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CRIMEN DE NORA DALMASSO

Cuáles son los escenarios posibles que enfrenta Macarrón en el juicio

Es clave la posición del fiscal Rivero. ¿Absolución, autoría solo intelectual o también material? La defensa comenzó a mostrar sus cartas. Prensa limitada y jurado apartado, en la primera semana.

Marcelo Macarrón
EL JUICIO. Marcelo Macarrón es el único acusado del crimen, como instigador. En su declaración atacó la acusación y dijo que es inocente. | Cedoc Perfil

¿Nora Dalmasso podrá algún día descansar en paz? ¿Quién o quiénes bregarán por eso? Pasaron 5.594 días desde que fue asesinada. Las marchas y contramarchas de la investigación judicial anestesiaron a la sociedad que descree, en su mayoría, de la posibilidad de que el juicio al que es sometido el viudo, Marcelo Eduardo Macarrón (58), pueda arrojar luz sobre lo que realmente ocurrió en la madrugada del 25 de noviembre de 2006 en la casa que habitaban en el country Villa Golf Club de Río Cuarto.

Con la audiencia abierta, habrá sentencia. Pero lo más probable es que el fallo no se convierta en la respuesta al reclamo de justicia plena.

Por el paso del tiempo, aunque aparezca un confeso autor material del crimen de Nora, ya no habrá posibilidad de investigarlo. El único y definitivo acusado es Macarrón como instigador del homicidio. Se enfrenta a tres escenarios: la condena por la misma acusación con la que está sentado en el banquillo; por una calificación diferente como podría ser la autoría material del crimen si el fiscal pide el cambio, o la absolución total. La segunda alternativa mencionada ha sido casi descartada por el fiscal de Cámara, Julio Rivero, en la presentación inicial del caso.

No exento de polémicas, el juicio arrancó el lunes pasado. Un rosario de protestas de periodistas marcó el inicio por las inusitadas restricciones que les había impuesto el tribunal para desarrollar su trabajo. No se pudo ingresar con teléfonos a la sala, aunque estuvieran apagados. Hay un espacio en el piso superior con transmisión de imagen y sonido por circuito cerrado. El primer día, no hubo conexión de WiFi.

La audiencia se realiza en la Cámara 1ª del Crimen de Río Cuarto, integrada por Daniel Vaudagna (presidente), los jueces técnicos Natacha García y Gustavo José Echenique Esteve, más ocho jurados populares titulares y 16 suplentes. Sabiendo que sería un proceso largo y complejo, adrede eligieron el doble de ciudadanos para suplir cualquier ausencia. Como todo juicio, es pura dialéctica entre las partes.

El único acusador es el fiscal, Julio Rivero. No hay querella particular porque la madre de la víctima renunció a su rol de acusadora privada y, tras sufrir un ACV dos años atrás, no estaría en condiciones de declarar. La defensa está a cargo de Marcelo Brito.

Ante los jueces legos, Rivero y Brito presentaron sus perspectivas del caso. El defensor cuestionó la acusación por “adolecer de graves falencias” y la calificó de “mamarracho”. El fiscal, por el contrario, la sostuvo. Y esa fue la primera novedad. Podría haber desistido.

La defensa atacó la acusación y plantó un sospechoso. Al día siguiente, el acusado fue el protagonista. Las crónicas de quienes pudieron ver y escuchar la declaración de Macarrón detallaron sus lágrimas y el relato de sus “padecimientos” desde el momento en que encontraron el cuerpo de Nora. Depresión, medicación e intentos de suicidio, fueron algunos detalles de la narración. Por el crimen, apuntó sin nombrarlo a un amante de su esposa. Como acusado no está obligado a decir la verdad.

Facundo Macarrón
FACUNDO MACARRÓN

El miércoles comenzó la ronda de testigos –hay 300 anotados– con Facundo y Valentina Macarrón, los hijos de Nora y Marcelo. Fue el episodio subsiguiente al relato de su padre. Reiteraron sus padecimientos y describieron vínculos familiares armoniosos, algo que pusieron en duda no pocos testimonios durante la instrucción y contradice la afirmación de amantes que rodeaban a su madre. Señalaron a uno en particular como sospechoso: Miguel Roher, el ‘Francés’.

A pesar de que nunca estuvo imputado, su nombre no era una novedad para la causa judicial. Había sido investigado y los resultados genéticos descartaron su presencia en la escena del crimen. Fueron las primeras cartas que mostró la estrategia defensiva: apuntalar la hipótesis de un sospechoso ya conocido, a sabiendas de que será imposible investigarlo y de que no hay rastros de ADN de su presencia aquella madrugada en la casa de Villa Golf Club, donde mataron a Nora.

Valentina Macarrón
VALENTINA MACARRÓN

La otra apuesta fue mostrar a los jurados el rostro más doloroso de la orfandad y la viudez tras una muerte violenta.

Si el fiscal Rivero persiste hasta el final en acusar a Macarrón –con la misma o diferente calificación legal– serán los ciudadanos comunes los que inclinarán la balanza hacia la inocencia o culpabilidad de Macarrón. De ahí la importancia de cómo se presenta cada testimonio y se analiza cada prueba en la audiencia oral. La emotividad activa las fibras íntimas de cualquier audiencia.

