El sector agro-alimenticio cordobés se está enlazando a las tendencias globales de industrialización sustentable de modo acelerado, lo que coloca a la provincia entre los mercados con mayor potencial para crear cluster que vinculen cadenas de valor agrícolas, industriales, técnico-científicas y energético renovables. Estos cuatro eslabones son parte de lo que se llama “bioeconomía circular”.
En el marco del Segundo Foro de Líderes Empresariales Business 20, este tema cobró emergencia en el panel que abordó la “Agenda del B20 con Relación al Contexto Global”, del que participó Andrés Murchison (secretario de Alimentos y Bioeconomía del ministerio de Agroindustria de la Nación) junto a Pedro Villagra Delgado (diplomático y representante argentino ante el G20) Fernando Grasso (secretario de Industria de la Nación) y Daniel Funes de Rioja (Chair del B20).
“La bioeconomía es una nueva forma de organizar la producción agro industrial”, señaló Murchison. “Se deja de pensar en economías de escalas y se pasa a economías de locación, donde la aplicación de nuevas tecnologías permiten procesar todo en origen y con alto valor agregado”.
Según el secretario, esta concepción de la agroindustria deja de planificar el traslado de todo lo que se produce hacia los puertos, para pasar a diseñar complejos agroindustriales que agregan valor, generan inversión y crean empleo allí donde la materia prima se genera.
“Pero, además –señaló Murchison– la bioeconomía se vincula con la economía circular para generar altos impactos ambientales positivos”. En ese sentido enumeró la reducción de gases de efecto invernadero, la producción de energías renovables y el menor desgaste de la infraestructura disponible porque se reduce el flujo de transporte de granos.
La ciencia y la tecnología son fundamentales para resolver la ecuación de “producir más con menos”, implícita en el concepto de la bioeconomía. De acuerdo a esta tendencia, los procesos productivos requerirán una nueva base tecnológica y serán mucho más demandantes de conocimientos científicos para la investigación y el desarrollo.
Para Córdoba, esto significa una transformación radical desde el campo primarizado (sólo genera granos) a un campo técnico-digitalizado (crea productos de alto valor agregado); lo cual impone diferentes formas de gerenciar, de hacer alianzas entre las empresas y nuevos e inéditos tipos de empleos.
“Es necesario empezar a internalizar la innovación como un proceso para generar mejoras continuas pero también para crear nuevos negocios”, apuntó Fernando Grasso, secretario de Industria de la Nación. “Tradicionalmente, la innovación tenía sentido lineal y se apoyaba en investigación básica, ahora pasó a ser un proceso más dinámico y hasta anárquico, producto de múltiples factores, entre ellos las TIC (tecnologías de la información y la comunicación)”, agregó Grasso.
Sobre campo, esta realidad analizada por el B20 en Córdoba tiene ya empresas de referencias que van marcando el camino. Un caso es el de Porta Hermanos, con sus plantas de producción de bioetanol denominadas Minidest, que cambiaron el paradigma productivo y se enmarcan en el concepto de economía circular e integración agrícola, ganadera e industrial con un fuerte componente TIC´s.
Otro es el de INMET, que desarrolla organismos genéticamente optimizados para la producción de compuestos de alto valor agregado; sus soluciones reemplazan los productos químicos por biológicos sustentables y biodegradables, generando tecnologías inocuas para el hombre y amigables con el medio ambiente.
Si hay una hoja de ruta que hoy enlaza a Córdoba con la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 que promueve la ONU y que es parte de los debates del G20, tiene que ver con la posibilidad de ser un mercado potente en la construcción de una agroindustria sustentable.
“No sólo se trata de generar seguridad alimentaria sino de crear cadenas de valor e innovación y, con ello, los entornos para los empleos del futuro; al final, crecimiento económico que sea sustentable social y ambientalmente”, reseñó el embajador Villagra Delgado.
CLARO MENSAJE DEL G6: “REDUCIR LA PRESIÓN IMPOSITIVA”
Directo y contundente. Así fue el discurso de bienvenida al Business 20 que ofreció el vicepresidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Manuel Tagle, en representación del G6 Córdoba.
“Un 45% promedio del valor de los productos es carga impositiva”, dijo. Si esta presión no cede “el equilibrio macroeconómico no será sustentable”, advirtió Tagle y enfatizó que si los presupuestos públicos “no hacen el ajuste de modo gradual, cuidando la situación de los más vulnerables, el sistema lo terminará haciendo de modo violento”.
Ante un auditorio que estaba presidio por el gobernador Juan Schiaretti, Tagle llamó a los responsables de gobierno a “reducir el tamaño de los presupuestos públicos” y rescató la importancia de los Programas de Participación Público Privada (PPP) para desarrollar infraestructura con control del gasto público.
El empresario asumió también que llegó la hora de que las empresas enfrenten “desafíos y exigencias” encarando “reestructuraciones e invirtiendo” porque “el consumidor dejará de subsidiar a los productos”, dijo.
Atento a una realidad local que ya está envuelta en clima electoral y a una realidad internacional impactada por hechos como los que acontecen en Brasil y los riesgos de una guerra comercial global, Tagle lanzó conceptos contundentes: “El socialismo fracasó, el populismo también. El capitalismo es la única opción. Los países en desarrollo tienen que ser consecuentes con esta realidad y las naciones desarrolladas no tirar por la borda los logros conseguidos”.
“Hay que neutralizar la demonización que la izquierda hace” de las opciones que da el capitalismo, señaló; y concluyó: “Sed socialistas o sed liberales, pero no seáis mentirosos", citando al economista francés Jacques Rueff.
