El ritmo descontrolado en que sube el dólar blue –fuerte referencia para amplios sectores de la sociedad, contra lo que intenta instalar el gobierno- y del ritmo país es inversamente proporcional a la capacidad de gestión del gobierno nacional para administrar una crisis que tiene una altísima explicación en la impericia política.
En resumen, a ese diagnóstico es al que llegan no solo analistas de la política y la economía, sino referentes del entramado productivo de Córdoba: agro, industria y la city, que se mueven al calor –o al frío – de las expectativas que, desde la política, alimentan y moldean todo tipo de indicadores.
El número que todos miran hoy y que despierta un abanico de suspicacias, versiones y trascendidos se convirtió en un talón de Aquiles para la gestión de la novel ministra Silvina Batakis y está siendo foco –por ahora sin éxitos- de sus micro medidas. En los primeros 22 días del reciente mes el dólar paralelo pasó de $238 a $338, $340, con momentos de cotización en torno a los $350. Se trata de una suba –o una depreciación del peso contra esa divisa alternativa- de más del 40%.
El otro termómetro para medir la misma patología también da mal: 160% de brecha con el TCO, en un valor que es récord en 40 años.
Las micro medidas de Batakis no han dado respuesta: suba al 45% de la percepción sobre el del dólar turista para las compras en exterior; suba del dólar oficial –a valor MEP- para los turistas que vendan divisas, límite para la tenencia de CEDEAR (papeles extranjeros cotizados en pesos) a empresas que acceden al mercado de cambios.
La tensión cambiaria no cede. Y el Central sigue con enormes dificultades para acumular reservas. En lo que va del mes el balance entre compra y venta de dólares da un rojo de US$ 900 millones.
Desafío Central. Mientras se esperan novedades de mayor grado para torcer las expectativas o al menos motorizar la liquidación de divisas –un dólar agro podría impulsar levemente las ventas del sector- el Banco Central de Miguel Pesce y el propio ministerio de Batakis tienen enormes desafíos.
Desde la firma bursátil Quinquela Fondos de Inversión plantean que el escollo principal tiene que ver con las presiones inflacionarias que se están observando en julio. Si se confirman las expectativas del mercado, el aumento de precios se ubicaría entre el 6,8% y el 7,5% mensual. Y eso implica un nuevo retroceso del tipo de cambio real, que ya perdió 9,5 puntos en lo que va del año.
“Luce cada vez más complejo lograr evitar que se siga atrasando el tipo de cambio real. A manera de ejemplo, si se cumple la aceleración inflacionaria de julio y luego se logra ingresar en un sendero gradualmente descendente, se necesita un ritmo de depreciación mínimo del 4,6% mensual para evitar que se siga deteriorando el tipo de cambio real multilateral. Siempre asumiendo que el dólar no se sigue fortaleciendo. Si en cambio se busca recuperar los casi 10 puntos de competitividad cambiaria que se perdieron en el año, el ritmo promedio debería ascender a 6,4% mensual. El problema es que la inflación elevada hace necesarios niveles de nominalidad cada vez más difíciles de sostener”, dicen desde Quinquela.
¿Arranca o no arranca? Desde el Consejo Profesional de Ciencias Económicas, su presidente, José Simonella plantea el enorme problema de ejecución que tiene la gestión de Alberto Fernández.
“Definitivamente el gobierno debe enfrentar el desafío de tranquilizar la economía con un plan integral, coherente en lo fiscal y monetario, consensuado al menos con parte del oficialismo y con decisión de que las medidas se ejecuten. Los anuncios estuvieron bien, pero la ejecución no arranca. Necesitamos un plan y que tenga el apoyo político necesario, al menos del oficialismo. Al gobierno le cuesta demasiado ejecutar”, comentó en diálogo con Punto a Punto Radio.
