En Argentina, la industria tecnológica se encuentra en plena expansión, convirtiéndose en uno de los motores económicos del país. Sin embargo, a pesar de los avances, la brecha de género en este sector sigue siendo un problema que limita el potencial de la industria.
Según datos de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), solo el 30% de las personas que trabajan en el sector tecnológico son mujeres, una cifra que refleja un desequilibrio significativo en comparación con otros campos laborales.
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Frente a esta problemática y luego de su paso por diferentes corporaciones internacionales, Soledad Salas creó MeT [Mujeres en Tecnología] una iniciativa diseñada para empoderar a mujeres en el sector tecnológico. Este proyecto busca crear un espacio inclusivo y de apoyo mutuo, donde las mujeres puedan desarrollarse profesionalmente y conectarse con otras líderes de la industria.
MeT tiene como objetivo principal reducir la brecha de género en un sector dominado por hombres. "Creamos un lugar donde las mujeres se sienten acompañadas, motivadas y con las herramientas necesarias para crecer y liderar en tecnología", dijo Salas en diálogo con Punto a Punto.
El proyecto incluye programas de mentoría, talleres de capacitación en habilidades técnicas y blandas y eventos de networking diseñados para fomentar el desarrollo profesional y la visibilidad de las mujeres en tecnología. Además, MeT trabaja con empresas y organizaciones desarrollando capacitaciones para generar entornos de trabajo más equitativos.
En 2016, Salas realizó una experiencia en México, donde colaboró con una organización de género y tecnología. A su regreso a Córdoba, comenzó a trabajar en el clúster tecnológico de la provincia, lo que la hizo adentrarse mucho más en el ámbito tech.
"Me di cuenta de que no había ninguna propuesta ni comunidad de género y tecnología en Córdoba. Así que decidí crearla y nació MeT en 2018. Iniciamos siendo 30 personas y en estos 6 años ya pasaron más de 9.000 mujeres por la comunidad", explicó Salas.
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Hoy MeT tiene base en Córdoba, pero su propuesta llega a todas las provincias argentinas, países de Latinoamérica e incluso a España.
"Logramos desarrollar un espacio seguro de mucha colaboración y contención entre pares. A raíz de ello, empezaron a sumarse muchas mujeres que buscaban una reconversión laboral, así que iniciamos con talleres, cursos y grupos de estudios en las distintas áreas que iban demandando", explica.
Gracias a distintos cursos, miles de mujeres que estaban desvinculadas de la industria tecnológica pasaron a ocupar un rol en este universo laboral.
"Hay pocas mujeres en roles de toma de decisiones"
Las estadísticas indican que existe una gran brecha entre la cantidad de hombres y mujeres ligados al mundo de la tecnología, tanto en el estudio como en la inserción laboral. Según los números que aporta la directora ejecutiva de MeT, en la industria, las mujeres son solo el 20% (contra el 30% del Cessi) contra el 80% de los trabajadores hombres. "Además, hay pocas mujeres en roles de toma de decisiones".
Al ser consultada sobre las posibles causas de este fenómeno, la fundadora de MeT sostuvo que es una problemática multicausal, con un fuerte componente cultural, que hace que la brecha de género se replique, a lo que se suman otros factores organizacionales. "Las carreras y los roles están estereotipados. Desde chiquitos aprendemos que una determinada actividad es de varones o mujeres, y eso va limitando la vocación, los intereses", expresó.
"Gran parte del trabajo que realizamos en MeT está orientado a generar un cambio cultural dentro del ecosistema tecnológico. La brecha de género no se debe únicamente a que las mujeres no se involucren en tecnología, sino a que enfrentan más obstáculos que los hombres. Este fenómeno es cultural y atraviesa todos los sectores. Existen sesgos inconscientes, estereotipos y un ambiente hostil que normaliza la desigualdad", señala Salas.
Un dato clave que aporta Salas es que muchas mujeres ingresan al sector tecnológico a través de la educación no formal. Mientras que el número de inscripciones en carreras universitarias se mantiene estancado, hay un notable aumento en la matriculación en tecnicaturas. Este dato es crucial para entender las diferencias en el tipo de formación al que acceden las mujeres y las oportunidades que se les presentan. Además, cuestiona el mito de que a las mujeres no les interesa la tecnología, al evidenciar que el problema radica en las barreras para acceder a la educación formal.
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"Las empresas suelen buscar perfiles más senior, lo que genera una problemática adicional. Hay una mayor cantidad de mujeres en posiciones de nivel bajo, donde la transición hacia roles de liderazgo es mucho más compleja y lenta en comparación con los hombres. Las mujeres siempre tienen que demostrar más que los varones para ser consideradas aptas para ocupar puestos de alto rango", añade Salas.
Además, de cada diez mujeres que trabajan en tecnología, solo cuatro acceden a roles de programación y funciones técnicas. La mayoría se encuentran en posiciones de menor jerarquía, menos técnicas y con ingresos más bajos.