Con la carpa Leonor Allende a tope, el periodista y escritor José María “Chema” Forte presentó ‘Nada urge’, un testimonio escrito al calor de la fragilidad y la recuperación que invita a ‘bajar un cambio’ y cultivar la paz diaria. La actividad integró la grilla oficial de la Feria del Libro de Córdoba 2025 (hasta el 19 de octubre) en la Supermanzana de la Intendencia.
Antes de la presentación, de visita a los estudios de Punto y Aparte, Punto a Punto Radio (90.7), Forte explicó que el libro se originó durante las largas horas de diálisis y que su horizonte personal era “volver a Córdoba”. En la presentación del libro redondeó ese deseo y habilitó un intercambio con lectores que siguieron su trayectoria en la ciudad. El ‘Nada urge’, el autor retoma su experiencia límite —trasplante incluido— para levantar una ética del tiempo: apoyarse en la fe en la vida, asumir que no todo objetivo se cumple y agradecer a la familia donante.
Córdoba como territorio afectivo
Forte sostuvo su relación con Córdoba “viajando tres o cuatro veces por año”, además de temporadas de corresponsalía, y recordó su doble ejercicio de cronista: para España y para Córdoba. Esa trama vuelve una y otra vez en su escritura y en su agenda local.
Entre sus trabajos figura ‘Casas Museo de Córdoba’, junto al fotógrafo Fino Pizarro, presentado en 2017 y ligado al patrimonio local. Ese libro y otras colaboraciones prefiguraron su modo de mirar la ciudad.
— ¿Cómo pensás la fe y cómo se conecta con el origen de ‘Nada urge’?
— En ninguna religión, porque la fe no tiene por qué ser la fe en Dios, o en Alá, o en Yahvé; la fe es en la vida. Y también asumiendo, en muchos puntos, que si no conseguís el objetivo, ya está. Cuando nacemos sabemos que nos vamos a morir; lo mejor es prepararse uno mismo y preparar a los demás. Entonces, aquí hay capítulos de suicidio, una enorme cantidad de personas que terminaron de tener fe… Pero de lo que se trata es de mandar el mensaje de que hay una puerta que se puede abrir. En este caso, yo me estaba ahogando y vino una mano y me sacó del agua: fue el trasplante. Hace cinco años de esto. Si lo celebramos, también paremos un momento a pensar en la familia que perdió a su ser querido. Celebramos la vida y, si supiéramos quiénes son los familiares de la donante —por ley no se puede saber— sería para agradecerles, porque ese gesto te regala la posibilidad de volver a tener una vida.
—En esas larguísimas horas de diálisis, ¿qué anhelo te sostenía?
—En las larguísimas horas de la diálisis mi anhelo era curarme para venir a Córdoba. Otros querrán hacer una película en Hollywood; en mi caso era venir a Córdoba.
—¿Cómo es hoy tu relación con Córdoba y cómo trabajabas entre dos audiencias?
—Sí, viajo unas tres o cuatro veces por año. Y he vivido en Buenos Aires una temporada como corresponsal y lo hacía compatible con Cadena 3: hacía mis crónicas para España y también mis crónicas para Córdoba. Alguna vez, desde Madrid, me decían: “hablá para los españoles”, porque me salían argentinismos. Yo decía “ahorristas” y en España son “ahorradores”. Y cosas así que me decían “oye, tío, que estás hablando para la audiencia de España”. Pero ahora he elegido no visitar Argentina, sino visitar Córdoba. Y cuando el nefrólogo me dijo “estás recuperado, ‘hacé lo que más te apetece’, la respuesta estaba clara.
—Llegaste en plena coyuntura: Milei y el “caso Espert”. ¿Qué te disparó?
—Asistí en Madrid a la primera aparición mediática de Javier Milei en Europa Viva, de Vox, de hace dos años o tres, ¿no? Van a ser tres. Y ahí yo le miré y dije… bueno, pues fue cuando dijo lo de que un rico podía comprarle un riñón a un pobre; conmigo eso pinchaba un hueso. Me llamaron de una radio de Buenos Aires y me preguntaron si veía a Milei presidente y dije: “no”. Y luego no me volvieron a llamar nunca más de esa radio. Es que, sinceramente, no le veo como presidente. Le respeto, es el presidente de la República, le ha votado la ciudadanía, lo es legítimamente. Es el jefe del Estado argentino y como tal, hay que respetarlo. Y como tal, hay que pedirle respeto. Si tiene un caso de presunta corrupción, más que bien desde el minuto uno, tiene que tomar una decisión, porque no estamos hablando de una persona cualquiera del Gobierno. Hay problemas muy complejos en Argentina —como en España o en Estados Unidos— y las soluciones simples no existen: si empujás el auto, quizá arranque, pero no arreglaste el problema.
Una eternidad con forma de abrazo
—¿Cómo ves esta edición de la Feria del Libro?
—Hay menos dinero, pero hay más trabajo. La cuestión está en que cuando te falta un poco de presupuesto, hay que poner imaginación. Este año la edición de la Feria del Libro tiene una idea muy definida. Te gustará más o te gustará menos, pero para la plata que había, está muy bien utilizada. Hay encuentros jugosos —este fin de semana todo el operativo de Japón es superinteresante— y eso no es solamente con dinero.
—Un tramo futbolero: ¿qué te pasa con el Atleti y con Simeone?
—Es un error identificar fútbol con política. En el deporte ser segundo está fenómeno. El Atleti bajó a segunda división y no pasó nada; después subimos. Con Simeone hay sensatez: comprar barato, vender caro… y volver a empezar. Yo trabajo los fines de semana en la radio: entro a las 7 y hay una mesa de edición con mucha gente joven. El otro día propuse cambiar la sintonía de deportes por “cinco lobitos” después de un 5–0: en 64 años no había visto algo así del Atleti al Real Madrid. La última vez hacía 76 años. Igual, si mañana no nos clasificáramos, daría igual.
—Para cerrar: contanos de la tapa del libro.
—La tapa es tremenda. Si no te gusta, recortás en la parte del título, luego un poco más al costado y te queda un cuadro para el salón de Carlos Alonso…