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TORMENTAS E INUNDACIONES

Colegio de Ingenieros: “Córdoba debe repensar el manejo de riesgo hídrico en la ciudad, saltaron alarmas por todos lados”

La lluvia caída durante año nuevo puso de manifiesto varios problemas en la ciudad. El socavón que se produjo en una obra en Proaco o la inundación de la Cañada fueron los casos más visibles. Los técnicos piden revisar las obras de desagüe y que el agua tenga destino hacia los ríos y no vaya a los canales de riego.

Socavón obra de Proaco en Av. Vélez Sarsfield
Socavón obra de Proaco en Av. Vélez Sarsfield | Perfil Cedoc

Los cordobeses lo sabemos: cada vez que cae una lluvia de cierta magnitud tenemos calles inundadas. El fin de año fue noticia porque un tramo de una de las principales avenidas de la ciudad, la Vélez Sarsfield, perdió casi la mitad de su calzada. O, algo que parece pintoresco, fue ver a La Cañada completamente desbordada de agua.

Las precipitaciones del domingo pasado alcanzaron los 70 milímetros en pocas horas. Estas “tormentas" ocurren cada tres o cuatro años. Es decir que un intendente deberá afrontar un fenómeno climático como el vivido, al menos, una vez -o dos- durante su gestión.

En ese sentido, el Colegio de Ingenieros Civiles puso en “alerta a la población”. Reclama que el Ejecutivo municipal revea las normativas para las habilitaciones de nuevas construcciones, especialmente las vinculadas al uso del suelo para viviendas.

Ingeniero Javier Piccolo

“No pude ser que se construya un nuevo barrio y otro se inunde. Eso ocurre porque no se construyen o habilitan como dicta la normativa provincial. Se hace la vista gorda en la Capital, no pasa lo mismo en el interior”, destacó el ingeniero Javier Píccolo.

Para el especialista en riesgos hídricos, hay lugares que son aptos sólo para “plazas o estadios de fútbol, pero no edificios. Córdoba debe repensar el manejo de riesgo hídrico en la ciudad, saltaron alarmas por todos lados”.

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“Hay zonas que se puede repoblar y otras que no. Si se toman las precauciones necesarias se pueden hacer. Hay que habilitar con conciencia. No se puede primero construir y después ver qué pasa con las obras de desagües”, destacó.

La clave está en entender y direccionar el agua que suele generar fenómenos climáticos como el sufrido en año nuevo. “Ya le estamos dando caudal de agua a los canales de riego que se alejan de los ríos. Es una aberración que el agua del lavado de calles, que lleva de todo, llegue a un canal que regará una producción alimenticia. La provincia se calló muchos años la boca porque también es responsable. Eso es gravísimo”, alertó.

La luz de alarma del Colegio de Ingenieros

En un comunicado, el Colegio de Ingenieros Civiles expresó “su preocupación por las imágenes que daban cuenta de que -con precipitaciones de sólo 70 milímetros- el cauce de la Cañada se vio completamente desbordado en algunos tramos, llegando el agua a alcanzar la parte inferior de sus puentes”.

Para la entidad, la situación refleja la vulnerabilidad de la ciudad frente a las nuevas urbanizaciones que impermeabilizan el cauce de la Cañada, que llega a la ciudad con caudales extraordinarios que pueden convertirse en un problema si las lluvias son más torrenciales. “Esta situación refleja la necesidad de mejorar la infraestructura y también conlleva un riesgo para las edificaciones y vecinos”, expresó.

El derrumbe de la avenida Vélez Sarsfield

Para Píccolo, el derrumbe del paredón y parte de la avenida Vélez Sarsfield “dentro de todo lo que pasó en estas lluvias es menor. Lo más grave fue lo que pasó con la Cañada y lo que pasó en Villa el Chaparral, que pasa al lado del Hospital Misericordia. Por poco no se llevó el hospital. Hay preocupación con la gente y los cables cortados”, indicó

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Según su visión, lo que ocurrió en la obra del “Pocito” fue el exceso de agua que excedió a la calle y cayó al fondo de la edificación, generando que la tierra que contenía a los muros se convirtiera en barro y el hormigón perdió resistencia y sostén.

Para que esto no ocurra, es necesario que “se usen parcelas para hacer lagunas de contención en las nuevas urbanizaciones. Una parcela urbanizada genera el triple de agua que una sin urbanizar” y remarcó que la precipitación vivida “no fue una lluvia extraordinaria. Estas precipitaciones están estandarizadas, llegan en promedio cada dos o tres años. Son lluvias comunes. Ante esta lluvia común desbordó La Cañada”.

Para el especialista, hoy podríamos saber quién es el responsable de quedarnos sin parte de la avenida Vélez Sársfield. “Si eso hubiera estado en un buen proyecto de entubamiento hubiera estado registrado en la Municipalidad, como lo hacen Rosario o Buenos Aires, y hoy podríamos saber de quién fue la culpa. Una simple bolsa de nylon que tape una tapa de desagüe puede generar una tragedia”, apuntó.