Y amplió: “Hoy tenés una crisis de tipo de cambio, una crisis de credibilidad política muy fuerte con un impacto muy alto en las expectativas. En términos relativos esté valor del dólar blue hay que ir a buscarlo a la híperinflacion del ´89. Si el gobierno no toma medidas esto se va a ir incrementando porque frente a la incertidumbre el argentino se refugia en dólares. De esto se sale con más política. A Batakis la pusieron en un tuit de Ceruttti, no tuvo respaldo ni apoyo político. Llegó 30 horas después de la renuncia de Guzmán y demoraron en armarle el gabinete. Sin consenso político esta crisis no se arregla. Con este tipo de crisis siempre sabes cómo empiezan, pero nunca cómo terminan”.
Enemigo preferido. El agro volvió a estar en el centro de la escena. En medio de rumores de la instalación de un tipo de cambio diferenciado que oscilaría los $190 para que el productor tenga mayores incentivos a liquidar, el ejecutivo nacional volvió a pegarle al sector. La denuncia política del presidente que manifestó que el agro especula y tiene guardados US$20 mil millones encendió respuestas de buena parte del sector.
Y también de la política. En Córdoba, el bloque peronista que responde al gobernador Schiaretti no se demoró en responder al presidente. “El Gobierno nacional busca permanentemente culpables fuera de su interna. Pero es esa interna la que hace que no exista gobierno y la causa por la cual no aciertan con ninguna medida, y de que el país esté como está”, plantea una parte del comunicado que firmaron los diputados Carlos Gutiérrez , Natalia de la Sota e Ignacio García Aresca.
En una misma línea, desde la Sociedad Rural de Jesús María, Pablo Martínez blanquea: “Ese gobierno logró algo que los productores a veces no logramos, a veces queremos hacer un cese de comercialización al mercado externo y no podemos hacerlo, pero este gobierno lo logra. El mismo gobierno te lleva a un cese de ventas entre comillas. En realidad es un error decir que no hay reglas claras, nunca tuvimos reglas tan claras como con este gobierno. Las reglas están clarísimas: nosotros producimos y ellos se quedan con el 70% de nuestro margen. El agro tiene las reglas clarísimas”, fustigó.
Devaluación ordenada o de mercado. En la industria de Córdoba se procesa la tensión de la macro según la espalda de cada compañía. Algunas paralizaron ventas por unos días ante la falta de precio de reposición claro, otros buscan alternativas de financiamiento para seguir operando sin comprometer capital de trabajo; la mayoría vende en cuotas para no paralizar su operación.
“Todos esperamos un giro político o un llamado de consenso amplio. Pero creo que tiene pocos visos de realidad. No va a suceder por las propias características del kirchnerismo. El kirchnerismo no admite ningún tipo de acuerdo si no se impone su propia voluntad. Todo lo que los teóricos o la oposición pueden pretender, consensos básicos, concesiones para acercar a una posición común creo que no se va a dar, estamos lejísimos”, plantea un referente de la industria de Córdoba que pidió reserva de su nombre.
“Quedan 18 meses de gobierno. Falta mucho, y si la apuesta del gobierno es estirar esta situación para que quede al próximo gobierno es muy complicado. No estoy hablando de un quiebre institucional, ni adelantamiento, no es prudente eso, pero hay una sociedad que esta sumando un hartazgo generalizado y es muy difícil”, señala.
Yendo a la crisis cambiaria apunta: “El gobierno esta empecinado en no devaluar el tipo de cambio oficial, pero está claro que es el camino que le está marcando el mercado. El mercado ya sabe que hay una devaluación y el mismo Pesce lo reconoce. El punto es que ahora, ni siquiera alcanza una devaluación porque el proceso inflacionario te la come. El tema es que si no haces la devaluación vos el mercado te hace una devaluación desordenada. Una devaluación sin plan de estabilización es inexistente. Con un grado de desconfianza tan alto y con una inflación y un tipo de cambio aumentando diariamente se van a seguir generando trastornos, vamos a ver menos oferta. Económicamente se ajusta por precio o se ajusta por cantidad, son leyes económicas, es así. No se puede actuar mágicamente sobre oferta y demanda”, completa.