambio, conviviendo con el miedo durante su vida.