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ANÁLISIS Y PERSPECTIVA

Argentina: distopía real

1-11-2020-Logo Perfil
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Una distopía o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable. El término (del griego) fue creado como antónimo de utopía, que a su vez fue acuñado por Tomás Moro y es el título de su obra, publicada en 1516. En ella describe un modelo para una sociedad ideal con niveles mínimos de crimen, violencia y pobreza. La primera utilización conocida del término fue proferida por Stuart Mill (en un discurso parlamentario de 1868). El vocablo estuvo relegado del diccionario de la Real Academia.

‘Un mundo feliz’, de Aldous Huxley; ‘1984’, de George Orwell, y ‘Fahrenheit 451’, de Ray Bradbury, son la trilogía fundacional del género distópico. ‘Tlön, Uqbar, Orbis Tertius’, el cuento escrito por Borges, ha sido errónea y fugazmente catalogado como distópico. Sucede que el cuento es tan amplio en su temática, que seguramente encontraremos una pizca de distopismo, pero en general pertenece a la literatura fantástica.

La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables. Surgen como obras de advertencia o como sátiras, que muestran las situaciones de un momento dado pero extrapoladas en finales apocalípticos.

Es más que seguro que ningún autor ‘distópico’ piense que el indeseable mundo imaginario sobre el que escribe pueda hacerse realidad: ¡craso error!

Formosa (‘que significa hermosa en portugués’) es la provincia que, quizás, exhibe la realidad apocalíptica del país. El Desempeño Provincial (Fundación Libertad -Rosario), indicador que se muestra desde 2005, asegura que es la jurisdicción con menor libertad económica en 15 años. La tasa de mortalidad infantil está entre las más altas de la Argentina. En la ciudad de Buenos Aires reciben la AUH uno de cada 10 niños, mientras que en Formosa la cobertura es uno de dos.  Más de la mitad de la población no alcanza un salario mínimo y/o es víctima de abusos de poder. Como en Uqbar, la cópula es abominable, ya que solo aumenta el número de pobres. El ‘Ministerio de la Verdad’ dijo en 2010 que la ciudad de Formosa tuvo el segundo índice de desempleo más bajo del país con un 2,2 %. Todos trabajan en ese y en el resto de los ministerios (Amor, Abundancia y Paz).

El heresiarca Gildo Insfrán, líder del partido Ingsoc, es el gobernador desde el 10 de diciembre de 1995: largo gobierno o ‘monarquía’ de características ‘feudales’, acusado de corrupción, de incrementar la dependencia de los formoseños hacia el sector público impidiendo el desarrollo privado y de disminuir al  Poder Judicial, para incrementar su poder político (ex ungue leonem).

Ciudadanos paraguayos cobran el ingreso familiar de emergencia (IFE) asignado por el gobierno orweliano; extranjeros, que, luego de cobrar un beneficio social en su país, perciben una ayuda económica de la Anses, reciben el IFE, jubilaciones, pensiones, AUH y otros beneficios sociales. Inclusive votan en Formosa.  El delito electoral-económico vive en ‘Oceanía’.

Paraíso del clientelismo político: en la ‘neolengua’, la entrega discrecional de bienes públicos por parte de Gildo, a cambio de apoyo electoral, es ‘ayuda social’.

No se busca la verdad, ni siquiera la verosimilitud, sino el asombro de la ‘hipnopedia’ asistencialista. La vida transcurre sometida a la inflexible autoridad del bienhechor como en la obra de Yevgueni Zamiatin.

Un escritor que se disponga a componer una obra distópica no necesita imaginar la sociedad ficticia indeseable: puede describir a Formosa, ‘la hermosa’. El símil de la guerra eterna de ‘1984’, o sea el poder eterno de Gildo, más que una distopía, es una utopía.

Gestor de patrimonios financieros y Contador Público
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