El ingreso de drogas de diseño provenientes de Europa se produce, casi exclusivamente, por dos vías: los aeropuertos y las encomiendas postales. La utilización de escáneres con tecnología especial, permite detectar cargamentos en valijas que transportan personas (“mulas” en la jerga) contratadas especialmente para realizar esa tarea y los que son enviados por encomiendas o cartas.
En un expediente que se tramita en el Juzgado Federal 1, los abogados defensores cuestionaron que se haya abierto un sobre por la sospecha que despertaron las imágenes que devolvió el escáner. En realidad, personal de la Dirección General de Aduanas apartó una encomienda que llegó a Córdoba desde Holanda y, ante la duda del contenido, dio aviso a la Justicia. En Tribunales se abrió el sobre y en su interior se encontraron 51 pastillas de éxtasis. Así se inició la causa el 2 de mayo del año pasado, con participación de Aduanas y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
Durante la investigación se detectó que la persona a la cual iba destinada la encomienda recibió otros paquetes procedentes de Alemania, Bélgica y Portugal. Los hechos motivaron la imputación y el posterior procesamiento de Matías Halac Martínez y su pareja, Paola Casalis, por los delitos de comercio de estupefacientes, contrabando calificado en grado de tentativa y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
Los abogados defensores de ambos -Facundo Zapiola por Halac Martínez y Claudio Orosz y Ramiro Fresneda, por Casalis- apelaron esa decisión y cuestionaron la apertura del sobre con el éxtasis, por considerar que se había violado correspondencia epistolar, cuya privacidad está resguardada. También objetaron la apertura de un envío postal en Buenos Aires, porque no se hizo en presencia del juez natural de la causa. Al analizar los cuestionamientos, la camarista Graciela Montesi advirtió que, si bien el procedimiento no se hizo ante la presencia de un magistrado, sí se desarrolló bajo instrucciones que impartió el juzgado interviniente. Señaló que la medida no fue antojadiza ni arbitraria, contó con el conocimiento y orden previos del juez.
No es una carta. Uno de los aspectos más relevantes de la resolución de la Cámara Federal es la observación respecto a qué se entiende por correspondencia epistolar privada. Se lee “es aquella que involucra una comunicación de ideas, sentimientos, propósitos, noticias o cualquier otra forma de mensaje, extremos que no se han corroborado una vez abierta la misiva secuestrada”. En efecto, al ser abierta se halló éxtasis. Por esa razón, los jueces consideraron que el envío postal, en este caso, se hallaba sometido al régimen legal del Código Aduanero.
Las pastillas de drogas sintéticas llegaron acondicionadas en un envoltorio de plástico termosellado, en el interior de un papel carbónico y, a su vez, en una tarjeta tipo libro, todo contenido en un sobre blanco.
No era para consumo personal. El camarista Ignacio Vélez Funes, por su parte, realizó consideraciones sobre la cantidad de estupefacientes secuestrados en el domicilio de las personas procesadas. “Hace presumir que tendría como destino inequívoco su comercialización”, sostuvo el magistrado. “Cuesta objetivamente admitir que los imputados tuvieran tanta cantidad de pastillas diversas, entre ellas, la mayoría de éxtasis, para su propio consumo personal por los efectos químico orgánicos de MDMA; aún cuando nos encontremos frente a un adicto crónico y severo, el consumo no es mayor a una pastilla por semana por sus efectos en el organismo de una persona”, analizó Vélez Funes.
En los envíos postales se hallaron 91 y 51 pastillas de éxtasis, respectivamente, mientras que en allanamientos en los domicilios hubo un secuestro de 89 unidades. Con los argumentos mencionados, la Cámara Federal integrada por Montesi, Vélez Funes y Eduardo Avalos confirmó los procesamientos de Halac Martínez y Casalis.