El jueves ocurrió algo llamativo. El tribunal apartó del juicio al jurado suplente Luis Moressi. El día anterior, cuando ya había concluido la audiencia, en la explanada exterior de tribunales, Moressi se acercó a Facundo Macarrón y le entregó un papel con un mensaje. Fue advertido por otro jurado que comunicó la novedad a la Oficina de Jurados y esta a la Cámara. Por pedido del fiscal y del defensor no integra más el tribunal. Pero no sufrirá ningún tipo de sanción.

Nora Dalmasso
NORA DALMASSO. Fue asesinada el 25 de noviembre de 2006 en su casa de Villa Golf Club en Río Cuarto.

PERSPECTIVA DE GÉNERO

Fiscal Rivero: “El asesinato social de Norita

A Nora Dalmasso la asesinaron cuando no existía en Argentina una calificación específica para las violencias cometidas contra las mujeres. En la presentación del caso a los jurados populares, el fiscal de Cámara, Julio Rivero, destacó no obstante la necesidad de abordar el juicio con perspectiva de género, aunque no pueda aplicarse la figura del femicidio por haber sido incorporada a la ley argentina años después del crimen.

Y puso ejemplos retóricos –aunque reales– del modo en que fue revictimizada, según prejuicios “machistas y patriarcales”. Para ello, habló de las múltiples muertes de Nora Dalmasso y del “asesinato social de Norita”. Aclaró que el nombre en diminutivo fue para menospreciarla. “

Con una clase magistral de sexo sádico con un maniquí, la estábamos matando”. “Con el dicho ´Yo no estuve con Norita´, la estábamos matando”, repitió. Así se refirió a la profusa cobertura mediática que despertó el crimen.

Lo que habría que agregar a la alocución del fiscal es que, además del morbo excesivo de programas televisivos y crónicas gráficas y radiales de aquellos tiempos, fueron las usinas de información –policiales, judiciales y los entornos de los protagonistas– las que se encargaron de montar la hipótesis de un crimen sexual. La primera versión que se echó a correr fue la muerte en el marco de un juego amoroso.

El fiscal pidió perspectiva de género. Se verá si se cumple en el desarrollo de la audiencia. Apenas iniciado el juicio, fueron los propios hijos quienes cargaron a la madre con la mochila del amante. Facundo llegó a contar que días antes del crimen le propuso ir a Río Cuarto para visitarla y ella le dijo que tenía compromisos, dejando entrever algún encuentro clandestino.

Sobre la mecánica de la muerte, Rivero puntualizó que “a Nora la mataron a traición cuando estaba dormida, desnuda en la cama de su hija”. Dijo que probará que “ella no esperaba a nadie y recibió la visita inesperada del asesino”.

También adelantó que en el juicio se verá que el homicida “no era un psicópata sexual, ni un loco”; que “el móvil de la muerte no es sexual, ni fue como ocasión de robo; el móvil es personal”. Y también subrayó un aspecto de la acusación: Macarrón fue el instigador, no el asesino.

Diferenció, con una pintura alusiva a Caín y Abel, al asesino del homicida para señalar que Macarrón no materializó el crimen, sino que montó el plan permaneciendo a 1.500 kilómetros de distancia de su casa, donde participaba de un torneo de golf en Uruguay.

ADN Macarrón. En la acusación formulada al elevar el expediente a juicio, el último fiscal instructor, Luis Pizarro, le bajó el precio a las pruebas genéticas. Una de las principales idas y vueltas del expediente fueron los análisis de ADN.

A pocos meses del homicidio, el 20 de julio de 2007, se informó que las huellas encontradas pertenecían a la familia Macarrón. Se señalaba a Félix, padre del viudo. De ahí en más fue un derrotero de pruebas, contrapruebas e interpretaciones. Pero no se encontraron huellas y rastros genéticos de otras personas.

En la acusación formulada para este juicio se lee:

“Era altamente posible la presencia de ADN de Marcelo Macarrón en las muestras analizadas, no representando ello un indicio de su presencia respecto la ejecución material del homicidio”.

¿Es posible cambiar esa interpretación durante el juicio? El penúltimo fiscal investigador, Daniel Miralles, mantuvo la hipótesis de la autoría material del homicidio por parte de Marcelo Macarrón. Se basó en las pruebas de ADN y montó un posible viaje relámpago Punta del Este-Río Cuarto-Punta del Este en pocas horas. Pero esa teoría se desvaneció y Miralles terminó apartado de la causa.

 

Testigos y días de audiencia

Además de los hijos, Facundo y Valentina, la semana pasada prestaron declaraciones testimoniales Adrián Radaelli, vecino de la casa donde fue hallado el cuerpo de Nora; el excuñado de Macarrón, Néstor Suárez; el guardia del country, Santiago Gattica, y el oficial inspector Sergio Liendo.

De aquí en más, la audiencia se extenderá los días martes, miércoles y jueves de 9 a 15. Para el martes próximo fue citado el hermano de Nora, Juan Dalmasso.