Perfil
CóRDOBA
Carta a Maradona

Compadre

Daniel Valencia (*)

Daniel Valencia
ABRAZO DEL ALMA. María Inés Valencia, su padrino Diego Maradona y su papá Daniel. | CEDOC PERFIL

Le escribo desde acá con la esperanza que, desde el lugar donde esté, me pueda leer. Ayer apenas me enteré de lo que nunca quise creer, lo primero que hice fue buscar la vieja filmadora que llevé la última vez que fui a verlo a Cuba. ¿Se acuerda? 

Nadie jamás sabrá lo que pasamos juntos aquellos días, lo doloroso de la soledad que envolvía el lugar ni la desesperación de querer salir pero no encontrar escapatoria. Sin embargo, eso no es lo que busqué al ver el video. 

Yo lo recordaba pero no lo había repetido nunca. Tal vez porque siempre pensé que los mejores recuerdos los guardamos en la retina y quise quedarme con esa imagen. No obstante, un alma rota no entiende de conceptos y tuve que volver a verlo porque lo necesitaba, porque quería recordar ese momento, porque intentaba –vanamente- curarme el corazón.

Ud. me filmaba cuando yo cantaba (Sandro, para variar) y yo lo filmaba a Ud. Lo hicimos en todas las concentraciones y aún en épocas en que no existían las filmadoras los karaokes no faltaban.

Pero hay un fragmento de 15 segundos que no puedo olvidar. Ud. cantaba “Sentencia” y cuando decía “seré el compañero que no desmaya / cuando venga el tiempo de los reveses / nos levantaremos una y mil veces /  ganaremos una y otra batalla “, me miró, yo lo miré, solté la cámara para darnos un abrazo muchísimo más fuerte que el famoso “Abrazo de gol”.

Porque lo nuestro fue más allá de una cancha de fútbol, porque sí, es cierto, nos divertíamos un montón y amábamos lo que hacíamos.

Hoy el mundo lo recuerda con hazañas y gestos heroicos e inolvidables. Y sí, todo eso es cierto. Ud. fue el mejor jugador del planeta pero aquí nadie me devuelve a mi amigo y el abrazo de gol podrá darse entre éste y el otro y si tenemos suerte podremos repetir algún gol maradoniano. Pero acá, dónde quedamos los mortales ya no podré volver a abrazarlo y eso es lo que más me tortura. 

¡Ya no podré devolverle la pared, compadre! ¿Cómo hago hora? Si desde que lo recuerdo las paredes se hacen entre Maradona y Valencia. ¿A quién se la voy a dar si no es a Ud.? Quizá sea por eso que fui a ver el video, necesitaba de alguna manera volver a abrazarlo.

Desde acá seguramente todo sea un poco más difícil, como siempre fue cuando Ud. salía de la cancha. Pero su equipo (los de siempre) seguiremos aguantando y tratando de disfrutar el partido.

¡Cómo lo voy a extrañar, compadre! Sé que todavía es muy pronto como para que el tiempo logre amainar el dolor, pero tengo miedo que no ocurra. Siento un vacío imposible de llenar porque de alguna manera, entiendo, se fue con usted.

Perdóneme si le escribo esto y no lo lee, pero necesito desahogarme de alguna manera. Son las 3.15 AM y no puedo pensar en otra cosa. No pude hablar en todo el día, recién ahora estoy intentando descargarme y aun así encuentro enormes dificultades. 

“Si todo vuelve cuando más lo precisás, nos veremos otra vez”. Lo quiero mucho ¿Sabe? Le deseo con el corazón roto la paz que en este mundo no pudo tener. ¡Hasta siempre, compadre!


(*)  Exfutbolista. Campeón en Argentina 1978 y compañero de Maradona en España 82. Publicó esta carta de despedida en su cuenta de Facebook. Diego era el padrino de su hija María Inés.